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¡Otro capitulo! Aunque esta vez me tarde un poco más en publicarlo pero bueno, no es tanto tiempo como veces anteriores :3

¿Sabías qué?

En este fic, el olor de los kappas cuando entran en celo puede afectar incluso a los betas. Al principio estos pensaran que es algo más pero si se dan cuenta de que son afectados por el olor de un kappa algo así como un pequeño "instinto" nacerá en ellos.

Se podría decir que se vuelven violadores sin querer :v feo pero cierto aquí.

— ¡¡Mnnn mggfh!! — El sonido de su voz no podía salir por completo de su garganta además de eso, su cuerpo estaba por completo paralizado, lo sentía adormecido y pesado

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— ¡¡Mnnn mggfh!! — El sonido de su voz no podía salir por completo de su garganta además de eso, su cuerpo estaba por completo paralizado, lo sentía adormecido y pesado. Su olor a dangos poco a poco aumentaba al igual que el leve rubor que teñía sus mejillas indicando que la temperatura de su cuerpo era elevada — Mfhgf — Un nuevo quejido salió de sus labios sellados a la vez que, inútilmente, trataba de moverse para obtener un resultado favorable para él.

Allen estaba amarrado con unas sogas y su cuerpo estaba un poco débil debido al celo próximo.

Las sogas que tenía alrededor de su cuerpo estaban principalmente reforzadas en sus manos y pies a su vez, había un pañuelo bien amarrado en su boca que evitaba que pudiera hablar o gritar en busca de ayuda. Podía ver y aquello era completamente extraño ¿porqué podía ver por dónde lo llevaban? Lo viera por donde lo viera, era anormal.

No mentiría al decir que no estaba asustado pero el poder ver qué estaba en un carro y que este se dirigía a una de las tantas mansiones que habían cerca del centro de la ciudad, le quitaban un poco ese temor de estar solo. En cuanto pudiera se liberaría de los betas que lo "escoltaban" y huiría del lugar, fuese cualquiera al que lo llevaran.

— Es un chico un tanto... peculiar ¿no creen? — Escuchó que uno de los tres hombres comentaba a los otros dos que estaban sentados a ambos lados de él — Dio buena pelea y... Aunque es extraño decirlo, siento algo raro al estar con él.

— En eso concuerdo — Respondió el que estaba sentado a su derecha — Es un sentimiento extraño, tal vez sólo sea una advertencia de que en realidad es peligroso y por eso el jefe nos dijo qué tuvieras cuidado.

— Eso tiene lógica. Por eso debimos capturarlo cuando estaba distraído con el otro sujeto.

El albino frunció el ceño y después de eso trató de relajarse ignorando la charla por completo. Si conocieran el hecho de que ellos estaban siendo afectados por su olor sería una situación muy diferente y puede que no favorable para él. Lo mejor era dejarlo pasar a pesar de lo que hicieron.

Negó con la cabeza y siguió atento al camino que veía por la ventana blindada. No pasó mucho tiempo para cuando el auto en el que iban se detuvo frente a una mansión un tanto grande, de a penas tres pisos de altura y por lo que veía con unas quince habitaciones. Los hombres lo bajaron del auto y entre los tres tuvieron que llevarlo por la mansión hasta el sótano, bajando unas escaleras que se encontraban pasando la sala de estar, cocina y aparentemente una oficina.

El amor de un sicario »Omegaverse«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora