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¿Se han dado cuenta alguna vez en su vida de lo ahueonaos que podemos llegar a ser? Por que a mí siempre me pasa esa hueá.

El Isaías sabía quién chucha era, después de esa conversación no le respondí nada más. Ha pasado una semana, una tortuosa y vergonzosa semana. Una semana que la única hueá que he hecho es esconderme, gritarle a la almohada y preguntarle a la hueona de la Maca si su hermano ha dicho algo de su "admiradora". Pero no hueón, nada, never.

— Culiá, ¿cuándo le vai a hablar? Jamás te ví tan perona, siempre haz sido chora, decidia'.— me preguntó por milésima vez la hermana del amor de mi vida.

— Cuándo pierda la memoria y no se acuerde de quién es su admiradora culiá.— respondí cansá de las tantas veces que me ha preguntado la misma mierda.

Bueno, mirándolo por el lado positivo, puede que también no le desagrade mucho la idea de que yo sea su admiradora. O también puede que me mande a la conchatumare, es una opción que no puedo descartar.

— No sacai nada pensando en weás, actúa perra, actúa.— me pegó un wate.

Me sobé y la miré mal, culiá loca. Pero después de ese wate mi mente comenzó a procesar, si a procesar. Me imaginé una vida sin el Isaías y también me imaginé una vida siendo la polola del Isaías, perras hay que actuar ahora o nunca. La vida es una sola ¿Por qué quedarse con las ganas de comerte o tirarte a alguien? ¿por el qué dirán, ¿por lo que piense la gente?

Pasense por el ñato—si es que tienen— a la gente culiá de mierda metida.

Mi personalidad chora y chispita volvió, tomé a la Maca del brazo y comencé a caminar—correr—con ella.

— Por fin te pegaste la cachá.

No dije nada, mejor no digo nada porque hablo y la cago, me callo la cago, respiro la cago. Es un don.

Llegamos a la casa de la Maca y comencé a arrepentirme "mierda, ya me quiero ir" en eso sale el Isaías de su pieza y nos queda viendo.

Weno cabros, fué un placer estar con ustedes mientras mi dignidad estaba intacta, bai.

— Chela, tanto tiempo.— sonríe.

Sonríe...

Sonríe...

Sonríe...

Sonríe...

Creo que me acaba de dar una parálisis vaginal de la veedaaaa.

— Si han pasado tantas lunas...

¿Enserio dije esa hueá? Va a pensar que tengo mente de abuela.

Oye te quería preguntar algo.

Miré a la Maca y ella me miró a mí. Nos miramos...

— Bueno, yo me marcho.— subió la escalera despidiéndose la muy maldita.

— Todo lo que te dije fué pura broma, lo juro. Nunca más lo vuelvo a hacer, es que estaba aburrida y tengo serios problemas con eso. Juro que voy a tratar mi mitomanía, oja...

— Tranquila.— me miró raro— te quería preguntar que te gustaría que yo te regalara. O sea, que tipo de regalo te haría ponerte muy feliz.

¿Me quiere regalar algo?

Creo que me fue más bien de lo que imaginé, salí buscando cobre y encontré oro.

— Bueno...— estaba roja y feliz como nunca— la felicidad que te dé el regalo depende mucho de la persona— tosí nerviosa— una cita sería bonito, una salida a la playa, no sé cualquier cosa me haría feliz.

Nunca había estado tan nerviosa en mi vida por la chucha, ni siquiera la vez que tuve que hacer ese reto de mierda de tirarme un peo en la micro y hacer como si nada.

— Buena, entonces demás a la Jose le va a gustar mi regalo.— dejé de sonreír— como ahora es mi polola, vamos a celebrar nuestro primer mes y quería preguntarte a ti algún consejo sobre eso.

Ahora ya no estaba roja hueón, ahora estaba morada conchatumare. Tenía una ganas de sacarle la rechucha ahí mismo al maricón hijo de la que vende super 8 en el metro.

— Chupalo.

Me di media vuelta y salí digna, casi digna. Con el corazón echo pico, pero con la frente en alto. Después en el baño me pongo a llorar como sacohuea.

Porque entre ser y no ser, yo soy dijo la Teresa...

¡NO SOY CHORA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora