13. El origen del violin.

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        Al final del concierto las personas fueron dispersándose y el grupo después de despedirse y agradecer a todos su cooperación se fue a su camerino temporal —un aula del orfanato— en lo que las personas terminaban de irse.

        Después de todo a Armin pareció gustarle el concierto y pronto los chicos anunciaron que debían irse despidiéndose de ellos. Ya Leo pareció percatarse del poco interés de Armin así que desistió y terminó congeniando más con Alexy con quien si podía hablar de ciertas cosas.

        Ya decidieron partir de allí cuando una mano la sostuvo del brazo y la detuvo.

        —Dalia.

        —Oh Theo. ¡Estuvieron increíbles!

        —¿En serio? Casi no te movias y creí que no te había gustado —suspiró con alivio—.

        —Si, es en serio. Estaba tan sorprendida y encantada que no podía ni moverme. ¡Son todos increíbles!

        —Gracias Dalia, aunque todavía nos falta mucho para seguir pero escucharte decir eso es animador.

        —¿Bromeas? Mira ese montón de personas aquí emocionadas por ustedes. Parecía que tenían años de experiencia.

        —¿Recuerdas la canción In the snow? Esa te la dedico a ti.

        —¿De... veras? Es muy linda y casi quería llorar de emoción con esa. Gracias Theo.

        Leo, quien no quería interferir con el momento de conquista de Theodore se alejó y se quedó conversando con algunos niños del lugar y haciéndoles bromas. Sin embargo era obvio que ella no se percataba de las intenciones de Theo, estaba en un estado de negación donde le parecía que él solo se comportaba como un amigo. Solo eso.
Se despidieron, pues ellos aún iban a permanecer allí un rato más y se fueron de allí.

        —Vuelvo a decirlo: ¡El tipo está ligando contigo! ¡Le gustas! ¡Se le ve de aquí a Marte!

        —¿Y si fuera así que? No se resuelve con eso el final de la obra esa de ¿Dickens? ya no me acuerdo bien el nombre.

        —¿Y no piensas hacer nada al respecto? ¿Lo vas a dejar con las esperanzas?

        —Lo que dije fue una suposición, yo no le gusto. Solo soy una amiga. Y aunque no hable con los de la academia ahí tiene a dos chicas en su banda con las cuales hablar y bastante lindas para enamorarse.

        —¡Pero te dedicó una canción!

        —Pero nada. Dije que no es así y punto. Fin de la discusión y no quiero que vuelvas a mencionar dicho tema.

        —¿Porqué? ¿Es que acaso te gusta otro?
Un tomate maduro no era la definición correcta para la cara de Dalia. Las franjas rojas de la bandera de Estados Unidos sería la definición más exacta de como se puso su cara. ¡Claro que le gustaba alguien! Pero admitirlo así por así es vergonzoso.

        —Así que es eso... tu cara te delata.

        —Yo no dije... ¡ah! Olvídalo.

        Luego de unos minutos en silencio en el autobús Leo se animó a hablar.

        —Mañana es la semifinal. ¿Nerviosa?

        —De tocar no. Estoy nerviosa de defraudar a aquellos que esperan mucho de mí.

        —Estoy seguro de que lo harás bien.

Canciones para mí. (Lysandro CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora