III.

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Reece estaba impaciente, ¿dónde se habría metido ahora Anna? Se disculpó y fue a sus aposentos. Se quedó durante unos segundos en la puerta de madera de pino negro y esperó. Silencio. Ya se lo temía.
--¡Craig!-- exclama a todo pulmón por la ira, sin percatarse de que sus invitados seguían comiendo apaciblemente en el comedor.
El criado sube alarmado.
--¿Sí, mi señor?--dice haciendo una reverencia exagerada sabiendo de antemano lo que le iba a pedir.
--Ensilla mi caballo, voy a buscarla. Y espero que no tengas nada que ver con esto, o de lo contrario...--se lleva la mano al cuello y la desliza por su propia garganta.
Craig traga saliva algo nervioso pero lo disimula bien, y Reece pasa a su lado como una exhalación mientras se dirige al comedor.

                          ⛤

--¿Quién anda ahí?--exclama una anciana de pelo canoso saliendo de una pequeña trastienda.
--Ehh, per... perdone, no sabía que...
--Ahh, Anna, ¿verdad?--le interrumpe la anciana.
--¿Cómo...?--la chica se queda anonadada.
--No te quedes en la puerta, pasa hija, en estos tiempos nuestros no hay nadie en quien confiar cuando se trata de magia.
--¿Perdón?--Anna se queda aún más impactada.
La anciana se ríe.
--Meraki, ven aquí, pájaro endiablado. Anda que atraerla hasta aquí--. Detrás de Anna, sale un majestuoso cuervo negro, pero con unos ojos azules que no se podían dejar de mirar y se posa en el hombro de su ama.
Acto seguido el ave se dirige hacia una especie de mostrador de madera con relieves  muy detallados de animales mitológicos y sujeta una cadena brillante con algo circular.
--Ah, ya veo, pero ¿no crées que es algo pronto para eso?
El pájaro graznó a modo de reproche mientras dejaba caer el collar en la mano de la anciana.
--Acércate Anna--la chica hizo lo que le pidió y ésta la tomó por sorpresa mientras le ajustaba la cadena en el cuello y cogía un espejo enegrecido.
--¿Y bien?--preguntó mientras la chica se observaba.
El collar era de plata, y no le llegaba a la altura de los hombros, no era ni muy corto, ni muy largo. Tenía un pentagrama con un cuervo posado en el pico derecho de éste, saliendo del círculo.
--Es... precioso--dijo casi sin habla.

¿Cómo es que una anciana sabía quién era ella y para colmo le daba un colgante así por las buenas? Anna estaba demasiado confusa como para pensar.
--Pero...
--Oh, no me digas que no me lo vas a aceptar--dice la anciana mientras hace avispamientos con las manos como si el asunto no fuera grave.
Anna sonríe para sí misma.

Acto seguido, se escucha un gran estruendo en la puerta de la tienda y Meraki suelta un graznido agudo.
--Tienes que irte, ahora.
Anna iba a decir algo más, pero la anciana la cortó enseguida mientras la empujaba hacia una salida trasera oculta.
--Cuida de ella--le susurró al ave.--Y en cuanto a tí,--miró a Anna con semblante serio--mañana, al alba, reúnete conmigo en el bosque, Meraki te guiará.

--¡Bruja, sal de una vez!--se escuchaba gritos y parecía que la puerta se caería en cualquier momento.
--¡Vete, rápido, te lo explicaré todo mañana!
Sin más que decir, Anna salió por la puerta y corrió, al echar la vista atrás, pudo contemplar cómo los centinelas derribaban la puerta.
Y de repente, se hizo el silencio.

The Witch [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora