III.

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Estuvo galopando unos minutos. ¿Qué la habría pasado a la anciana? ¿Estaba viva?
¿O símplemente se estaba preocupado demasiado por alguien que ni siquiera conocía?
Fuera lo que fuese no la podría haber pasado nada bueno.
El cuervo volaba sobre su cabeza, manteniendo los ojos fijos en ella.

--¡Anna!--escuchó a lo lejos mientras veía a otro jinete en un caballo castaño oscuro. Reece.
--Padre--dijo ella mientras aminoraba el paso para alcanzarlo.
En cuanto estuvo lo suficientemente cerca, él le propinó un sonoro bofetón.
Anna se quedó con la boca abierta y se llevó la mano a la mejilla en un acto reflejo.
--¡Maldita insensata!--el caballo castaño piafó.--¡En qué estabas pensando! Y para colmo te vas a mitad de la cena.
Anna no podía pensar, era demasiada información para ella en un simple día. Primero la anciana a la que para colmo no conocía de nada y ahora su padre, que estaba demasiado cabreado.
Las lágrimas le resbalaban solas por las mejillas.
El cuervo graznó por última vez antes de que Anna espoleara a su yegua y echara a galope sin mirar atrás.

Dejó a su yegua en el establo y recorrió los pasillos lo más rápido que pudo hasta llegar a su habitación.
Meraki le esperaba en el alféizar de la ventana mientras la arañaba dando golpecitos con las patas para que la abriese.
Ella no se hizo de rogar y la abrió cuanto antes, el pájaro entró y se posó en el tocador, se miró en el espejo y graznó.
Anna se rió ante aquel acto. Puede que el cuervo no sea un problema después de todo.

Estaba deseando que amaneciera para ver si la anciana se encontraba bien, por mucho que le costara admitirlo, no podía dejar de preocuparse.

*1) Piafar: Dar un caballo patadas o rascar el suelo con las manos (así se le llaman a las patas delanteras de un caballo) cuando está parado o quieto.

The Witch [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora