Capitulo treinta y nueve.

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Narra Joanna

Estuve a punto de ahogarme con mi propia saliva. Analicé su expresión en busca de... Algo, en verdad no se qué exactamente. Tomé un paso en su dirección, indecisa. Respiré profundo y traté de encontrar mi voz nuevamente.

-¿Qué recuerdas, Harry?

Miró al suelo dubitativo, balanceándose en sus talones. -A Izzy durmiendo en la caja, y a nosotros, gritando en el apartamento. No más que eso... No sé qué sucedía, y no sé por qué dije las cosas que dije.-soltó una risa amarga- ¡Ni siquiera estoy seguro de qué dije! Lo único que sé es que no quise hacerlo... Y luego dijiste que me odiabas y te largaste... Y llevo una hora aquí afuera devanándome los sesos para lograr recordar y entender por qué me destruye el tan solo pensar que puedas odiarme...-se sorbió la nariz y levantó su mirada, fijándola en el árbol frente a él nuevamente.

-¿P-Por qué no dijiste nada al respecto?-tartamudée.

-No has contestado a mi pregunta-insistió, sus manos en puños colgando a ambos lados de su cuerpo. Caminé hasta estar frente a él y tomé sus dos manos en las mías, luchando contra su impulso de retirarlas, ganándome una mirada mitad sorprendida mitad molesta por su parte.

-No, Harry, no te odio.-dije firmemente mirándolo a los ojos, hasta que él hizo lo mismo, dándome a entender que me creía.

-¿Entonces por qué..?

-¡No importa lo que dije ni lo que tú hayas dicho!- lo interrumpí. -No te odio, jamás podría hacerlo, olvídate de ello.

Rió sombríamente. -¿Ahora me pides que olvide?

Puse los ojos en blanco. -Haz lo que quieras..-me di la vuelta para volver a la casa, pero una de sus manos me sujetó de la muñeca, girándome de vuelta hacia él. Abrió la boca como para decir algo, pero volvió a cerrarla luego de un instante. Suspiré y apoyé mi mano libre en su mejilla. -Todo está bien, no estoy molesta. Sólo vete a dormir, ya es tarde.

Pero en vez de contestarme, sus ojos se cerraron casi involuntariamente en cuanto las yemas de mis dedos rozaron su mejilla. No de forma brusca, ni asustada; simplemente se cerraron en señal de disfrute. Un gesto tan nuevo e inesperado de su parte, que resultaba casi íntimo e hizo que mis mejillas se incendiaran y corazón acelerara. Su cabeza se inclinó ligeramente contra mi mano y la presión de su mano en mi muñeca se relajó. Alentada por su reacción, decidí descubrir hasta qué punto podría llegar antes de que sintiera la necesidad de apartarse como siempre lo hacía.

Deslicé mi mano con suavidad hacia arriba, hasta llegar a su sien, para luego enterrarla con delicadeza en su cabello. Sorprendentemente -y a diferencia de la mía-, su respiración se volvía más apaciguada y profunda con cada segundo que pasaba. Luego de unos segundos, dio un paso en mi dirección y libró mi muñeca, sólo para apoyar su mano en mi cintura, causando que mi mano en su cabello se congelara y mi respiración se quedara atascada en mi garganta. Abrió los ojos al notar mi tensión y su mano en mi cintura me sostuvo con más firmeza.

-No te alejes-susurró, casi a modo de suplica. Agité mi cabeza lentamente.

-No lo iba a hacer.

Asintió y volvió a relajarse, pero esta vez no cerró sus ojos, sino que me observó fijamente mientras acariciaba su cabello. Sus pupilas lucían increíblemente dilatadas y oscuras, dejando sólo una delgada banda del iris verde esmeralda a su alrededor.

Su otro brazo se deslizó discretamente por detrás de mí, uniendo ambas manos en el hueco de mi espalda para empujarme gentilmente hacia él, hasta que nuestras piernas chocaron y nuestros pechos se rozaban con cada respiración que el otro daba. Retiré mi mano de su cabello y uní ambas detrás de su nuca, provocándo que él inclinara su cabeza hasta apoyar nuestras frentes juntas. Y simplemente quedamos en esa posición, respirando el perfume del otro, perdidos en los ojos del otro, y olvidando; olvidándonos de los ladridos de los perros que flotaban en el aire, olvidándonos del frío de madrugada que comenzaba a hacernos tiritar en los brazos del otro, olvidándonos del accidente y olvidándonos de todo lo ya olvidado y que quizás ya nunca se fuera a recuperar. Y por esos minutos que parecieron años, por primera vez en meses, me sentí feliz; porque parecía que nada malo jamás hubiera sucedido entre nosotros y porque se sentía correcto. Ni forzado, ni fingido, ni planeado. Sólo destinado a ser así.

Harry fue el primero en romper el silencio.

-¿En qué piensas?-susurró delicadamente, como temiendo que un poco de volumen de voz fuera a destruir la burbuja que lentamente se había construído a nuestro alrededor y que nos mantenía a salvo de enfrentar la realidad.

Reí silenciosamente. -En muchas cosas..

-¿Cómo cuáles?- insistió.

“En que quisiera que este momento jamás terminara, en cómo desearía que recordaras absolutamente todo, en lo mucho que quiero besarte ahora mismo...". Pero me limité a murmurar:

-En lo mucho que te he extrañado- y con eso, mi voz se quebró y una lágrima se me escapó y corrió por mi mejilla. La limpié de inmediato, luchando para contener las que seguían en mis ojos, nublando mi vista.

-Shh, ya no llores..-me calmó.

-Lo siento.

Sonrió. -No debes disculparte por llorar.

Asentí apresudaramente. -Lo sé. Pero últimamente parece que es todo lo que hago y ya comienza a molestarme incluso a mí..

-Si te sirve de consuelo, es la primera vez que te veo llorar...

-Teniendo en cuenta que eso es una mentira, no me sirve de consuelo, para nada.

Bufó, derrotado. -Pues lamento no recordar todo lo que quisieras que recordara- dijo sarcásticamente, comenzando a alejarse de mí. Alcancé a tomar una de sus manos y jalé de ella, impidiendo que se zafara por completo.

-Hey, sabes que no lo dije de esa manera...

Pasó una mano por su rostro, mirando al suelo, y respiró profundo un par de veces con el objetivo de calmarse. -Sí, lo sé. Sólo estoy molesto. Odio esto, odio no saber quién soy, odio no saber qué hice durante los últimos veinte años de mi vida, odio no saber quién eres tú, odio no recordar a mis propios padres..

-Lo sé, ya cálmate.- levanté el tono de mi voz para hacerlo callar. Luego de un par de segundos, levantó su mirada y volvió a acercarse hacia mí.

-Lo lamento, arruiné todo.

-No arruinaste nada, sólo necesitas descansar. Y yo también...Vamos-comencé a empujarlo suavemente por su espalda. -Te acompañaré a tu cuarto e incluso te arroparé en la cama.

Puso los ojos en blanco, reprimiendo una sonrisa. -No soy un niño- replicó.

-Como tú digas...

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Hiiiiiiiii.

Bueno, se que usulmente publico los dias de semana pero queria hacerlo ahora jajajaja bueno, espero que les guste.. Ah, y tambien queria decirles que quedan tres capitulos para que la fic finalice, ay.Gracias por leer, votar y comentar :)

pd: el gif de H que deje en multimedia me esta matando. xx

The only reason. | H.S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora