TWENTY

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— Hueona ¿No estay exagerando mucho? Digo yo.— me miró con cara de espanto la Maca culiá.

Me miré al espejo y sí, me fuí en volá, pero es que quería tener mi noche de salseo con el Isaías sí o si.

— Puede que si, puede que no.— respondí.

— Amiga, te voy a decir algo, así que péscame.— me giré y la miré con una ceja alzada.— yo creo que lo mejor es dejar que las cosas fluyan, yo sé que tantos años reprimidos por querer estar con mi hermano te dejaron media harto cagá de la cabeza, pero no creo que la solución sea el sexo. Así que deja de adelantar todo y deja que el momento pase cuando tenga que pasar.

— Lo sé, pero es qué me estresa toda esta hueá, siento que yo soy la que toma la iniciativa en todo este tema, siento que el Isaías no está ni ahí conmigo ¿De qué me sirvió de que el me pidiera pololeo? ¿De qué sirvió esperar tanto? Al final siempre soy yo la ahueoná que da todo y queda siempre con el corazón hecho pico.

— ¿Y si mejor salimos y nos despejamos de toda esta mierda? Deja de pensar en el Isaías Chela, te hace mal pensar todo el tiempo en el como si fuera la única hueá existente en el mundo.

Después de esa conversación tan profunda con la Maca, nos fuimos a una plaza a huebiar, a tomarnos unas chelitas y hablar de la vida.

— ¿Te acordái cuando te tiraste un peo en la sala y le echaste la culpa al Pato?

La Maca se cagó de la risa y me pegó en el hombro pa que me callara. Luego nos fuimos a un local que había cerca y nos compramos unos han rolls, taban muy wenardos.

— Día 199.818 sin sexo: me como el han roll como si fuera la pichula del Isaías.— hablé seria mientras miraba el han roll con pasión.

— Día 12.717 sin sexo: le meto la lengua al centro del han roll como si fuera el clitoris de Scarlett Johansson.— suspiró la Maca.

— Día 1...

Me interrumpió el hueón que atiende en el local y me pasó la cuenta mirándome raro.

— Creo que lo excité.— sonreí con cara de puta ama.

— Yo creo que lo dejaste traumao hueona, con solo ver tu cara culiá se le fué toda la heterosexualidad que tenía.— me dijo tranquila.— si es que no era gay.

— Eri una conchatumare pesá hueona.— respondí mientras masticaba.

— Aún así me amas.— me tiró un beso dramáticamente.

Puse cara de asco y luego me levanté pa ir a pagar la cuenta. Nos fuimos cantando una canción de Camilo Sesto   mientras caminabamos para la casa de Maca. Cuando llegamos pillamos al Isaías conversando con un amigo, que supongo es de la universidad, y subimos a su pieza.

— ¿Supongo que ya te relajaste con la idea de querer culiar altiro con mi hermano?

— Si, ya se me pasó.

— ¿En seriiiiiiiooo?.— me miró dudando.

— o sea, obviamente todavía quiero culiar con el po ¿Quién no se quisiera culiar a ese wachito rico?. Pero ya se me pasó la hueá de estar desesperada, tiempo al tiempo mi chiquilla.

Cuando ya se hizo tarde me despedí de la Maca y me encaminé a la puerta principal de su casa para irme. Cuando sentí que alguien me tomó por las caderas y me abrazó de espaldas.

— ¿Y tú? ¿Te vai a ir sin darme un besito de buenas noches?.— me susurró al oído.

Perdí un poco el equilibrio, y si no hubiera sido porque el Isaías me tenía abrazada me hubiera sacado la conchatumare.

Ayyyyyy mi Pachamama, agárrame que me da un infarto con derrame intra vaginal y una pará de pezones.

Me giré y le di un beso cortito en los labios, cuando me alejé un poco de su cara lo miré a los ojos y le dije seria:

— ¿Te pegai la misión o no? gordito chupetón.

¡NO SOY CHORA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora