Capitulo veintitres.

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Narra Zayn

-No puedo creer que la invitaste a salir!- Harry siseó, inclinándose sobre su escritorio para hablar en mi oído. Varios de los estudiantes a nuestro alrededor se voltearon para ver a qué se debía el alboroto. Sonreí tímidamente a modo de disculpa antes de voltearme y enfrentar a Harry.

-Fue tu idea desde un principio, querías que la distrajera.. Y ni siquiera me has contado a qué viene todo esto.- lo fulminé con la mirada. Él suspiró exasperado.

-Te pedí que la distrajeras, no que la llevaras en una cita- puse los ojos en blanco.

-No es una cita romántica, Hazza, lo juro. Es algo meramente platónico, nada más. Sabes que no la quiero de esa forma…

-Eso dices ahora…-masculló por lo bajo, volviendo su mirada a la hoja delante de él. Lo miré incrédulo.

-¡¿Y eso qué se supone que significa?! Además, ¿cómo es que estás tan celoso? Al parecer eres lo suficientemente masoquista como para arrojarte a los brazos de alguien que te trató como si fueras basura- escupí furioso.

Levantó su mirada y la fijó nuevamente en mí, sus ojos reflejando..¿dolor?

--No tienes idea, Zayn.- se levantó bruscamente de su asiento, agarró todas sus pertenencias y comenzó a dirigirse hacia la puerta del salón.

-Sr. Styles, ¿adónde cree que va?- la profesora Morgenstein le lanzó una mirada irritada. Todo el salón se volteó hacia donde se encontraba Harry, congelado en el umbral de la puerta; esperando su respuesta. Se dio la vuelta y sonrió dulcemente en dirección a la profesora, a la vez que un pequeño hoyuelo aparecía en su mejilla.

-¿Al baño?- contestó dubitativo. La profesora arqueó una ceja, dirigiendo su mirada a los libros y cuadernillos que él llevaba en su mano; pero su expresión se suavizó en menos de lo que dura un pestañeo.

-De acuerdo- sacudió una mano indiferentemente, alentándolo a retirarse.

Podía sentir una fina capa de sudor expandirse por la parte superior de mi cuerpo y mi cuello, mientras esperaba escuchar su voz a través del intercomunicador, jugando nerviosamente con mis dedos.

-Maldición, Zayn, relájate. No le pedirás matrimonio, es una simple salida- me susurré a mi mismo, molesto, a la vez que pasaba una mano por mi pelo. El pitido estrangulado del intercomunicador me interrumpió entonces, cortando mi discurso de auto-control.

-¿Zayn?- interrogó una voz masculina del otro lado de la línea. Carraspeé.

-Sí, soy yo.

-Jojo bajará en un minuto, que se diviertan- contestó Harry en un tono aburrido. Abrí la boca para contestar pero reconocí el sonido del teléfono al chocar nuevamente contra la base. Puse los ojos en blanco ante su comportamiento infantil.

Unos cinco minutos más tarde, Joanna atravesó la puerta del complejo. La miré de arriba a abajo rápidamente; vestía jeans oscuros ajustados y una simple blusa amarilla con delicados volados, y calzaba zapatos negros estilo ballerina. Su ondulado pelo castaño caía sobre sus hombros, y un suave maquillaje resaltaba el azul de sus ojos.

-Hola- me sonrió, dubitativa.

-Hola- sonreí cálidamente y me acerqué a abrazarla por la cintura. Reí al verla balancearse sobre la punta de sus pies para estar a mi misma altura y luego envolver sus brazos alrededor de mi cuello por unos instantes. –Estás linda- dije en su oído; pude ver cuando me separé de ella que se había ruborizado.

-Gracias. Tú no estás nada mal- dijo ojeándome exageradamente. Reí.

-Ya, ¿vamos?- le ofrecí mi brazo.

The only reason. | H.S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora