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El pequeño ruido de algo metálico chocar con otro metal me despertó de mi sueño. Mi cabeza dolía a horrores, esta una habitación bastante oscura por lo que no podía ver casi nada más que unas pequeñas rejas donde la luz era casi inexistente.
Respire muy hondo y me levanté para saber donde estaba pero unas cadenas sostenían mis manos y mis pies con fuerza, y cuando sentí un enorme frío me di cuenta que estaba desnuda en un cuarto desconocido y horrible.
No, no no esto no puede estar pasando... dime que no me han secuestrado y violado... oh no por favor no...
Mis ojos me picaban al pensar en ese maldito sentimiento y en cuanto sentí que las lágrimas caían recordé lo que pasó, aun así mis ganas de llorar aumentaron al darme cuenta que estaba alejada de todos mis seres queridos, de Rosé, de Irene, de Lisa... de Jennie. Quería salir lo más rápido posible de aquí e irme sana y salva, pero aquí no había ni puertas...
Me senté y abracé a mis piernas pensando que hacer, como debía reaccionar a este tipo de situación. Pero estoy segura que de aquí no salgo, y tampoco nada me va a intentar buscarme... no había nada que hacer al respecto más que lamentar mi existencia.
Pero todo pasó tan... rápido. Alguien me había agarrado la noche anterior -o eso quiero creer-, me puso un pañuelo con un olor a alcohol extraño en mi nariz y luego no vi nada más. Me resultaba extraño este tipo de cosas en la universidad, más cuando hay guardias y policias vigilando todo... pero ahora estaba perdida, quizá estaban por venderme a los prostíbulos y obligarme a tener relaciones con cualquiera por una paga miserable, o intentarían violarme para luego matarme y tirarme por una carretera vacia, y el estar desnuda me hace pensar que eso ya iba en sus planes.
Tenía tanto miedo de morir y no haber pasado el resto de mi vida con Jennie, haber tenido hijos con ella y cuando seamos viejitas estar hasta que la muerte nos separe... yo no quería que esto pasara...
El ambiente era oscuro, frío y muy húmedo, mis lágrimas no me permitian ver más que eso. Sentía frío, mi piel erizada por los escalofríos que me tenía este cuarto, el piso estaba húmedo y en algunas partes algo verde... no me gustaba nada, quiero irme con Jennie... la necesito...
No se cuanto tiempo estuve llorando, pero me sentía cansada y sin ganas de levantarme a inspeccionar el lugar. Solo quería llegar a casa, ver a mis seres queridos y abrazarlos hasta quedarme sin aire. Pero más anhelaba los brazos de Jennie, esos que te hacen sentir protegida ante cualquier cosa que pase, sientes que los tienes todo cuando estás con ella... oh, me siento en el paraíso...
Pero yo no la voy a volver a ver, y quizá ya se haya cansado de mí...
Un ruido metálico rebotó por toda la habitación, haciendo captar mi atención a la puerta que es donde se originó. Un extraño dolor en el cuerpo se alojó cuando me moví un poco, realmente estaba cansada y no quería saber nada más que interponga esta situación. La puerta fue abierta y con ello entró un chico con cara de bebé, y su rostro se me hacía muy conocido. Sentía que lo conocía o que lo había visto alguna vez en mi vida, porque yo nunca olvido los rostros de las personas.
