The Witch [PAUSADA]

IV.

Anna se despertó alterada. Miró por la ventana, aún ni siquiera había amanecido.
Meraki estaba despierto, a los pies de la cama, mirándola. Pasados unos segundos graznó, no demasiado alto como para despertar a su padre pero ella se enteró.
Sabía que era la hora, tendría que ir al bosque y ver si la anciana seguía con vida, el ave estaba tranquilo, y, de alguna manera, ella sabía que la anciana no estaba muerta.
Cogió la capa de su madre, la guardaba para cuando hiciera mal tiempo y se la puso, el cuervo se posó en su hombro como de costumbre, pero a ella le resultó algo extraño al principio.

Una vez en los establos, ensilló a su yegua y se fue directa al bosque con el cuervo pisándola los talones.
Se paró un momento en la granja de los padres de Will, y la observó  con las primeras luces del alba.
Sacudió la cabeza para alejar cualquier pensamiento, por una vez él no era su prioridad.
Espoleó a la yegua y volvió a su camino original.

Se paró al principio del bosque.
Meraki graznó y se escucharon bastantes ruidos, el viento, los animales.
El ave tomó tierra e hizo un sonido suave, como una especie de rumor.
--Anna, sabía que vendrías.
--¿Cómo?--ella volvió la cabeza a un lado y vió a la anciana.
--Acércate, tengo una cosa para tí.
Rebuscó en su raída capa y sacó un libro de cuero desgastado.
Se lo entregó a la chica, la que no podía ocultar su asombro.

"Malleus Maleficarum" Era lo que rezaba en la portada. Recordó el cartel del nombre de la tienda de la anciana.
--¿Qué significa?--preguntó mientras la curiosidad la mataba por dentro.
--El Martillo de las Brujas--contestó ella sencillamente.
--Oiga, creo, creo que se equivoca, yo no...
--¿No eres una bruja?--la anciana se rió. --Querida lo lleva en la sangre, y, a propósito, ¿quién es tu amigo?
--¿Perdón?--Anna no entendía a quién se estaba refiriendo.
Ella chasqueó los dedos y el cuervo voló hasta la entrada del bosque, acto seguido se escucharon bastantes graznidos y a un chico maldecir en voz alta.