Otra tarde con Alaia. Ya hacia más de dos semanas que pasábamos algunas clases juntas a la mañana y a la tarde en su casa. Hacía dos día la besé por primera vez y ella me correspondió el beso. No se los cuento porque pienso que hay cosas que debemos guardarnos para nosotras mismas. Lo que sí puedo decir es que fue genial, fue mi primer beso pero compartirlo con ella lo hizo mágico. Sus labios son tan suaves. A veces cuando estamos mirando alguna película me agarra la mano y no la suelta hasta que aparecen los créditos. También hace una semana no vomito, solo como dos comidas por días pero lo que como se queda adentro. Si volví a cortarme pero no importa, el dolor es algo que necesito para vivir.
Ese fue un resumen de dos semanas increíbles, fueron como renacer, como una flor que en la primavera renace después de haber estado muerta por unos meses. Así me considero yo, una flor muerta que está renaciendo gracias a Alaia.
Me siento feliz con ella.
-Necesito hacerte una pregunta – se acerco a mí con cara seria, daba miedo su expresión, solo asentí- entre vos y yo hay algo, eso es obvio, quiero decir te quedas en mi casa, te agarro la mano, nos besamos un par de veces, ¿pero qué es? Déjalo en claro
Me quede en blanco, por un momento sentí que iba derrumbarme, no sé porque, no era algo malo lo que me preguntaba, era algo lógico, quería saber que había entre nosotras. Después de todo había venido hasta la puerta de mi casa a las 20hs. Trate de calmarme.
-Ali, no... no voy a mentirte... emm a mi me gustas desde que te vi entrar en el aula... - me quede callada, esperando que dijera pero no lo hizo- Nunca sentí esto por una chica, de hecho nunca sentí esto por nadie pero me... me gustas...mucho. Y si tal vez debería habértelo dicho antes pero no pude, sabes que soy muy insegura y... y no sabía.
Cuando levante la cabeza y la vi, tenía una lagrima cayendo por su mejilla derecha, pero era una lagrima de felicidad podía verse, se notaba. Me abrazo, le correspondí. Yo también le gustaba, no sé cómo ni por qué, pero era así. Nos correspondíamos las dos.
Tengo que admitir que no sabía cómo actuar, esa noche la acompañe a su casa, vivía a dos cuadras. No planeaba quedarme con ella, pero me miro con esos ojitos que no pude evitar, al otro día era sábado no teníamos clases, por lo que no me preocupe. Entramos, sus padres todavía no habían vuelto del viaje. Volvían en tres días.
Mientras estábamos en su cama me contaba que cuando era chica tenía ataques de pánico y por eso no podía quedarse sola mucho tiempo. Quería ser un poco más independiente pero una vez se había quedado sola antes de mudarse y tuvo que venir la ambulancia porque su vecina no sabía qué hacer. No sé cómo fue que empecé a contarle mi historia...
-Cuando tenía 9 años empecé a verme gorda, me daba asco lo que veía, todas mis amigas eran lindas y yo no, tenía panza y piernas gordas – no podía mirarla a la cara, solo miraba un punto fijo entre los dibujos de la manta que nos cubría, pero sabía que ella me estaba mirando muy atentamente- deje de comer golosinas, después deje de comer ciertos alimentos hasta que un día vi en la tele un programa donde una chica se sentía como yo y vomitaba- cuando dije eso sentí un sollozo salir de su boca, pero no mire, sabía que si miraba iba a empezar a llorar y no quería que me viera así- así que lo hice, mis papás no estaban nunca en mi casa. Lo hacía una vez a la semana. Y empecé a ver cambios, estaba más flaca y en el colegio todos me decían que me veía mejor, tenía 11 años para cuando ya no podía parar.
Ahí, justo en ese momento se me cayeron unas cuantas lagrimas, trate de hacer una sonrisa pero falle en el intento, sentí como una de sus manos buscaban las mías por debajo de la manta, en cuanto encontró una la apretó fuerte. Sabía que ella también estaba llorando, también le apreté la mano en señal de fuerza o no sé muy bien porque.
-No me tenes que contar si no queres, Guim. – me lo dijo casi un hilo de voz, sabía que estaba llorando-
-No, necesito hacerlo – Sentí que asintió y proseguí- También empecé a cortarme, eso... eso me hacía sentir bien conmigo misma, me sentía viva. Si duele es porque estas viva ¿no? – Ahí fue cuando pude mirarla, ella solo sonrío débilmente y asintió- trate de matarme, Ali ya no podía más así. Pero no pude y estuve internada cinco meses...
-¿Cuántos años tenías?
-Quince, desde los quince que no volví a hacer nada de eso. Pero hace unos 8 meses volví. – Empezó a llorar con fuerza, no podía mirarla, yo también lloraba. Estaba avergonzada- Hace dos semanas que estoy comiendo, ¿sabes? Por vos – dije sonriendo- No te enojes pero hace cuatro días me... me corte.
-No me enojo, gracias por contarme, de verdad, no tenía idea de todo esto. Perdóname por no haberlo notado. Perdón.
Ella hablaba con un hilo de vos entre sollozos, yo también lloraba. Me sentía bien, me sentía libre. Por fin se lo podía contar a alguien. Por fin estaba siendo totalmente sincera con ella. No le ocultaba nada, lo sabía e igualmente se quedaba conmigo.
Me abrazaba con amor, de verdad me transmitía paz con sus abrazos. Esa noche nos dormimos así.
![](https://img.wattpad.com/cover/158025612-288-k0c1e1c.jpg)
YOU ARE READING
Renacimiento.
RomanceEl destino no puede cambiarse, llegamos a este mundo con un proposito.