Mi perdición

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¿Era normal que a alguien se le cortara la respiración por hacer contacto visual con otra persona? 

Para Mark Lee, la respuesta era: No.

Ciertamente su situación no tenía nada de "normal", o al menos él lo veía de esa forma, porque estar enamorado de otro chico (y más aún, de tu mejor amigo) cuando tú mismo eras varón, no encajaba en su definición de "normalidad".

Pero pese a lo escandaloso que aquello le había parecido en un primer momento, lo que en realidad le asustaba era la naturaleza compleja de sus sentimientos, los cuales no terminaba de comprender completamente.

Durante los últimos seis años, estar con Haechan le había producido más de un centenar de emociones y la más recurrente siempre fue felicidad.

A su lado, Mark aprendió que la vida podía llegar a ser increíblemente emocionante. Había descubierto que las mantas podían convertirse en lava a medianoche; que había dragones escondidos en los armarios; que algunos adultos eran robots programados para hacer que los niños se volvieran miserables; que las nubes eran trozos de algodón que flotaban libres por el cielo sin ningún propósito aparente; que la masa cruda de galletas podía comerse sobre conos de helado y ser la cosa más deliciosa del mundo; que las horas pasaban a toda velocidad cuando te estabas divirtiendo y que las reglas no siempre estaban allí para cumplirse a cabalidad.

No obstante, nunca antes había sentido aquella loca ansiedad que le sacudía el cuerpo entero y hacía que su estómago diera vueltas sobre sí mismo. 

En realidad, Mark ni siquiera había visto que el chico estaba parado justo allí en la entrada de la escuela (o salida, dadas las circunstancias).

Sólo cuando Lucas le preguntó: —Ey, ¿no es ese Haechan? —levantó la vista, y por pura casualidad sus miradas se encontraron.

Entonces Mark olvidó cómo diablos se respiraba.

El niño estaba a más de cien pasos, pero su corazón se aceleró como si estuviera justo frente a él.

¿Por qué estaba sintiendo aquello?

¿Por qué nunca antes se había sentido de esa forma?

¿Era porque anteriormente no sabía que estaba enamorado? O tal vez ¿Era porque justo en ese momento tenía miedo de perderlo?

Sin importar cuál fuera la razón, la cosa es que estaba idiotizado.

Escuchaba a Lucas hablarle, pero no tenía la más mínima idea de lo que le decía.

Fue en ese momento cuando sus pies tomaron el control y se movieron hasta dejarlo a menos de veinte pasos de Donghyuck.

Ninguno de los dos dijo nada y sólo se dieron cuenta de que habían pasado demasiado tiempo contemplándose el uno al otro cuando Lucas se despidió de ellos con un extremadamente incómodo: —Mmm... ah, sí ¡Nos vemos luego! —para luego correr hacia la salida y arrastrar a un confundido Jungwoo junto a él.

Estaba nervioso, sin duda. Las rodillas le temblaban, las manos le sudaban y su corazón estaba listo para correr un maratón.

Aquello era absurdo, porque en realidad el chico no estaba haciendo nada para provocarle todo eso.

Haechan sólo estaba parado ahí, parpadeando rápidamente, jalando las cintas de su mochila nerviosamente y mordisqueándose el labio inferior en una clara señal de ansiedad.

Bueno, al menos no era el único afectado.

Pero no podían seguir pasmados allí, la gente comenzaba a observarlos con curiosidad.

Así que se armó de valor y por primera vez desde que lo había visto allí de pie, logró conectar su cerebro a sus cuerdas vocales y dijo:

—Hola.

Oh. Bravo, Romeo.

No obstante, antes de que pudiera comenzar a reprocharse mentalmente por no tener nada mejor que decir, Haechan asintió de manera torpe y ladeó la cabeza de forma adorable.

—Hola, Makku. —soltó con una tímida sonrisa, y Mark no pudo evitar obsequiarle otra igual.

Al parecer estaban progresando y Haechan ya no se veía enojado.

—Yo... necesito hablar contigo ¿Podemos... volver juntos a casa?

De nuevo, Mark olvido cómo se respiraba.

Mentiría si dijera que no había tenido que hacer uso de todo su autocontrol para no saltar y gritarle un ¡SÍ! con todo el aire que tenía en los pulmones.

¿No había estado llorando esa misma mañana porque ya no podría estar junto a él?

Saldría de la escuela con Haechan...

Caminaría a casa con Haechan...

Pasaría tiempo junto a él, y sólo eso bastó para hacerlo infinitamente feliz.

Asintió levemente con la cabeza porque presentía que su cerebro y su boca se habían desconectado de nuevo. Evitaría meter la pata tanto como pudiera.

Al salir de la escuela caminaron uno junto al otro, aunque manteniendo una leve distancia entre ellos, como si temieran acercarse demasiado.

No comenzaron a hablar de inmediato, pero cuando iniciaron una conversación, fue Haechan quien empezó diciendo: —Yo, la verdad es que quería decirte algo importante, hyung.

Mark tragó saliva.

—Te escucho. —le respondió un tanto espantado.

Si Haechan le decía que ya no quería ser su amigo no sabría cómo manejarlo.

—Bien, la verdad es que había querido decirte esto desde hace algún tiempo, pero.. verás, es algo, es... es difícil para mí decirlo en voz alta.

Donghyuck se había detenido antes de doblar la esquina al final de la calle; mantenía la cabeza baja y retorcía entre sus temblorosos dedos la costura del pullover de su uniforme escolar. Respiraba agitadamente y comenzó a morder su labio inferior con brusquedad.

—¿Hyuck? ¿Hyuck, estás bien? Ey, Hyuck, mírame 

Mark se acercó rápidamente hasta Haechan, lo tomó delicadamente de la barbilla y levantó su rostro. 

—¿Hyuck?

El niño estaba completamente sonrojado...

Y el corazón de Mark casi explotó al verlo. 

En definitiva, Donghyuck era su perdición. 

I Call It Love (Markhyuck) «I Call It Series II»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora