Se acomodaba en mi pecho y a los cinco segundos se acercaba a mí boca, me besaba como nunca lo había hecho, era sensual y a la vez romántico.
Tenía su mano agarrando la mía pero me soltó y me agarró la cara con ambas manos mientras seguía besándome fuertemente. Dejo de besarme de manera romántica para hacerlo más sensual que antes. Dio un saltito y se puso encima de mí, no dejaba de besarme, paraba cada tanto para que respiremos pero no me soltaba. No sabía qué hacer, nunca había estado en esta situación, ella tenía experiencia pero con hombres, lo cual me asustaba un poco, tal vez no le gustaba, pero rápidamente deje de pensar en eso y empecé a hacer lo que quería.
Empecé a tocarle la espalda lentamente y ella bajo la intensidad de los besos para acoplarse a mi ritmo. Bajé mi mano hasta tocarle el trasero, no era la primera vez que lo hacía pero si en ese modo. Ella bajo una de sus manos y empezó a tocas mis pechos mientras con la otra seguía tocándome la cara. Todo iba bien hasta que quiso sacarme la remera, no dije nada pero debo haberme tensado porque ella paro y me pregunto si estaba bien, de hecho si lo estaba.
-¿Estás bien, está todo bien? Podemos parar si queres- Pregunto agitada y algo preocupada-
-Sí, sí estoy bien, solo que... mira, mi cuerpo es... - me callo de un beso-
-Si queres podemos parar pero no por estas tonterías, ¿sí?
Eso me dio más seguridad que cualquier otra palabra, ella era tan real y transparente que no contesté nada, solo sabíamos que debíamos continuar.
Me sacó la remera que llevaba y quede en corpiño bajo ella pero ni siquiera miro mi horrible cuerpo solo lo besaba, me beso todo el torso. Hice lo mismo, inútilmente le saque su vestido, pero a mí eso no me bastaba, también saque su corpiño y quedo totalmente al descubierto su torso. Empecé a tocarla como nunca, le bese el estomago, la espalda, sus pechos. Dios, era perfecta. Mis manos encajaban perfecto en sus senos. Su piel desprendía un aroma increíble. Ya sabía que olía delicioso pero desnuda se sentía más.
Ella empezó a tocar mi trasero y suavemente se acercaba a mi pubis. Quería hacer lo mismo pero me daba un poco de vergüenza. Me desabrocho el jean y en un suspiro me lo saco. También se deshizo de mi corpiño, solo estaba en bombacha frente a Alaia. Ella conserva sus medias largas que rápidamente le saque.
Quedamos ambas en bombacha. La di vuelta quedando yo por encima de ella, le sorprendió pero le gusto. Empecé a tocarla toda, como nunca lo había hecho, la deje completamente desnuda y comencé a jugar con su cuerpo. Me fui hacía abajo y comencé a dejar pequeños besos por su pubis y llegaba lo más lejos posible, ella arqueaba su espalda en ocasiones. No fue hasta cuando di un lengüetazo cerca del clítoris que la escuche gemir, eso me excito mucho mas. Seguí chupando toda su vagina mientras tocaba con mis manos su clítoris.
Le encantaba. Me encantaba.
Daba unos gemidos increíble, lo cual me provocaba gemir a mí también, estaba muy mojada y moría porque me tocará pero no quería detenerme. Introduje dos dedos dentro de su vagina mientras con la otra mano tocaba su clítoris. De vez en cuando me frenaba y continuaba jugando con mi lengua. Subí una de mis manos para tocar su pecho. De un segundo para el otro me corrió la cara de su vagina y en un gemido ahogado acabo mojando todo m torso que se encontraba debajo de ella. Seguí con mi lengua y mis manos, rápidamente acabo de nuevo. Sus gemidos inundaban la habitación, lo que hacía todo más intenso. Subí suavemente besando todo su cuerpo hasta quedar frente a su rostro, me beso intensamente y agarrándome por la espalda me dio vuelta dejándome debajo de ella.
No tardo en tocar mi vagina y rápidamente introdujo dos o tres de sus dedos dentro de mí. Los movía para abajo y para arriba, de adentro afuera. Cada tanto con su dedo gordo tocaba mi clítoris. Para mí todo fue más rápido. Sentía como una sensación de electricidad recorría todo mi cuerpo y acabe. Atiné a correrle la cabeza rápido y gemí como nunca lo había hecho. Ella seguía tocando cada centímetro de mí piel. Parecía que amaba ver y sentir mi cuerpo, no entendía porque pero me gustaba.
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Renacimiento.
RomanceEl destino no puede cambiarse, llegamos a este mundo con un proposito.