Soltó un jadeo y colocó las manos en sus rodillas para apoyarse. Pasó su mano por su barbilla para quitarse las gotas de sudor y respiró hondo, tratando de equilibrar su respiración. Soltó un bufido. Se dejó caer al suelo para descansar mejor.
Miró el amplio espejo enfrente de él y soltó un gran suspiro, haciendo ruido. Al estar sentado en el suelo dobló sus rodillas y abrazó estas con sus brazos, de manera que sus piernas no tocaran el suelo, pero tampoco que chocarán contra su pecho. Tras tomar varias bocanadas de aire se levantó del suelo. Al ponerse de pie colocó sus manos en su cintura.
Quizá le daba demasiada importancia a todo. Eran cosas minúsculas... O cosas que no le incumbían. Sin embargo, no deshacerse de la constante presión creciente en su pecho y cabeza le daba ansiedad. Estaba seguro de que era una bobería. Segurísimo. Así que de nuevo se trató de convencer, y esta vez, después de pensar treinta veces en lo mismo, pudo convencerse del todo. Por eso no le dio más importancia.
Apagó el equipo de música, desvaneciendo el alto volumen en aquella sala. Mordisqueó su labio y se dejó caer al lado de su mochila, mirando hacia el techo, agitado. Después de un rato mirando a la nada dirigió su mirada a la mochila y la acercó a sí, colocándola entre sus piernas. La abrió para tomar su teléfono. El tono de una llamada estaba sonando. Descolgó y observó la sala de baile ahora solitaria y sin sonido, acogiendo con los brazos abiertos la oscuridad en el corazón del menor. Observó las colores berenjena ya amarillo de las paredes. Las dos sillas y una ventana abierta con un estor azul rajado a su lado izquierdo, y al lado derecho una mesa con patas débiles, sosteniendo un estéreo, y por supuesto aquellos espejos.
No pudo no esbozar una sonrisa al oír una voz grave muy característica de los camioneros al otro lado de la línea.
-¿Qué ocurre Hyung? ¿Ayer estuvo de fiesta?
Soltó una risita. A decir verdades se encontraba juguetón, y le encantaba molestar al mayor. El recién nombrado soltó un gruñido.ñ
-Niño, compórtate ante tu Hyung.
Soltó una risa risueña y se dejó caer hacia la izquierda para acostarse en el suelo con el móvil en la oreja. Podía imaginarse perfectamente la cara que tenía ahora. Sus cejas fruncidas, sus ojos serios y molestos, sus orificios nasales más amplios que de costumbre, haciendo el final de su nariz más ancho y el puente aún más achicado, moviendo su labio superior hacia arriba, enseñando sus dientes, dejando su labio inferior en su estado natural y su barbilla bajada unos dos o tres milímetros. Resultado: una mueca graciosa para el menor. Y por eso encontraba atractivo picarlo. Podía conocer expresiones, gestos, incluso identificar su estado de humor sin usar ni una sola palabra. Había memorizado cada expresión enseñada, y la verdad, ¿cómo no hacerlo cuando tienes cerca a un jodido hombre tan atractivo veinticuatro horas a la semana? ¡Veinticuatro horas! Parecía exagerado, pero no lo era cuando nuestro Jungkook se pasaba horas mirando las fotos que Tae le mandaba, y otras que se habían sacado juntos.
-Ajá Hyung. ¿Qué quería de mí?
-¿De ti? Un puto beso, pero aquí estoy de aguanta velas de mi hermana.
Dijo fastidiado.
Jungkook volvió a ahogar un gritito. Sus mejillas se tornaron rojas y tapó su boca con su mano libre. Se reincorporó y mordisqueó su labio inferior. No se lo esperaba para nada. Ese comentario lo sacó de una patada de su apariencia neutral. En cierta forma estaba desesperado por contactar con Taehyung, pero quería mantenerse cuerdo. Aunque también debería de estar acostumbrado, pues desde hacía un par de semanas el mayor había tenido la osadía de decirle ese tipo de cosas. Y sincerándose, las amaba. Las mariposas revoloteaban intensamente por todo su estómago y no se iban, pero era una sensación agradable. Cada vez sentía que el mayor le tomaba más confianza, y le era completamente normal después de aquel beso. Pero temía que se sobrepasara. Bueno... Para qué ocultarlo. Se había sobrepasado hace tiempo, y cada vez hacía cosas más atrevidas que lo volvían loco.
Para su desgracia no sabía cómo responder. Si ser osado como él o tímido.
-Uh... Parece que alguien te comió la lengua... Quería ser yo el primero.
Kook se atragantó con su propia saliva.
-Pero Hyung robó mi primer beso...
-Hmm... Me gusta que digas eso. Pero quien robó el beso no fui yo. Aunque gracias por darme esa autoridad, bebé.
Su sonrojo se volvió más intenso. Sus ojos brillaban como una noche estrellada.
Dios.
Cómo lo enloquecía ese jodido apodo.
-Ah, Kookie. Dime algo. Me desesperas así.
-Lo siento....
-Hm... ¿Mi voz te intimida? ¿O... quizás te doy escalofríos?
Tragó duramente al sentir como un escalofrío surcaba toda su espalda. Agarró fuertemente su camisa sintiéndose desfallecer al oír esa voz tan grave susurrando seductoramente en su maldito oído. Arrancándole un jadeo.
Una risa se oyó al otro lado. Eso le dio otro escalofrío y se arqueó. ¿Por qué a través de un celular podía provocarle esto?
-¿Es eso? Vamos Kookie, dímelo. Prometo ser bueno contigo...
Mordió su labio con fuerza, tragándose aquel jadeo y ocultándolo hasta el fondo de su alma. ¿Por qué su cuerpo correspondía de esa forma con solo su voz? ¡No lo tenía ni siquiera un poco cerca!
-¿Qué efecto causo en ti, bebé?
Tiró de su camisa y tomó aire, mordisqueando su labio sin parar. Nervioso, exaltado, inquieto, emocionado... Solo era unas pocas palabras que podían describir su estado.
-Taehyung, lo sabes muy bien.
-¿Ah, sí?
-Sí...
-¿Te gusta que juegue así?
-Hm...
Asintió débilmente.
-¿Te gusta que sea capaz de quemarte?
-S-sí...
-¿Qué sea capaz de volverte loco de atar, Kookie?
-Sí...
-¿Qué...?
Fue interrumpido.
-¡Basta Tae! Por favor...
-Uh... Como quiera mi bebé.
Apartó el teléfono un momento para soltar un quejido y recobrar aire. No había respirado mientras lo sometía a una sesión de polígrafo.
-Esas cosas se dicen cara a cara para que la otra persona pueda comerte la boca. No por aquí. Eso es de insensible y cruel, Hyung.
Le regañó, recibiendo en respuesta un jadeo brusco de sorpresa por parte del mayor. Tae 2. Jungkook 3.
Se sintió ridículamente bien y orgulloso al soltar esa frase. Y más aún al oír ese jadeo y la respiración agitada del mayor, recordándole a aquel perfecto beso.-Muy bien. Eso lo puedo arreglar fácil.
El menor soltó una risa.
-¿Cómo?
-Dime dónde estás.
Tragó duro de nuevo.
Solo surcó su mente una cosa.
Mierda. La que acabo de montar...
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Cartas de flores [Vkook]
Fanfiction" -Lo prometo. -¿Hmm? ¿El qué? -Gracias a esta cadena... -Tomó aire mientras miraba la cadena y le sonrió- ... Volveremos a vernos. -¿De verdad? ¿Y con esto estaremos siempre juntos? -Si. Siempre. -No te olvides de mí... "