Me gustas (segunda parte)

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Me gustas

Me gustas

Me gustas

Su cerebro repetía aquellas palabras una y otra vez. Incesantes, avasalladoras.

¿Será posible?

No, no, no.

No podía ser cierto. Debía ser un error.

Sí, eso era. Seguro había escuchado mal.

—¿Qué has dicho? —preguntó un muy atormentado Minhyung— Creo que no te escuché bien.

Donghyuck le obsequió una mueca de desagrado, infló las mejillas y formó un gran puchero con los labios antes de responder: —¿Es que eres sordo? ¡Me gustas! ¡Dije que me gustas! Tarado.

Mark jadeó sonoramente y parpadeó con extrema rapidez ante aquella respuesta.

—¿Yo? —preguntó un tanto desconcertado mientras se apuntaba a sí mismo con un dedo. 

Seguía sin creerlo.

Donghyuck asintió apresuradamente. 

—Tú —le dijo, con los mofletes tan rojos como un par de tomates maduros—. Es lo que quería decirte. Me has gustado siempre —confesó soltando un largo suspiro—. Tenía miedo de decírtelo. Estaba tan avergonzado. Pero luego me besaste y yo... bueno, supuse que era mi señal, ya sabes: luz verde.

Mark estaba completamente aturdido. —Alto, alto, alto. Stop. Are you kidding me?

Donghyuck negó con fervor. —Nope. Hablo en serio ¿No me crees? —preguntó ladeando la cabeza tan tiernamente que Mark sintió la extraña necesidad de acariciarlo detrás de las orejas.

—Eso no es... es decir, no es que no te crea, es sólo que, pues, es que es... bastante inaudito.

Entonces fue el turno de Haechan para observarlo con absoluta incredulidad. —¿I-Inaudito? 

Mark asintió 

—Juro por Dios que la única persona sobre la tierra que no tiene idea de que llevo años detrás de ti, eres tú ¡Todo el mundo lo sabe! —chilló con frustración.

Mark lo miró perplejo. —¿Años?

—Años. —aseguró.

Eso no tenía sentido. 

Se suponía que el que había arrastrado un inconsciente enamoramiento por su mejor amigo a través de su adolescencia había sido él.

Minhyung no se había percatado de cuán prendado estaba del niño hasta hace un par de semanas cuando lo había arruinado todo. Pero el sentimiento estaba allí, siempre había estado, sólo que no se había dado cuenta de ello.

Quizás estaba alucinando.

Seguramente ambos habían caído al río, ahogándose en el acto. Entonces, Dios, en su infinita misericordia, decidió obsequiarle un segundo de felicidad realizando su sueño de ser correspondido por Donghyuck en el más allá.

Era una posibilidad ¿No? Siempre había sido creyente, bien podría ser Dios compadeciéndose de él (o burlándose, dependiendo de cómo se mire)

O muy probablemente seguía desmayado en el césped y su estúpido cerebro había decidido realizarle una jugarreta. Era algo factible, pero ¿Que Haechan gustara de él?

I Call It Love (Markhyuck) «I Call It Series II»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora