II.

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Anna buscó la excusa de tener que ir a sus aposentos para escabullirse fuera de la casa.
Vió a su yegua blanca ensillada y se lo agradeció a Craig mentalmente.
Notó que alguien la tapaba la boca por detrás y pegó un bote por el susto.
--Veo que te has puesto guapa para mí--dijo una voz demasiado conocida para ella mientras le besaba el cuello.
--Will, estate quieto--rió ella mientras se daba la vuelta y observó a William.
Un chico moreno de ojos azules y de unos veintiún años.
--Veo que has venido a caballo.
Él rió.
--Sí, decidí darte una sorpresa.
--Pues has venido en el momento menos oportuno, pero me has salvado.
--¿Y eso?--repuso el chico extrañado.
--Otra propuesta de matrimonio--dijo rodando los ojos--, y esta vez con un tal James Willow.
William puso una expresión de sorpresa.
--¿Pero acaso sabes lo rico que es ese Conde?
--Me da igual, tan sólo tengo dieciséis años y...
--...Y tu madre no habría aprobado el matrimonio a tan temprana edad--dijo Will imitando la voz de Anna.
--¡Will!--le reprochó ella.
--Vámonos anda--dice montando a su caballo negro, Azabache.

Una vez en un bosque alejado del pueblo y de su casa, desmontaron y se sentaron en la hierba, al lado de un roble.
--Te he traído algo--dice el muchacho mientras rebuscaba en su bolsa de cuero.
--Vaya, William, no tenías por... espera, ¿has vuelto a hacerlo, verdad?--dice cogiendo el colgante en sus manos, una piedra de lapis lázuli sujeta por una cadena de oro.
--Quería comprártelo, de verdad que sí... pero no tenía tanto dinero... y el vendedor estaba distraído.
--Vas a meterte en un gran lío si sigues haciéndolo.
--¿Crees que tengo tanto dinero como tú sólo porque tenga trabajo como agricultor en la granja de mis padres y venda las verduras en el mercado? ¿De verdad crees eso Anna?
--Will--dice viendo que su expresión no era la más adecuada--, no... yo no quería decir eso, perdóname, por favor.
Se levanta y se sienta a su lado.
--Además, el collar me encanta.
--Estabas intentando encontrar esta piedra desde hace meses y no pude resistirme--. Will le acaricia la mejilla con ternura.

Ella le abraza y ambos se tumban.
--No puedo quedarme mucho rato, lo sabes.
Will la besa.
--Entonces tendremos que aprovechar, ¿no crees?--dice empezando a quitarla el vestido.
--Mañana, te lo prometo.
--Anna, siempre dices eso. No es justo.
--Pues esta vez lo cumpliré.
Monta a su yegua y se va lo más rápido que puede, definitivamente, se llevará un buen castigo al llegar a casa.

The Witch [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora