TWENTY TWO

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¿Han cachado esas personas que tienen como un don de ser sensuales y coquetas? ¿Esas que por naturaleza les sale sin que tengan que sobreactuar?

Bueno, yo no soy una de esas.

De hecho, soy como las hueas pa ser coqueta, como que intento, pero me sale todo lo contrario.

En este preciso momento necesitaba un poco de ese don culiao que tienen algunas personas, porque la verdad no sé qué chucha estaba haciendo y lo único que quería mientras el Isaías me recorría con sus manos hasta el útero, era reírme, pero no solo reírme, cagarme de la risa.

El contexto en dónde chucha estábamos era chistoso «para mi», no era muy romántico perder mi virginidad en el baño de la casa de mi mejor amiga. Mucho menos que me chantaran la pichula mientras estaba sentada arriba de la tapa del water.

- Oye- intenté hablar entre medio de los besos.- como que huele a caca.

El Isaías no necesitó que dijera nada más para parar en seco.

- Chela ¿Me estay hueando?- escondió una risita,- erís super matapasiones.

Puse la típica expresión de ofendida mientras me tomaba el pecho.

- ¿Yoooo la matapasiones?.- lo miré con una sonrisa - lo dice el hueón que me quiere hacer no sé que cosas en el baño de su casa. Con su hermana arriba esperándome para ver una película.

Nos cagamos de la risa y salimos del baño arreglando nuestras ropas. Jamás, jamás de los jamases, nunca, pero de verdad nunca pensé que mis ilusiones y mis sueños con salir de algún lugar con el Isaías toda despeiná por hacer cosillas se iba a hacer realidad.

Mi chikibeibi me acompañó a la pieza de la Maca para dejarme ahí- la verdad no sé porqué razón si no me iba a perder en el camino a la pieza de su hermana- pero me gustó mucho que lo hiciera. Se sentía como si no quisiera desperdiciar tiempo juntos.

Cuándo entramos nos dimos cuenta que la Maca no estaba, así que le mandé un mensaje por wasáp y la maraca culiá me dijo que había salido porque su andante la llamó pa que se juntaran.

- Me cambió por una vagina.- susurré para mi.

Así que fuí a la pieza del Isaías a hubiarlo, porque tenía ganas de hubiar a alguien y ahora el era la unica persona que podia huebiar.

Toqué la puerta, pero entré antes de que me dijeran el típico “pase”, me lo pillé sin polera y en la parte de abajo solo con un buzo gris que le apretaba esos cachetes que la Pachamama me le regaló.

— ¿Hola?— se había dado cuenta que yo había entrado a su pieza, pero yo no me había dado cuenta que me quedé mirandolo con cara de hueona caliente.

— La maldita culiá de tu hermana salió sin avisar y no tengo ganas de irme ¿Veamos una peli?— traté de que mis mejillas reculiás dejaran de estar tan rojas.

Estuvimos huebiando más que la conchatumare para poder elegir una película, el chuchetumare quería ver una película de terror, que a mí me carrrrgan, porque después me paso la medias películas cuando estoy sola en mi casa. Y yo quería ver alguna weá con contexto apocalíptico.

Al final decidimos ver el Rey León

No les voy a mentir, con cuea vimos como veinte minutos de la película, ni eso hueón, vimos con cuea la intro y ya estábamos a poto pelao.

Los detalles son: «me tocó la conchita hasta dejarme viendo al mismísimo Lucifer en persona, me chupó los pezones como si las hueás fuesen cual collac y me lo metió como si estuviéramos en un entierro, pero no te velo dijo el Daddy Yankee»

¡NO SOY CHORA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora