SEVEN

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Mi corazón estaba pal nepe, y cuando me refiero pal nepe "me refiero al nepe de Chris Diamond". Y hablando de Chris Diamond, hueón. Tiene tremendo mástil, me rompería entera, pero como soy una muchacha pura que solo ama a un hombre, no me puedo dar el lujo de pensar en el pene de otro muchacho por más que me deja loca.

Aunque la gente me dice que el tamaño no es relevante y que lo que importa es como lo mueva, igual a una le da curiosidad. Preguntas existenciales y hueás.

Mientras trataba de procesar todo sobre lo que me escribió el Isaías y la combinación que le di con el pene de un actor porno. Mi mamá entra de la nada a mi pieza con cara de enojá.

— Marcela Nehuel.— me miró con rabia.— las vecinas me dijeron que te vieron con unos hombres en una plaza cantando y riendo. Que estabas fumando marihuana con ellos también.

¿Se supone que tengo que negar todo?

Más encima las viejas culiás esas copuchentas que no saben más que andar al pendiente de la vida de los demás como si no tuvieran que cuidar a sus hijos e hijas. Andan hablando de los hijos de los demás cuando sus hijos son peor que una, terrible care rajas.

— Primero que todo, no estaba fumando marihuana, pero puta que me hubiera gustado fumarme uno. Segundo, si, es cierto que estaba cantando con unos hueones en una plaza ¿Que tiene de malo? ¿Ahora me vas a prohibir cantar?.— me enojé y cuando me enojo, conchatumare, nadie me calla.

Los papás tienen un grave concepto de ser padres, está bien que nos quieran cuidar. Porque se preocupan, pero eso no les da derecho a decidir sobre tu vida, porque es tu vida. Desde cabro chicos nos inculcan su mentalidad, sobre como vestirnos, como comer, que religión es la correcta, hasta nos escogen que grupo de fútbol nos tiene que gustar.

¿Por qué tan egoístas?

Tenemos que ser como nosotros queramos, mandarnos nuestros cagazos y aprender a levantarnos solos. Ellos se basan en sus experiencias cuando eran jóvenes, nos quieren pasar también sus temores sobre la vida. Piensan que está bien, que lo hacen porque nos quieren. Pero lo único que hacen, es hacer a un ser humano dependiente, que no puede hacer las cosas por su cuenta, que no puede tomar sus decisiones porque sino los papás se enojan.

— No quiero verte más con esos hueones ¿Me escuchaste?.— me retó.

— Ahora me querí escoger hasta los amigos, más encima.

— Ya me escuchaste ya.— cerró la puerta más fuerte que la cresta, como si la hueá fuera giratoria.

Me puse a llorar de la frustración, tenía rabia y pena. No le guardaba rencor a mi mamá, sino a esta sociedad de mierda egoísta, que nos quieren pasar sus miedos de generaciones en generaciones.
Como si la Pachamama leyera mis pensamientos y quisiera ayudarme a liberar toda esta frustración, me llegó un mensaje de la Maca.

*****
Macamaraca: oye, hoy va a haber una marcha feminista ¿Vamos?

No me la pensé ni dos veces conchatumare

Yo: yapo weona, rediii

Macamaraca: nos juntamos en media hora más culia 🤘

******

Me arreglé como pude, me puse en modo «eyaculador precoz» y me junté con la Maca en el metro.

— Ojalá no quede la zorra nomás conchatumare.— sujetó el bolso y me miró como queriendo arrepentirse.

— Chupa el pico que vamos a devolvernos, ya estamos acá, no hueí.

Llegamos a «Plaza italia» donde era el punto de inicio de casi todas las marchas en general. La gente ya estaba con sus carteles y lienzos. Otras se manifestaban con las tetas al aire dándole un toque artístico a su cuerpo con pintura. Habían hueones con tambores pa hacer la marcha más entrete y grupos de baile.

— Puta que hay minas ricas.— me dijo la Maca mientras miraba a todas las minas que habían cerca.

— Puta hueona, a mí me gusta el pico y no cualquier pico, el pico de tu hermano lo amo.

— ¿Como te pueden gustar los hombres culiá? Son tan fomes.— puso cara de asco.

Me reí y no la pesqué, no me iba a poner a debatir de quién era más rico o no.

Mientras avanzábamos nos metimos en distintos grupos, y por casualidad de la Pachamama terminamos en una marcha que se había metido que era por el Camilo Catrillanca. Estaba la pura zorra, habían hartas banderas mapuches y fotos de mi compañero.

« ¡QUE EL PUEBLO, ESCUCHE, MATARON A UN MAPUCHE!. »

Gritamos con más fuerzas cuando llegamos a la moneda acoplandonos a la gente que también se manifestaba. Los pacos estaban con una cara de perro, se notaba que nos querían puro sacar la rechucha.

— Hueona, va a quedar la cagá.— dije cagá de la risa.

De un momento a otro, tiran una bomba y la gente se pone a correr. Grité conchatumare y salí también corriendo con la Maca.

¡NO SOY CHORA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora