I Call It Love (Markhyuck) «I Call It Series II»

Propuesta

Haechan había hecho de todo para callar a su padre, pero sin importar cuánto se esforzó, el hombre no cerró la boca en ningún momento de la velada.

Oh, buen Dios ¿Qué clase de horrible castigo es éste? – Se cuestionaba fastidiado.

Donghyuck no entendía qué había hecho para merecer tal tortura. 

¿Qué mal estaba pagando? No tenía idea, la verdad, pero que tus progenitores te avergonzaran frente a tu prospecto de novio antes de formalizar cualquier posibilidad de una relación, sin duda era suficiente castigo para lo que le restaba de vida (y la mitad de la siguiente, ya que estamos)

—Dinos, Minhyung, nuestro Dongie no te ha estado causando problemas ¿O sí? Sabemos que puede ser un niño latoso cuando se lo propone. —soltó su madre como si nada.

—¡Mamá! —chilló indignado.

Aquello era una falta de respeto hacia su maravillosa persona.

—No soy latoso. —protestó mientras le lanzaba una mirada de advertencia a Minhyung como diciéndole si te ríes, te mato

—Claro que eres latoso, Dongie. Latoso y majadero, igual que tu padre.

—¡Ey!

Gritaron tanto él como su padre al mismo tiempo, mientras su madre y Minhyung se partían de la risa.

Oh, Mark. Eres hombre muerto.

—¡Yo no soy latoso! ¡Mucho menos majadero! ¡Soy un encanto! Sin mí, no habría luz que iluminara tus tediosas mañanas, porque YO soy el sol que alumbra tus sombríos y funestos días.

—Ves lo que te digo, majadero como ninguno. Sólo lo supera su padre.

—Oye, oye, oye. Tampoco le quitemos méritos al muchacho, que lo de ser majadero le sale al pelo. Heredó a mi padre, eso sí. No por nada su abuelo fue nombrado como el dolor de culo más grande de Jeju. Fue tan latoso que lo patearon del ejército en menos de tres meses ¡Mira qué fortuna! Te has sacado la lotería genética, Hyuckie, enhorabuena.

—¡PAPÁ! —gritó enfurecido; semejante teatro tenía que ser una broma— ¡Uy! Tienes razón mamá, éste es el rey de la majadería. ERES HORRIBLE, JODER.

Mark se retorcía como si estuviera a punto de vomitar las entrañas sobre la mesa, removiéndose espasmódicamente y emitiendo aquella risa de hiena epiléptica que lo hacía querer besarlo y molerlo a golpes al mismo tiempo. 

Era tan extraño, porque en serio quería matarlo por reírse tan descaradamente de él en su cara ¡Y a costa de sus padres! Nada menos. Pero verlo tan a gusto y sonriendo a sus anchas en medio de la cocina de su casa después de todo por lo que habían pasado hasta hace apenas un par de horas le hizo sentir un calorcito por dentro que entibió su corazón y tiñó sus mejillas de un tenue color rosa.

Lástima que aquel rubor no pasó desapercibido.

—¿Por qué diantres te estás sonrojando? Está bien que estés orgulloso de tu abuelo, pero no es para tanto.

—No seas tonto, cariño, seguro que esas cerezas son por Minhyung ¿A que sí? Es que está tan guapo. Nos alegra mucho que volvieras con Donghyuck, Minhyungie. Su padre y yo nos asustamos mucho cuando dejaste de venir. Con lo alocado que es nuestro hijo ¿Quién sabe con qué clase de chicos saldría? Es una suerte que llegaras primero ¡Y que lo quisieras, además! Si no, no quiero imaginarme con cuántos delincuentes se estaría enrollando.

—¡MAMÁ! Yo no me enrollo con nadie, Y MINHYUNG NO ES MI NOVIO, POR DIOS.

—¿No? —exclamaron al unísono el resto de los presentes.