EIGHTEEN

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Después de que el Isaías wachito rico de mi vida— que ahora es mi pololo— me fuí a mi pieza más feliz que la cresta, quería puro gritar y que todos supieran que por fin me comí al amor platónico que tenía por más de diez años. Que nadie te diga que no te podí comer a tu app, más encima ahora es mi pololo.

— Permiso.— mi papá tocó la puerta antes de entrar— ¿Podemos hablar?

— Obvio.

No sabía a qué venía esto, mi papá no es mucho de venir a mi pieza, siempre cuando me quiere preguntar algo, lo hace cuando estamos en la mesa o cuando nos topamos en la casa.

— Mira Chela, ahora que tení pololo quiero que hablemos de algo de lo que yo creo que ya sabes.

— ¿De qué?.— me hice la hueona.— ¿De que ahora voy a culiar?.

— ¡Marcela! Como es ese vocabulario.— se enojó y yo me reí tapandome la boca.

— Perdón, es que me da risa que vengas con esta conversación tan de película. No soy tonta papá.— lo miré a los ojos picarona.— he investigado harto sobre los anticonceptivos y se de sobra que eso de que por el chico no hay guagua es mentira.

— Ayayayai Marcela.— se tocó el puente de la nariz como si yo no tuviera remedio.

Me gustaba sacarlo de sus casillas cuando hablaba un poco «harto» vulgar.

— Igual si me queri acompañar al ginecólogo yo no tengo problema, pero te advierto que a mí no me da vergüenza hablar de sexo delante de ti. Y yo creo que para ti no va a ser na bonito escucharme hablar de penes y esas volás.

— No, gracias.— me miró con cara de horror,—¿Me podí dejar hablar?— asentí.— Lo único que quiero Marcela, es que te cuides mucho, tú sabes que tener un hijo joven no es fácil. Sé que eres lo suficientemente inteligente como para tomar precauciones y no cometer ahueonadas.

— Si papááá... — miré al techo y suspiré.

— Nada de si papá, mira que tener un hijo joven no es nada bonito y fácil. También quería decirte que tienes que hacerte respetar, no dejes que ningún culiao, que por más que lo quieras, dejes que te trate como el quiera. Yo sé que pa las mujeres es complicado y que a veces se dejan llevar por el “el me ama y por eso lo hace”. No, eso es mentira hija, que ningún culiao venga y te trate como si fueras cualquier hueá sin valor.

Dejé de sonreír y me puse seria, cuando mi papá habla con ese tono de voz y con esa seriedad, es porque no hay que huebiar.

— Si papá.

— Si te hace la más mínima cosa que tú creas que te está pasando a llevar o no te está respetando como lo mereces, me avisas, no quiero que haya secretos entre nosotros hija, por favor, puedes confiar en mí.— me lancé a sus brazos y lo abracé.

— Gracias papá, erí el mejor.

*******

— Hueona, ahora vas a puro pasarla con la cagá de mi hermano.— me miró enojá la Maca.

— Hueona no.

— Esa hueá la dicen todos los culiaos cuando recién comienzan a pololear.

Me quedé callá porque esa hueá era verdad.

— Yo estoy feliz porque vo esti con mi hermano al fin, se que estás loca por el y que le chuparías los cocos y todo, pero es que no quiero que me dejes de lado.— miró al piso—, sé que estoy siendo egoísta hueona, pero es que soy muy insegura a veces, perdón.

— Puta que erís linda, hueón. Si no fuera lela, te chuparía la vaginita.

— Ahueoná—. Se rió.

— Hablando de ahueonás, hueona, tengo un poco de miedo.— me sinceré.

— ¿De qué hueona? Y no me digai que es porque pensai que mi hermano no le gustai, porque no ha parao de hablar de vo en toda esta semana. Me tiene chata el conchatumare, me salió cursi el hueoncito.

— ¿Te habló de mi?.— la miré emocioná.

— Si hueona, ya me tiene chata. Ahora mejor cuéntame que hueá te pasa.

— Es que tengo un poquito de miedo con mi flor, mi vaginita es sagrá, tu cachai po.

— Déjate llears por el amorsss perraaaaaa.

Sonreí dándole la razón a la hueona, puro que le doy vueltas a la hueá y tengo que dejar que todo fluya nomás y era. Aunque igual seguía un poco con la pera.

¿Y si la tenía muy grande?

O sea, no me quejo.

Me asusta, pero me gusta dijo la Ana Bárbara.

¡NO SOY CHORA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora