Los Hermanos Taylor. Primera Temporada|Universo compartido #2| EN EDICIÓN.

5 "¿¡Hermanos!?"

En un lindo café, frente al Central Park, del lado del ventanal, en uno de los asientos del fondo, tomaron asientos nuestra protagonista y el primogénito de los Taylor, fueron atendidos casi de inmediato, pues las empleadas reconocieron casi al instante al joven empresario, y luego de pedir un latte con un muffin de parte de la dama y un café negro no una rebanada de pastel e parte del contrario, decidieron comenzar a conocerse.

—¿Qué tal estuvo tu primer día de clases?— preguntó el rubio mientras endulzaba su café.

—Estuvo, interesante, una chica pelirroja me dio un recorrido, aunque ya me lo habían dado y me invitó al equipo de animadoras, y estuvimos de clase en clase, sabes, es bastante raro almorzar en el colegio.— comenta mientras le da un mordisco a su dulce—En Argentina, tenía clases en la mañana, iba a casa, almorzaba y en la tarde solía tener laboratorio o gimnasia.

El joven sonríe, se siente muy interesado en la joven, más allá de lo sexual, no sabe porque, pero le parece tan enigmática.

—¿Iras a las pruebas de animadoras? Y, para que sepas, quien te guio fue mi hermana, Aria Taylor.

La morena se sorprendió un poco, pero logró comprender el parecido entre ambos, no era tan evidentes, pero podía notarse similitudes entre los hermanos.

—Pues a decir verdad, será una buena manera de mantener una actividad física para cuando entre a Columbia el próximo año, además de pulir mi ritmo, mi paso y los saltos.

El joven deseaba saber más sobre aquello que parecía apasionarle— Cuéntame sobre el baile ¿hace cuando practicas? ¿Qué practicas?.

La joven sonrió, le fascinaba hablar sobre aquello— Practico desde los 3 años, y hago todo tipo de danza, ballet, hip hop, urbano, shuffle, latino, practique tango con mi padre— comenta con una sonrisa y le da un trago a su latte— también danza en tela y gimnasia artística.

—Wow, te gusta enserio.— comenta el chico, fascinado por el empeño y la pasión que se nota, le pone la morena a la danza— ¿Piensas dedicarte profesionalmente al baile?.

—Así es, quiero poner aquí, una academia de baile de prestigio, pero para eso aún falta.—sonrió la joven— ¿A qué te dedicas?.

El rubio se sorprendió un poco, pues las mujeres con quienes salía, solían hablar de ellas por horas, esa acción hizo que una sonrisa se le plasmara en el rostro, ella quería conocerlo.

—Pues soy el dueño de un hotel de lujo y de un club que abrirá en un par de días, el viernes, para ser exacto.

—Wow, eso es fantástico ¿Disfrutas lo qué haces?— Ella sonrió y entonces se dio cuenta de algo— Oye sé que es raro, pero ¿Qué edad tienes?.

—Tranquila, creo que ambos olvidamos ese detalle, tengo 26 recién cumplidos ¿y tú?— le dio un trago a su café— Y, a decir verdad, es un trabajo bastante aburrido, no era lo que quería estudiar, pero ya sabes, el negocio familiar son los hoteles y los casinos.— se encoge de hombros.

— ¿Que te habría gustado estudiar? La verdad es que creo que no hay que obligar a alguien a hacer algo que no le gusta.— comenta mirando por un segundo hacia afuera. — Tengo 16.

— No estoy seguro— murmuro, admirando su perfil, le estaba gustando charlar con la bella joven, era agradable y poseía una forma de pensar muy liberal y una moral que le fascinaba, además de la forma en la que hablaba con tanta pasión respecto a sus gustos y como se interesaba en conocerle, era una joven peculiar, pero muy de su tipo. — pero, si se, que no es mi trabajo soñado. — Rosa se giró de nuevo y le sonrió comprensiva. — Pero es un tema no tan feliz, cuéntame del lugar donde creciste ¿Cómo es?.