Capitulo treinta y seis.

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Narra Joanna

- ¡Lo sé, lo sé, lo siento!- grité a la señora que me veía con expresión molesta mientras hacía sonar frenéticamente la bocina de su auto desde el otro lado de la calle. Sabía que no lograba escucharme pero al menos vería la pena en mi rostro y quizás eso le bastara para comprender que se trataba de una simple distracción.
Respiré profundo y suspiré, para luego apoyar nuevamente el pie sobre el acelerador y continuar viaje hacia el hospital.

Mi humor quizás no hubiera cambiado mucho luego de veinte horas seguidas de sueño, lo cual era de esperarse, porque a pesar de que mi cuerpo ya no funcionaba a costas de mi ''energía de reserva'', nada había cambiado al abrir mis ojos. Al menos estaba agradecida de que las constantes jaquecas hubieran desaparecido, al igual que los círculos morados bajo mis ojos y el temblor de mis manos.

El atestado Lambeth Bridge resultaba extrañamente reconfortante; el sonido de las llantas de los autos deslizándose sobre el concreto, la gente caminando tranquilamente por las aceras a ambos lados de la calle, la vista del río, fluyendo calmo y continuo...

...I'm gonna pick up the pieces, and build a lego house. If things go wrong we can knock it down...

Salté alarmada, manteniendo la vista en el camino a la vez que urgaba dentro de mi bolso en el asiento del acompañante para hallar mi teléfono móvil. "Lotería" pensé, a la vez que mis dedos rozaban el duro plástico del viejo iPhone 3 de mi madre. Deslicé el dedo por la pantalla y me lo llevé al oído.

-¿Hola?

-¿Ya estás viniendo? Richard tiene sólo media hora más...- me contestó una voz grave desde el otro lado de la línea.

-Argh, sí. Lo lamento, Niall. Me quedé dormida. Ya estoy en el puente, ¿sí? Llegaré en cinco..-

-¿¡Que todo esto no te sirvió de lección acerca de no distraerse mientras conduces?!

-Debo colgar- dije antes de que pudiera continuar sermoneándome, y finalicé la llamada.

No pude evitar que mis pensamientos se desviaran inmediatamente al accidente en cuanto mis ojos escrutaron el tráfico frente a mí. "Tranquilízate," me dije a mí misma. "Su intención no era recordártelo. Sólo está cuidando de ti."



Luego de haber aparcado el coche en el primer lugar libre con el que me topé, me apresuré hacia las puertas automáticas del hospital. El olor a lavandina y el frío característico del interior fue lo primero en asaltar mis recuerdos de todo lo sucedido durante el último mes; seguido por el constante sonar de teléfonos proveniente de la recepción y el murmullo de decenas de voces cual zumbido de avejas.

-Hola Mary, hola Stella- saludé rápidamente a las dos mujeres tras el mostrador del frente mientras me dirigía hacia el ala izquierda, algo que se había vuelto más que una rutina.

-¡Hola linda, aguarda!- llamó Stella. Me detuve en seco y volví sobre mis pasos, tratando de esconder mi agitación y no parecer grosera. -Luces bien, ¿te encuentras mejor?- preguntó amablemente.

-Um, sí, bastante mejor- sonreí débilmente.

-Me alegro por ti. Ya no necesitarás cruzar esas puertas, toma las de la derecha- señaló con la cabeza y me guiñó un ojo. Al ver mi expresión confundida, agrego: -Richard ya lo ingresó en Rehabilitación Física. No corre ningún riesgo así que lo trasladó a la común.

-¿Él ha..?

-No, lo lamento cariño- me interrumpió. -Llevará un tiempo...-. Asentí y me encaminé al ala derecha. - Cuarto 306-gritó tras de mí.


El pasilo no difería en nada al otro, lamentablemente. Aunque sí parecía estar mejor iluminado, ya que la tenue luz del sol ingresaba por las ventanas de los cuartos, cuyas puertas se encontraban abiertas. El olor a amoníaco en el aire se mezclaba con un aroma fresco y dulzón a sábanas limpias.
Incluso las paredes habían sido pintadas de un cálido color amarillo, a diferencia del monótono blanco que parecía dominar el edificio por completo.
El silencio allí tampoco resultaba inquietante, simplemente transmitía paz, y los constantes pitidos de máquinas ya no se oían.

Tras haber caminado pocos pasos, llegué al cuarto en donde se suponía que encontraría Harry: 306. La puerta se encontraba entreabierta, por lo que ingresé lentamente, mirando alrededor del nuevo cuarto.

-Al fin-suspiró Liam al verme, quien se encontraba sentado junto a la ventana. -Luces mejor...-dijo observándome atentamente. La cama se encontraba justo en frente de Liam, también junto a la ventana y una mesita de noche, sobre la cual descansaba una bandeja con agua mineral, una manzana, un trozo de pan y un postre de chocolate totalmente intactos.

-¿Dónde...?- comencé a preguntar al ver la cama deshecha vacía.

-Tienes razón, sí luce mejor...-me interrumpió una voz ronca desde el otro lado del cuarto. Harry estaba parado en el umbral de la puerta del baño, completamente desconectado de cualquier máquina y sin siquiera la alimentación de suero. Su rostro había recobrado un poco el color, al igual que su pelo ondulado y ya no apelmazado. Sin embargo, se veía extremadamente delgado a lo que solía ser.

-Yo...iré a avisarle a Richard que estás aquí y los dejaré solos...- Liam se levantó de la silla y se retiró sigilosamente del cuarto. Transcurrieron un par de segundos hasta que alguno de los dos dijo algo.

-Lo siento, debo sentarme- se excusó Harry, para dirigirse a la cama y sentarse con un leve suspiro. -Uno creería que tras dormir tanto, no estaría cansado. Pero no...-dijo sarcásticamente.

-No dormías, estabas desmayado- lo corregí suavemente.

-Lo que sea, da igual, estuve inconsciente por casi un mes- gruñó molesto. Me limité a observarlo mientras se calmaba. -Lo lamento, todo esto es muy frustrante. No es tu culpa, no debería estar echándotelo en cara.

-Te entiendo...-

-No, en realidad no. Todos lo dicen pero nadie podría, por más que quisieran. No sabes lo que se siente no tener idea de quién eres. No sabes lo que se siente no tener un maldito recuerdo de veinte años de vida. No sabes lo difícil que es confiar en alguien y creerle todo lo que te dice, pero lo haces de todos modos porque quizás sea la única persona que te conoció o que estuvo en tu vida...- sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Harry, lo siento mucho...

-No lo hagas. No es tu culpa, ya te lo dije.- se limpió el rostro con el dorso de su mano.

-¿Entonces por qué me dices todo esto a mí?

-Yo...no lo sé.- bajó la mirada a sus manos. -¿Quisieras sentarte, por favor? Me incomoda tenerte allí parada- pidió luego de unos segundos.

-Claro- comencé a dirigirme hacia la silla en la cual había estado Liam previamente.

-No- me interrumpió. -Puedes sentarte en mi cama...

-Pero pensé que...-

-No eres tú la que me incomodas, no desconfío de ti. Me incomoda tener que mirarte si estas parada, mi cuello fue violentamente sacudido, ¿recuerdas?

"Ojalá no lo recordara", pensé para mi misma. Me acerqué lentamente al lado izquierdo de la cama y me senté junto a él, cuidando de no rozar ninguna parte de su cuerpo que pudiera dolerle.

-¿Qué tal tus costillas?- pregunté, recordando que tres de ellas estaban rotas.

-Duelen bastante, a decir verdad. Especialmente al respirar. Pero por suerte ninguna de ellas se astilló así que no está tan mal...Mira, aquí- tomó mi mano entre la suya y sentí un cálido cosquilleo recorrerme de pies a cabeza. Llevó mi mano al lado derecho de su torso, colocándola con delicadeza sobre el área de las costillas y presionando muy levemente las que se suponía estaban rotas. Pude sentir una leve capa de vendaje bajo la camisola de hospital, impidiendo sentir el hueso.

Tras unos minutos de silencio en esa posición, levanté la mirada y me encontré con sus penetrantes ojos verdes observando mi reacción.

-¿Quién eres realmente?- susurró.


FLASHBACK

3 DÍAS ANTES

-¿Por qué tuvo que pasarle a él? ¡No es justo!- sollocé.

-Nada en la vida es justo, Joanna.- respondió Morgentein calmado. -En verdad lo lamento. Por ahora, todo lo que podemos hacer es apoyarlo y ayudarlo a recuperar su vida. Será difícil y necesitará la ayuda de todos...

-Pero, ¿qué se supone que hagamos? ¿Siquiera viste su rostro? No recuerda absolutamente nada..

-Es por eso que debemos ir lento. Ahora mismo está muy confundido, por lo que te voy a pedir que no lo estresen. Mientras más cosas logre recordar por su cuenta, mejor. Sé que las cosas han sido complicadas ultimamente...

-¿A qué te refieres?

-Digamos que gritos en un hospital no son muy frecuentes a menos que provengan de pacientes- alzó una ceja. -Se podría decir que la mitad de los pacientes en terapia intensiva se enteró de la situación...

-Lamento haberte mentido acerca de quién era- murmuré avergonzada.

-No te preocupes, cariño. Lo supe en el momento en que te vi a los ojos pero sé que lo hacías con buena intención y hubieras sido capaz de cualquier cosa con tal de que te dejaramos verlo. No te culpo- sonrió comprensivo.

-Gracias...¿Alguien más lo sabe?- fruncí el ceño.

-¿Que no eres su prometida? En realidad no. Se lo dijiste a Lisa y ella te creyó. No es su culpa, supongo que aún no ha adquirido la experiencia suficiente en cuanto al comportamiento de los familiares...- Asentí. -Pero hablo en serio, no hagan desastres con su cabeza, mantenganlo tan simple como puedan. Sin embrollos por un tiempo- me advirtió.

FIN FLASHBACK


-Sólo una vieja amiga, al igual que Zayn y Liam- mentí.

-Entonces, ¿por qué...?

Un suave golpe de nudillos en la puerta nos interrumpió, y ambos giramos hacia la puerta para encontrarnos con Morgenstein.

-¿Interrumpo?

-Um, no- respondí rápidamente y solté mi mano de la de Harry, enderezándome en el lugar.

-De acuerdo. Tengo buenas noticias- sonrió amistoso.

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Hola, lamento haber tardado tanto tiempo en "dar señales de vida" por asi decirlo... Chicas, muchisimas gracias por sus comentarios me ayudaron mucho, de verdad gracias por estar ahi y tomarse el tiempo de leer mi fic, supongo que fue solo un mal tiempo para mi y tome el hecho de que no me iba bien en las fics como algo muy grave. Sepan disculparme, es solo que ultimamente no estoy teniendo unas muy buenas semanas y cualquier cosa que pasa la tomo negativamente, es solo eso.

Gracias por todo, las amo. x

The only reason. | H.S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora