The Witch [PAUSADA]

XI

La mañana llegó demasiado rápido, no había dormido en su habitual cama, por lo que su sueño no fue tan reparador como esperaba.
--Veo que has madrugado-- saluda Fermín machacando unas vísceras con un mortero en un cuenco de plata.
--Cállese Padre, métase en sus asuntos y vaya a orar.--Contesta de mala gana desperezándose.
El cura deja su labor y evita en vano amenazar a su compañero.
--Si no me pagase no estaría haciendo el trabajo sucio para El Presidente así que ándese con ojo, puedo dejarlo cuando quiera.
--¡Esto no funciona así, lo sabes muy bien! Si fuera por mi te habría matado esa noche.
Pero desgraciadamente, El Presidente te quiere con vida, no sé por qué motivo le resultas útil.
--Conozco a toda la gente que pasa, ha pasado y vive en Londres, señor--se mofa él--y créame cuando le digo que Adramelec me quiere con vida porque puedo pasar desapercibido. Al fin y al cabo, ¿quién sospecharía del pobre y humilde cura que vive por caridad?--aventura.

Él resopla y hace una mueca.

--Han pasado dos malditos años Fermín, y no has cambiado lo más mínimo, antes al menos tenías un poco de cabeza cuando servías a Dio...
--¡No pronuncies ese nombre aquí!--grita el Padre histérico.--No al menos cuando al único que venero ya como mi Salvador nos está escuchando.

<<Todo esto le está comiendo la cabeza>>pensó Él. <<A lo mejor el único Demonio en carne y hueso que hay es un Cura que perdió la fe>>