Capítulo 10

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-¡CELADORA!- exclamo mientras corro a su lado.

No lo había notado, pero estoy llorando. Las lágrimas calientes bajan por mis mejillas sin control. No soy capaz de despegar la vista del agujero sangriento de la frente de la celadora. No soy capaz de mirar a Hopkins.

No sé cuánto tiempo paso llorando en el suelo junto a la celadora, pero cuando las rodillas se me empiezan a entumecer, Kentran se arrodilla a mi lado.

-Lo siento mucho, Ishy- me dice apretándome la mano-. ¿Quién era?

Su pregunta me convierte en un mar de lágrimas. Kentran me abraza con suavidad.

-Ya está, tranquila, imagino que es duro para ti recordarla. No te preocupes, al decir su nombre honras su memoria.

-Dios mío, Kentran... No puedo hacer esto, no te va a gustar nada saber quién es.

-¿Por qué? No la había visto en mi vida- su expresión es tan sincera que me pone los pelos de punta.

Lo miro a los ojos y él me sonríe. Suspiro y digo con la voz entrecortada:

-Kentran, es tu madre.

La sonrisa se borra de golpe de su cara.

-¿Qué? ¿Es broma, no?- dice Kentran, incrédulo.

-¿Tengo pinta de estar de broma?

Él abre mucho los ojos.

-¿Mi... mi madre?- balbucea.

Se acerca a ella y la mira con los ojos vidriosos. Por un instante pienso en lo que hubiese pasado si aún respirara. Ella podría haber visto a su hijo por última vez, podría haber muerto con su único deseo cumplido. Pero esta vida no es un cuento de hadas, ni se le parece. La celadora Brinson está muerta y con ella ha muerto el único recuerdo de su hijo. Kentran empieza a llorar en silencio. De vez en cuando, murmura "¿por qué?" y yo no puedo hacer otra cosa que mirarlo sin decir nada.

Por fin me atrevo a mirar a Hopkins. Sigue de pie, con la mano caída aún sosteniendo la pistola. Tiene la mirada vacía clavada en el cuerpo de la celadora Brinson. Me levanto y me acerco a él.

-¿Que ha pasado?- susurro con la voz apretada.

Hopkins me mira con los ojos desencajados.

-Sabía que Jack estaba aquí, vine a...- "matarlo" pienso- En fin, vine aquí, tiré la puerta abajo y cuando entré, él estaba acurrucado en una esquina y en el suelo estaba Berta, muerta- se le rompe un poco la voz-. Le obligué a contarme qué había pasado, él me dijo que no sabía nada, que a Berta la mató el soldado que lo encerró; se levantó y se acercó a mí, tenía un cuchillo, me habló de Maryan, me dijo que nunca me quiso de verdad, me llamó cobarde por haberla dejado sola... yo... iba a matarme y... disparé.

Miro a Jack, agonizante en el suelo, pienso en mi padre, en el odio que destilaba cuando hablaba con Jack, pienso en mi madre. Sin decir palabra, respiro hondo y cojo la pistola de la mano de mi padre. Me acerco a Jack y apunto a su cabeza, lo miro a los ojos. Mi mano tiembla.

Tiene los ojos brillantes y una sonrisa en la boca.

-Tu madre- dice con la voz susurrante-me amaba.

-No te atrevas a hablar de ella.

"No lo pienses" me digo a mí misma. Cierro los ojos y con la mano aún temblando, aprieto el gatillo.

Kentran me mira con los ojos muy abiertos y la muralla de hielo que me había formado se rompe en pedazos.

Deep #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora