Los meses pasaron, las clases terminaron. Hacía poco más de cuatro meses habíamos conseguido trabajo en un mercado cerca de nuestras casas. Era una mierda el trabajo y el salario. ¿Pero que más podíamos pedir?
También quiero contarles cómo fue que planeé el viaje hasta Chascomus. Nunca les dije pero vivíamos en Buenos Aires, Alaia era de Chascomus.
Yo sabía que ella era quería volver a su orfanato, siempre me contaba cómo se portaba y cómo la trataban allí dentro. Pasábamos noches enteras hablando del día que llego al orfanato y cómo le cambio la vida estar ahí. Ella quería ir y quería que la acompañe, y eso íbamos a hacer. Ella no sabía que estaba planeando esto, había conseguido el trabajo solo para hacer este viaje con ella.
Sinceramente no tenía necesidad de trabajar, mis padres estaban bien económicamente, una era medica y el otro era abogado, se cagaban en la gente pero la plata nunca fue un problema en mi casa. Sin embargo no quería que otros pagaran nuestro viaje, quería ser yo la que lo haga. Además que nadie sabía que Alaia y yo éramos novias. Ni tampoco tenía intenciones que lo supieran.
Siempre dormíamos juntas, la noche de un martes que Alaia se quedo en su casa aproveche para organizar todo. Me lleve mi computadora a mi cama teclee "pasajes a chascomus", "hoteles en chascomus", "Orfanato pequeño arcoíris" Listo, que fácil fue todo. Ya tenía los pasajes, el hospedaje y había conseguido el número del orfanato, solo quedaba llamar y ver si no había problema en que vayamos.
Faltaban tres días para el cumpleaños número veintiuno de Alaia, mi regalo iba a ser el viaje, pensaba que era poco, quería que fuera algo romántico, a ella le encantan este tipo de cosas y que más romántico que una carta... No sé, nunca fui de estas cosas, pero iba a intentar.
Alaia, sé que probablemente me digas que el viaje es demasiado. Sé que no te gusta que gaste plata en vos, o en cosas materiales, sé que te hubiera hecho feliz con solo darte esta carta. Lo sé porque te conozco, y porque te conozco también sé que hace mucho tiempo querés ir a ver a tu familia del corazón en Chascomus, un día me pediste que te prometa que te iba a acompañar y acá vamos! No te preocupes, en el trabajo esta todo solucionado y en tu casa también, me encargue de todo, amor.
Pero lo importante acá es que es tu cumpleaños y quiero hacerte sentir lo importante que sos en mi vida y que desde que te cruzaste en mi camino me cambiaste, me marcaste, me hiciste renacer completamente. Me hiciste amarme, o al menos me hiciste aceptarme. Ojala pudieras entender un uno por ciento de lo que siento por vos. Es difícil eh pero no imposible.
Te amo más que tomar café en ese bar de micro centro que amamos, te amo más que una ducha antes de irse a dormir, te amo más que leer un libro mientras estamos las dos bajo la misma frazada... ¿Entendes cuanto te amo, Princesa?
Ojala seas feliz hoy y siempre, feliz junto a mí, ojala encuentres tu paz interior.
¡Feliz cumpleaños ángel!
No soy buena expresando mis sentimientos, pero esa fue la carta que le escribí para dársela el día de su cumpleaños junto al viaje que íbamos a hacer dentro de una semana. De hecho fue la primera carta que le escribí y la única. No sabía muy bien como decirle cuanta la amaba. Prefería simplemente mirarla a los ojos y decirle "Te amo".
Llego el día de su cumpleaños, no sé porque pero estaba muy nerviosa, sabía que no iba a ser un día como cualquiera, sabía que era un día especial.
Pensé que ropa ponerme. Agarre mis jeans negros, mis vans y una remera que le saque a Alaia. Ella decía que me quedaba mejor a mí, aunque discrepo. Me metí a bañar rápidamente y me cambie.
Guarde la carta, los pasajes, y unos dulces que le había comprado dentro de una cajita de madera que decía "Ali" pintado en violeta, su color favorito. Lo deje dentro de mi mochila. Mientras me peinaba me llego un mensaje a mi celular.
14:06 Ali <3
Estoy por salir de casa, nos vemos en los asientos de adelante. Te amo.
Salí rápido. Iba con el celular en una mano y las llaves en la otra. Teníamos pensado pasar el día dando vueltas por la ciudad por eso decidí comprar unas botellas de agua y algún que otro snack para tener en la mochila. Alaia siempre comía mientras caminábamos.
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Renacimiento.
RomansaEl destino no puede cambiarse, llegamos a este mundo con un proposito.