Capítulo 29 (Leo)

156 15 15
                                    

"Todas las cosas que al mar tiramos, nos la devuelve siempre la marea. Sobra la luz que me hace ver todo lo que yo escondía. No sé seguir, no sé volver"

Sobra la luz (Fito y Fitipaldis)

Salgo de la cama con mucho cuidado de no despertar a Ishy. Después de contarle lo que Hopkins me había dicho, me pidió que me quedara con ella. Ni si quiera se me pasó por la cabeza decirle que no. Es más, tenía en mente pedirle que me dejara quedarme, pero se habría asustado o algo, así que decidí no hacerlo. Pero cuando ella me lo dijo, vi el cielo abierto.

Por primera vez en mi vida, simplemente dormí con una chica. Y no me costó nada conciliar el sueño. En seguida me acostumbré al ritmo de su respiración y me quedé dormido.

Abro la puerta con sigilo y echo una última ojeada a Ishy. (Pero qué mona está cuando duerme...).

Cierro tras de mí y me encamino a la puerta principal de la casa. Antes, el idiota de Brinson ha interrumpido mi conversación con Hopkins, pero estoy seguro de que ahora estará aquí, esperándome.

Efectivamente, tras la puerta me encuentro con el rostro de Hopkins, que me mira sin sonreír, con su gesto adusto de siempre.

-Buenas noches otra vez, Leonard- me dice.

-Buenas noches, viejo- respondo-. Siento lo de antes, Brinson es idiota, no volveré a permitir que me siga.

-Lo sé- dice, y en su tono distingo sinceridad-. Pero no culpes al pobre Kentran, es un buen muchacho. No como otros- añade irónicamente.

-¿Qué insinúas?- inquiero, malhumorado.

-Respóndeme tú, ya que te das por aludido.

-Yo no me he dado por aludido, viejo.

-Sí lo has hecho.

-¿Y qué más dará?- exclamo, casi gritando- Brinson me ha seguido, no volverá a ocurrir. Según tú es un buen muchacho, en mi opinión es idiota, punto.

-Sí, y como lo digas más alto vas a poder pedirle opinión a él mismo.

Resoplo y me tranquilizo.

-Lo siento- digo a regañadientes-, no debería haber gritado.

-Cierto, no deberías. Pero tenemos asuntos más importantes que tratar, aunque lo primero es lo primero,- Hopkins se acerca un poco más a mí, me coge del cuello de la camiseta y me pone contra la pared- ¿qué te dije con respecto a mi hija, pimpollo?

Pongo los ojos en blanco y repito sus palabras como un papagallo.

-Que si la tocaba, me partirías las piernas.

-¿Y qué me dijiste tú?

-Que no sabía qué clase de hombre te creías que era y que por supuesto que no iba a ponerle una mano encima.

-Bueno, pues ahora dudo aún más de qué tipo de hombre eres. ¿Cómo te has atrevido a...?

-¿A qué?- digo con voz desafiante- ¿A enamorarme de ella? Vamos, viejo, ambos sabemos que el amor y el odio no son cosas que podamos controlar. Y además, tú no eres el más indicado para hablar de ello, ¿no crees?

Hopkins me lanza una mirada gélida que habría acallado hasta al tipo más macho, pero a mí no. Estoy acostumbrado a sus miradas heladas, llenas de algo que ahora sé que no era sino odio, odio por ese pecado con el que nací, ser hijo de Jack Edwards. Estoy acustumbrado a que me odie por llevar su sangre.

-No te tengo miedo, Hopkins- anuncio con voz tranquila y pausada. Suelto lo que llevo veintiún años queriendo decir, que no siempre ha sido verdad, pero ahora lo es-. No puedes hacerme nada. Mejor dicho, no tienes cojones de hacerme nada.

Hopkins aprieta los dientes, pero me suelta.

-Cállate- murmura.

-Me quieres, no logras evitarlo. Y eso te duele mucho. Te duele quererme, a mí, al traidor, el hijo de Jack Edwards, el pequeño monstruo de tu sobrino al que tuviste que criar como a un hijo. No sabes ocultar la vergüenza que te causo.

-¡Cállate!- exclama.

Me callo y lo observo en silencio. Tiene los ojos desencajados y una mueca extraña en el rostro.

-No hables de lo que no sabes... No tienes ni idea- empieza Hopkins- de lo que ha sido mi vida.

-Ni tú de lo que ha sido la mía.

Doy media vuelta y vuelvo a la habitación sin mirar atrás.

Me meto en la cama con cuidado, pero Ishy gira la cabeza y murmura algo ininteligible.

-Shh duérmete- le digo.

-¿Dónde has ido?- me pregunta medio dormida.

-Al servicio- miento con toda la tranquilidad del mundo.

A ella parece bastarle la explicación, porque vuelve a recostarse y al momento, está dormida de nuevo.

Me tumbo a su lado y reflexiono. Al final no he hablado con Hopkins de lo que debería, pero no estoy del todo descontento. Ya habíamos casi terminado la conversación antes y ahora le he dicho lo que llevo toda la vida callándome. Me siento genial.

-Leo- me pregunta Ishy (que no estaba tan dormida como yo pensaba) de pronto-, ¿tú no me mentirías, ni me ocultarías nada, no?

Le doy un beso en la frente.

-Por supuesto que no, cariño- miento por última vez antes de dejarme vencer por el sueño.

---------------------

Síii he tardado mucho en subir, pero es que no he tenido tiempo :'( Bueno, espero que os guste este capítulo. Es cortillo, pero tiene salseo. Se acerca el final, queridos lectores. Más bien, queridas lectoras porque creo (CREO) que sólo hay un chico que me lee y es un amigo mío del instituto (al que enganché a Canción de Hielo y Fuego, por cierto xdd pero eso no viene a cuento). Anyways, lector@s, que espero que os guste mucho y que comentadme cosas, que me encanta que me comentéis, me río mucho con vuestros comentarios. Y que si a la mitad no contesto es porque mi imaginación está por los suelos y no tengo ni idea de qué responder. A ver, decidme, ¿cómo creéis que voy a acabar la novela? Contadme. (Ya tengo el final cerrado en la cabeza, pero tomaré en cuenta vuestras sugerencias). Y en fín, que ya sabéis que no tengo mucho tiempo (no tengo nada de tiempo, más bien) y que ahora los capítulos van a tardar más.

Esto ya se está haciendo muy largo, así que me despido con una reflexión: los escritores dicen que sus personajes son como sus hijos. Si Ishy es como mi hija, creo que soy una mala madre >.<

Besos a todos y hasta el próximo capítulo<33

Deep #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora