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--Tu madre y yo nos conocimos cuando ella tenía más o menos tu edad, quizá algu...
--Espera, ¿qué?
Jack hace una mueca y gruñe.
--Cuando acabe puedes hacerme todas las preguntas que quieras pero por el momento, quédate callada. Odio que me interrumpan.
La chica se calla al instante y él prosigue su relato.

--Quizá tuviera algún año menos que tú.
Éramos inseparables, yo le ayudé con todas las preguntas y dudas que tenía de la magia y el "Otro mundo" como a ella le gustaba llamarlo, y ella... Dios, ella a cambio me dio la cosa más preciada que podría haberme dado nadie nunca Anna, a tí.
Me dio alguien a quien proteger, alguien a quien poder cuidar y amar hasta el fin de sus días.
Elisabeth pagó su gran don con su propia vida, lamento mucho tener que decírtelo así, pero será mejor que vayas haciéndote a la idea de  que ella no volverá.
Tú Anna, heredaste su don gracias a Dios y de verdad espero que saques buen partido tal y como hizo ella.

A Anna se le quedó el corazón en un puño.
--¿Qué eres?--fue todo lo que pudo preguntar.
--Tu espíritu protector--contestó él.
--Yo... no sé qué decir.
--No tienes por qué decir nada Anna, con saber que puedes contar conmigo para lo que sea es suficiente.
--¿Cuántos años tienes?--dice ella algo temerosa.
Jack empieza a reírse descontroladamente.
--¿Eso es lo único que se te ocurre preguntar?
Ella sube y baja los hombros algo abatida.
--No sabía cómo romper el hielo.
--Por mi apariencia veintiocho--suspira él--pero en realidad tengo unos cien aproximadamente.
La chica se queda algo perpleja.

--¿Algo más que quieras saber?--concluye él.
--Puede. Pero no de momento. Ahora sólo quiero dormir.
--¿Quieres que me vaya?

--Quiero que te quedes.

The Witch [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora