El amor de un sicario »Omegaverse«

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El mundo gira sobre su propio eje para trasladarse alrededor del Sol, el tiempo aunque es relativo, avanza lento como las manecillas del reloj colgado en la pared mientras que en el día o en la noche, nacen personas y otras mueren.

Durante la vida de una persona, está crecerá poco a poco mientras los padres encargados les hacen creer en los estereotipos impuestos por la sociedad, un omega debe crecer y estudiar, aprender todo de sus 'madres' para que cuando llegue el momento se dediquen al hogar, los omegas son débiles y por ende deben ser protegidos, mientras, los alfas, fuertes por naturaleza, deben estudiar, desarrollarse en un amplio estatus y dedicarse a trabajar, son los altos en la jerarquía y deben proteger a los débiles. Los betas, en cambio, son libres para elegir, no son tan débiles como un omega o tan fuertes como un alfa, son los que se encuentran en el medio, humanos 'normales'.... pero no son los únicos.

Kappas. La llamada "jerarquía obsoleta", son personas que desde que nacen se les mata o simplemente se les abandonan por una simple razón, son " desechos". Los kappas están sobre las dos primeras jerarquías; omegas y betas. Si, son lo mejor de los betas pero son más débiles que los alfas. Los kappas tienen tanto rasgos de omegas como de alfas, pueden ser pasivos o activos, dejar embarazado o embarazarse pero no todo es bueno. Los Kappa por 'rutina' tienen que esconder su naturaleza y eso para mi es algo más llamativo.

Lastimosamente no soy así.

Las rutinas impuestas por la sociedad, nos indican que debes de crecer, trabajar si es tu caso, encontrar a alguien, procrear y al final morir para que todos a tu alrededor lloren y lleven flores a tu tumba. No me quejo, pero eso no es lo mio.

— ¿Estás seguro de querer verlo?

Las luces algo tenues y que son pocas, el olor a alcohol y a humo de cigarro, se calan a través de mi piel, los pasos son cortos pero resuenan por todo el pasillo. Arystra Krory, la persona a mi lado me veía con seriedad, odio esas miradas.

Mis pasos seguros no dejaban de resonar, la puerta del final hecha de madera color chocolate, pulida a mano y que era pequeña, me llamaba sin cesar, alumbrada por una tenue luz de color rojizo que hacía a mis ojos mantenerse en ese punto.

Reí ante la pregunta del sujeto, para, seguido encogerme de hombros.

— Te advierto que es muy temperamental

Volví a reír, incrédulo. Los rumores me lo habían dicho, un sujeto de por más serio y que no se toma nada a la ligera. El hombre a mi lado suspiro, lo mire por el rabillo del ojo, un beta más que me hacía querer ahorcarlo, volví mi mirada a la puerta, a tres pasos de llegar.

— Mantén una distancia de por lo menos dos metros, no lo mires a los ojos o pensara que lo estás retando... Y... Lo más importante, jamás, pero por nada del mundo, lo llames por su nombre

Asentí con una sonrisa inocente, el beta abrió la puerta que produjo un rechinido debido a lo lento que se abría, la habitación levemente iluminada por una luz amarillenta, apenas un foco en medio, y varios muebles me hicieron torcer los labios, pensé que sería más escalofriante.

— Suerte

Fue lo único que dijo para que yo me adentrara y él volviera a cerrar la puerta.

Un silencio fue lo único que encontré, la habitación pequeña, solo dos sillones de cuero negro junto con una mesa de madera en el centro. Un escritorio de roble oscuro hecho a mano y ... Un joven de porte elegante, traje negro ajustado que dejaba ver un poco de sus músculos los cuales no eran tan grandes pero si bien torneados, o eso parecía, su cabello largo que amarraba con un listón de color rojo, dejaba caer dos mechones cerca de su rostro y con un flequillo algo aniñado, poseía una copa de whisky en la mano y una mirada seria en el rostro. ¿En serio porque todos son así?