Capítulo 26

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21 de agosto, 2016

(8:00 a.m.)

Llevo despierta desde las 7:30 y aunque haya intentado dejarme dormir de nuevo, los ruidos del carrito de una enfermera me desvelan aún más.
Me levanto cuidadosamente de la cama donde Mason todavía duerme y me pongo los zapatos para ir a por un café.

—¿A dónde vas? —pregunta Mason girándose lentamente hacia donde estoy yo.

—Creía que estabas dormido.

—Y yo creía que tú estabas dormida.

—Fallamos los dos. — bromeo pero veo en el rostro de Mason que sigue esperando una respuesta.

—Comida. Hambre. Bajar. —bromeo yo marcando cada espacio entre las palabras.

Él asiente y me da una rápida sonrisa para después girarse hacia la ventana, de nuevo.
Mientras bajo en el ascensor del hospital, reviso los mensajes que me ha mandando mi madre y le respondo a todos para que sepa que su hija no está en un parque estirada en el suelo mientras se retuerce del dolor del alcohol en sus venas.

Exagerada.

Al salir por la puerta del hospital, reconozco la matrícula de un coche que está aparcado justo delante de la misma.
Noto una ancha espalda dentro del vehículo y me acerco a la ventana para asegurarme de que si es quien creo que es.

Si, el bipolar.

Doy unos pequeños golpecitos en la ventana y Kyle se asusta, dando un brinco sobre su asiento y meneando el coche por el movimiento.
Coge las llaves torpemente y sale del coche, cerrando la puerta a su paso de un manotazo.
Se coloca enfrente mía y se inclina hacia delante para darme un beso en los labios, pero yo le detengo poniéndole una mano en el pecho.
Me mira confundido y yo me adelanto para hablar antes de que él me quite la oportunidad.

—Hey, para el carro.

Él parece acercarse a mi oreja para susurrarme algo pero de repente noto su cálido aliento muy cerca de mi cuello.

—Kyle, pero que...

Antes de que pudiera terminar de hablar, sus labios tocan mi cuello, ahogando mis palabras en un pequeño e inaudible gemido.
Lo aparto de un empujón y él me mira con una expresión pícara y una sonrisa de media boca.

—Buenos días. —dice Kyle como si nada de esto hubiera ocurrido.

Yo me quedo totalmente paralizada durante un segundo, pero después reacciono y lo sigo hasta la cafetería que está al lado del hospital.
Los dos ordenamos un café con leche y una magdalena de chocolate. Se sienta al lado mía en la mesa y esperamos nuestros pedidos pacientemente y sin decir absolutamente nada.
No puedo terminarme la magdalena entera, así que le guardo la mitad a Mason y me levanto de la mesa para pagar todo.

—Ni se te ocurra. —dice Kyle mientras se levanta rápidamente y me detiene. —Invito yo.

—No hace fal...

—Shhh, he dicho que invito yo. —me interrumpe Kyle.

Asiento y le digo que voy a subir a ver a Mason, dejándolo en la cafetería.
Entro en la habitación y me encuentro al chico que estaba en la cama de pie y mirando a través de la ventana.

—Ya veo que puedes levantarte. —hablo y le extiendo la magdalena cuando estoy al lado suya.

—Gracias.

—No hay de que.

Coge la magdalena y un escalofrío recorre toda mi espalda al sentir el roce de sus dedos con los míos y al ver que su piel está erizada, sé que él también lo ha sentido.
Me siento en el marco de la ventana y observo el amanecer.
Por un momento, giro mi cabeza hacia donde está Mason y observo cómo el color del cielo se refleja en sus ojos verdes, haciendo que se vean aún más bonitos.
El sol le ilumina la cara y hace que se vea aún más hermoso de lo que ya es.
Mi mirada baja hacia su brazo y me fijo en el rayo tatuado en su muñeca izquierda y ahora que lo recuerdo, nunca me ha explicado qué significa su tatuaje.

—¿Que significa? —pregunto yo, señalando con mi mirada hacia el rayo.

—Significa que cuando todo esté apagado, siempre tienes que brillar y hacer que un trozo de esa oscuridad se ilumine.

—Wow. —digo yo admirando su tatuaje de nuevo.

—Muchos pensarán que es simplemente un rayo, pero para mi significa mucho y me ha ayudado a darme cuenta de que no hay que rendirse nunca, que siempre tienes que levantarte y seguir intentándolo.

—Es precioso, Mason.

—Pero no tanto como tú.

Por una vez más, este chico hace que me sonroje con unas simples palabras.
Aparto la mirada y la vuelvo a posar en la ventana, pero noto como Mason ríe y se sienta en el otro extremo del marco.
No aparta la mirada de mí y cuando me giro hacia donde está él, la mantiene incluso más firme.

—Liss, te echo muchísimo de menos.

—Yo también a ti, Mason... —le respondo yo bajando la mirada.

—Y no sabes las ganas que tengo de besarte ahora mismo. —dice Mason desviando la mirada hacia el amanecer.

—Y... ¿Por qué no lo haces?

Mason me mira rápidamente y en sus ojos puedo ver confusión, pero sobretodo, veo amor, el mismo amor que él estará viendo ahora mismo en mis ojos.
Se acerca lentamente y se queda a centímetros de besar mis labios, pero se detiene.

—No creo que...

Antes de que pudiera terminar su frase, pongo mis manos a ambos lados de su cabeza y atraigo sus labios a los míos.

Como te extrañaba...

Volver a sentir los labios de Mason sobre los míos es como alcanzar las nubes, sus dulces y suaves labios son como el azúcar que necesito en mi cuerpo.
Está demasiado claro que lo amo y nunca he dejado de hacerlo.

Juntamos nuestras frentes y separamos los labios por un momento para mirarnos a los ojos.
Sus pequeñas gemas esmeralda están ardientes y sedientos de amor, al igual que los míos.

Hemos sido tan ingenuos.

Yo sonrío y él hace lo mismo, los dos estamos tan felices de que por fin este momento haya llegado que no nos lo podemos ni creer.
Cuando me voy acercando de nuevo para besarle, la puerta se cierra de golpe y nos sobresalta a los dos.

••

¡Holaaaaaa!
Bueno, aquí tenéis el capítulo de esta semana.
Si leísteis mi nota del capítulo anterior sabréis que he tenido unos problemas, pero ya estoy mucho mejor.
Gracias por esperar pacientemente.

¡Un beso para tod@s!

California Dream.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora