Capítulo 28

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25 de agosto, 2016

(11:30 a.m.)

Estos días he dormido en mi casa, bueno, si a estirarse en la cama con los ojos abiertos se le considera dormir, entonces si.
No he podido conciliar el sueño después de lo que pasó aquel día en el hospital.
No termino asimilando que Kyle se ha ido y que Mason y yo... nos besamos tan... en fin, dejémoslo en que nos besamos.

Hoy me ha costado un poco levantarme de la cama ya que no tenía muchas ganas de salir de ella. No estoy de humor para soportar las peleas de mis hermanos sobre el mando de la televisión o sobre quien se ha echado más cereales que el otro.
Mi padre está de viaje por su trabajo y mi madre se ha quedado esta vez en casa para cuidarnos, ya que no quiere desperdiciar todo el verano por temas de trabajo y sin poder pasar tiempo con sus hijos.

Unos golpecitos en la puerta de mi habitación me saca de mis pensamientos y no me da tiempo a levantarme de la cama cuando veo que la puerta se abre.

—Estaba empezando a pensar que te habías muerto o algo así. —dice mi madre riéndose mientras pasa hacia el interior de la habitación.

—Buenos días mamá, estoy bien, gracias por preguntar.

—¿Que te pasa? Estos días no has estado muy simpática.

Gracias por ser tan directa, mamá.

—Nada. —respondo yo rápidamente para que mi madre no note nada extraño ni sospechoso como para tener que preguntar, porque si ella pregunta, yo le tengo que responder y no estoy de humor para hablar sobre lo ocurrido.

—De acuerdo. ¿Segura de que no quieres hablar de absolutamente nada? —me pregunta mi madre con una expresión graciosa y dándome un ligero codazo en el brazo.

—Segura. —le respondo con una sonrisa.

Una sonrisa falsa, pero al fin y al cabo es una sonrisa.

—Hoy voy a ver a Mason al hospital, necesito ver cómo está.

Mi madre sonríe como si le hubiera contado algo que ya sabía.

—Me lo imaginé.

—¿Ah si?

—Por favor, soy tu madre. —dice con un aire burlón. —Noto ese brillo que se te forma en los ojos cuando mencionas su nombre.

Me sonrojo cuando mi madre dice eso y no sé exactamente por qué, ya que es un poco obvio.
Estoy empezando a pensar que esto de sonrojarme es una mala costumbre.

—Bueno... me voy a vestir. —hablo yo cambiando de tema y borrándole esa sonrisa a mi madre.

—De acuerdo.

Mi madre sale por la puerta y la cierra de un puntapié, dejándome sola con mis pensamientos, de nuevo.
Decido ducharme rápidamente, pero no sin antes elegir la ropa que me voy a poner.
Opto por una camiseta blanca básica de tirantes y unos pantalones vaqueros cortos, junto a las Vans.
Bajo las escaleras vestida y con el cabello aún húmedo, encontrándome con mis hermanos jugando a un videojuego de su consola y a mi madre cogiendo las llaves del coche.

—¿Te vas? —le pregunto yo señalando las llaves con la cabeza.

—Si, voy al supermercado. ¿Quieres que te lleve?

Asiento y voy con mi madre hacia el coche. Cuando ya estamos dentro veo por la ventanilla a Emily que se dirige a mi casa.

—¡Emily! ¡Emily! —grito desde el coche mientras bajo la ventanilla.

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