Un nuevo comienzo

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La noche anterior termine pidiéndole a mis abejorros que me acompañaran en la habitación, sentirlos a mi lado me tranquilizó y pude conciliar mi sueño por unas 4 horas seguidas. A las siete de la mañana ya estaba levantada deje a Gero y Nair dormir un poco más, iríamos al hospital después de las nueve así que tenía tiempo suficiente para preparar con calma el desayuno y hacer algunas llamadas. La primera de ellas fue para hablar con Rosa, ella trabajaba para nosotras hacía varios años, se encargaba de la limpieza y una que otra vez preparaba la comida. Venía dos veces por semana pero ahora después de contratarla por dos meses se convertiría en mi más grande apoyo ya podía sentir que con su presencia en casa mi presión de seguro bajaría. Rosa se había ganado nuestro afecto y nuestra confianza además mis hijos la adoraban porque siempre los consentía en todo. Mi prioridad estaría concentrada en ocuparme de atender a mi amor y ayudarla en la recuperación de su roto corazón. La siguiente llamada la había estado pensando desde que se produjo el incidente de Jaz pero al final decidí solo enviar un whattsap informando lo que había ocurrido y en el fondo esperando tomara esta persona conciencia y no siguiera con su actitud. Las otras dos las hice para notificarle a mi otra familia como estábamos y a qué hora estaríamos en el hospital, Vir quería verla a Jaz aún se sentía perturbada por el episodio angustiante que vivió con ella. Mario en cambio quería saber de ella cada hora pero la vería cuando ya estuviese en casa, los hospitales le generaban malos recuerdos y no deseaba guardar en su mente la imagen de su nuera en un lugar como ese. Luego de terminar mí conversación me fui a despertar a mis abejorros pero ya no estaban en mi cama. Los encontré sentados frente a la computadora aún con las piyamas en la habitación de Nair, ambos al verme se miraron sorprendidos y compartieron una mirada cómplice. Pensé que los había asustado me disculpé y de inmediato se acercaron a mi abrazándome fuerte y dejando cada uno besos en mis mejillas.

─¡Gracias! No saben cuánto necesitaba estos afectuosos gestos mis abejorros. ¿Cómo se sienten hoy?

─Yo estoy todavía impresionado por cómo se dieron las cosas pero también estoy feliz porque Ma Jaz pronto estará en casa.

─¿Y vos Moziña, por qué tan pensativa?

─¡Ma! Me gustaría pedirte que de ahora en adelante no me llames así y eso también va contigo Colorado. No quiero escuchar nada que me recuerde a los Ferreira.

─Perdóname. Te prometo no volver a hacerlo. ¿Ahora me contas cómo te sentís?

─Me siento re culpable por lo que le pasó a Ma Jaz y por cómo estas vos. Te juro que no quiero llenarme de mala onda y menos traer a mi vida un sentimiento como el odio pero desde ayer comenzó a dominarme. Mi bronca hacía esa gente es de grandes dimensiones y estoy decidida a no permitirles nos sigan jodiendo la vida. Mi voz se quebró apenas dije la última palabra mi madre y mi hermano mantenían sus ojos humedecidos.

─¡Vengan! Siéntense por favor a mi lado y escúchenme muy atentos. Nunca le hemos inculcado ese feo sentimiento pero eso no quiere decir que en algún momento no puedan sentirlo, sería ilógico y más en la situación en que estamos; lo importante es saber manejar ese enojo en beneficio nuestro. Yo hubiese dado lo que no tengo por no verlos tan afectados con este asunto que se nos ha escapado de las manos. Y créanme también siento mucha bronca y no tanto hacía los demás sino más hacía mí misma, todo este problema es de mi entera responsabilidad y sé debemos encontrar una solución; pero no comparto buscarla bajo los efectos de nuestra ira porque de esa forma estaríamos actuando como ellos y eso no es lo que queremos. Y ahora que estuvimos tan cerca de perder a Jaz hay que enfrentar este asunto con otras estrategias, yo no podría volver a pasar por algo semejante. Nuestro foco debe permanecer sobre su madre mientras menos preocupaciones le demos más rápido se restablecerá su salud y sobre todo su corazón. Les pido por favor hablen conmigo no piensen que porque igual que ustedes estoy afectada no puedo oírlos. Nada debe cambiar lo que ha sido está familia, este mal rato que pasamos nos va a fortalecer a cada uno. Juntos y apoyándonos es que vamos a salir adelante. Quisiera ninguno de los dos se sintiera culpable aquí todos somos víctimas aprendamos de este duro golpe que tenemos que seguir valorando lo que hemos construido. ¿Están de acuerdo conmigo mis abejorros?

Nuestra Historia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora