24. Dame tu mano.

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(Atención: este capitulo se centra mucho en Fionna y Marcus porque es como una continuación del anterior. Aun así espero que lo disfruten!)

El expediente de la niña parte 2.

Fionna caminaba en silencio por las frías y bulliciosas calles. Con las manos enguantadas y dentro de los bolsillos miraba a su alrededor. Ya pronto se acercaría diciembre, y por eso se veían algunos locales con decoraciones de halloween y otras de navidad.

Navidad, ¡Que linda era hasta que pasó aquello! Después de lo que había pasado ya nada era igual, y odiaba como todo brillaba tanto que la hacía sentir miserable. Había aprendido a mostrar una sonrisa en toda ocasión pero lamentablemente la mayoría de las veces esa sonrisa no era genuina.

Las resplandecientes luces de la ciudad no eran lo único que la hacia sentirse así. También estaba aquel muchacho, Marcus. Él le traía recuerdos a la mente que le era sumamente difícil suprimir, recuerdos que la hacían querer hacerse ovillo en un rincón de su habitación. No era cierto que el la perseguía tanto como había dicho a Dalia, más bien se podría decir que exageró un poco, pero si era cierto que había insistido bastante en que le aceptara para ir al baile.

¡¿Es que nadie podía entenderla?! Cinco años viviendo con ese temor ante la cercanía de un hombre ¡Cinco años! No es que desconfiara de él, es que un simple contacto le hacía recordar aquel día. Su cuerpo se erizaba y un profundo dolor en el pecho le cruzaba. Tenía miedo, demasiado miedo a pesar del tiempo.

Tan sumida en sus pensamientos iba que tropezó con un muchacho. Este, ignorando la fobia de ella la ayudó a estabilizarse, pidiendo disculpas y marchándose. Ella no respondió. No pudo hacerlo. Era justo lo que siempre pasaba, el tan solo sentir las manos de ese individuo desconocido sobre sus hombros provocó que quedara paralizada allí.

Cuando al fin reaccionó, lo único que pudo hacer fue salir corriendo para llegar rápido a los dormitorios. Ya en este se acurrucó en una esquina de la cama cerrando los ojos con fuerza e intentando pensar en algo bueno. Lo que no resultó.

Los recuerdos afloraron por fragmentos desde el primer incidente. Un pequeño roce, así comenzó todo. Inocente, no comprendió las segundas intenciones de él pues le tenía mucho cariño. Pero cada vez era algo más insinuante y a Fionna ya le extrañaban que fueran solo muestras de afecto. Pero ensimismada en la idea de "es de la familia, no me hará nada" no previno el ultimo ataque.

Esta vez no fue un simple roce o toque. Esta vez no pudo escapar. Tampoco pudo gritar. Solo pudo llorar en silencio experimentando una mezcla de penosos sentimientos, más el gran dolor físico que tenía.

Fionna sintió que se sofocaba y le faltaba el aire, se sintió incapaz de pronunciar alguna palabra o quejido. Tan solo pudo derramar pesadas lágrimas como casi todos los días para liberar su cargado corazón.

Jamás podría encontrar a alguien a quien amar. No se sentía digna de ello. Ni lo creía posible.

[...]

Marcus, mientras tanto había tomado un descanso en la cafetería. Mientras comía un hotdog pensaba un poco sobre ella. Fue extraña la manera como él se enamoró de ella.

Luego de descubrir que no se había equivocado de persona quiso investigar un poco más sobre lo que le había ocurrido en todo ese tiempo. Se veía tan animada y feliz que no podía comprenderlo. Descubrió su "trabajo" como consejera lo que le llamó mucho la atención. Ella daba consejos sobre el amor, cuando una persona que haya pasado por lo mismo que ella probablemente estaría en oposición a ese sentimiento.

Canciones para mí. (Lysandro CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora