kookie esta decidido a encontrar a la mami que tanto a soñado.
Después de un largo viaje regresa a su país natal seoul.
nueva casa, nuevos, amigos, nuevo colegio...
y un nuevo y sexy niñero que lo cuido en unas cuantas ocasiones cuando era un bebe...
Las mujeres sólo tenían que mirarlo para desearle. Oler su eróticamente seductora fragancia, Oír su ronca voz, Sentir una sola caricia de las yemas de sus dedos para hacerlas una y otra vez y rogar por más.
Él no se jactaba sobre eso, simplemente era un hecho.
En ese momento la mujer con el pelo negro se movió y descansó su pequeña y delicada mano, en su pecho. ¿Yuri? ¿Yuna? No estaba seguro de su nombre. En realidad, no podía recordar ninguno de sus nombres. Ellas eran cuerpos, hembras que habían elegido con impaciencia dejarle entrar.
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—YOONGI —jadeó la de pelo oscuro, un exquisito ruego. Su expresión permanecía suave por el sueño, Sin echarle siquiera un vistazo, él se extendió hacia abajo ella trato de en lazar su palma a la suya, pero el la empujo.
-SUGA!! Para ti soy SUGA.
Ella hiso pucheros con sus labios.
—Ésta mañana no, dulzura —dijo él, hablando en su lengua nativa. Pero créeme, me gustaría quedarme y perderme en ti una o dos horas más. Pero mis hombres me esperan ahí afuera.- señalo la puerta de su habitación.
Todas amaban sus noches de placer, pero ninguna sabia la verdad detrás de ese hombre oscuro y viril. Suga maldigo al amor, a su suerte y odiando la noche en el que se convirtió en un sanguinario lobo, mitad dios mitad demonio, condenado a un destino solitario. Como tal bestia se apareaba con las más bellas mujeres o vamos ni tanto, con el único fin de tener la fuerza que necesitaba para mantener a su lado oscuro al margen.
Pero lo que nadie sabía... es que por las noches ansiaba entregarse a una sola caricia, hecho solo para él, con un tacto de seda y con un aroma dulce y que fuese capaz de espantar sus más viles demonios.
Pero sabía muy bien que le queda poco tiempo, se ha entregado tanto a su lado oscuro adormeciendo por completo a los sentimientos humanos, guiándose únicamente por instintos, unos que sabe muy bien han sido la maldición y perdición de sus antepasados.
No tardó mucho en ducharse y vestirse, después de seis meses preparando y equipando su nueva casa, era momento de volver, tenía varios asuntos que resolver en corea, en la empresa de su padre.
Subió a su camioneta encontrándose con su pequeño kookie dentro...
-Hola!.... – le sonrió
-Hola! Appa...- le devolvió la sonrisa...
-Listo para el viaje?..- aunque demás estaba preguntarle, sabía que era el más encantado con la idea de mudarse.
Después de un buen tiempo llegaron al aeropuerto...
Suga camino de mala gana, su hermosa piel pálida, su cabello claro, hiso suspirar a más de una persona. Se detuvo justo frente a sus muchachos que ya lo esperaban con maletas y documentos listos.
