Me gustas (tercera parte)

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Si alguien le hubiese preguntado cuánto tiempo llevaban allí, en definitiva, no habría sabido responder.

El reloj se había detenido por completo.

El mundo había dejado de girar a su alrededor.

Mark estaba hipnotizado, perdido en la profunda suavidad que desprendían los tibios labios de Haechan.

Tenían un buen rato de aquella manera, uno sentado sobre el regazo del otro besando lánguidamente los labios contrarios.

Casi como si estuviera siendo hechizado, Mark sintió un brusco cosquilleo recorrerle el cuerpo a través de aquel dulce contacto, sacudiéndolo, haciéndolo desear que el otro estuviera aún más cerca de él (si es que existía tal posibilidad).

Era extraño, sobrecogedor, pero ridículamente agradable.

Aquella fue una caricia ligera, reconfortante, cálida como ninguna otra, pero también torpe y enrevesada, bañada con la inocente inexperiencia de quienes aún no habían aprendido a besar.

En más de un par de ocasiones sus dientes chocaron por error causándoles ligeras risas a ambos, las cuales morían al instante en el que sus labios se encontraban nuevamente.

Si alguien le hubiese preguntado cuánto tiempo planeaba permanecer allí, sin dudar habría respondido: por siempre.

Sin embargo (ya que por lo visto la vida disfrutaba frustrándole la existencia) Haechan colocó sus manos sobre sus hombros y alejó sus rostros lentamente.

Mark gruñó cuando los labios contrarios se alejaron de los suyos. 

Haechan rió por ello.

 —¿Qué? —preguntó mientras Mark se enfurruñaba— íbamos a hablar ¿Recuerdas? No a comernos el uno al otro.

Mark rodó los ojos. Luego miró a un lado y se percató de algo importante.

—Ya ha oscurecido —soltó con voz grave mientras Haechan asentía torpemente— ¿Te llevo a casa?

Donghyuck levantó una ceja. —¿Llevarme? ¿Vas a cargarme hasta allí? ¿Tienes un auto mágico escondido en el bolsillo para llevarme? Porque si no, lo máximo que podrías hacer es 'acompañarme' hasta mi casa.

—¿Por qué tienes que ser tan jodidamente odioso todo el tiempo?

—¿Por qué siempre tienes que mostrar ese maldito complejo de príncipe azul? No soy una chica, Mark.

—Oh, créeme, lo sé. Eres un ser terriblemente malvado y con pene, y aun así estoy enamorado de ti ¿Eso en que me convierte?

—En un idiota —respondió con una amplia sonrisa—. Pero eso ya lo sabías ¿No? 

Mark soltó un bufido y Haechan volvió a reír antes de acercarse de nuevo y juntar sus labios brevemente.

—¿Quieres quedarte? En mi casa, quiero decir. Está mucho más cerca que la tuya, y así... podremos hablar.

Mark tomó su rostro con ambas manos y juntó sus frentes. —Bien —le dijo, sus narices rozando una con otra—. Pero tendrás que prestarme un uniforme para mañana.

—Creo que dejaste un par de camisas en mi armario la última vez que estuviste allí.

—¿De verdad? —Mark parpadeó un poco aturdido— bueno, no sería raro, casi vivía contigo.

Haechan asintió con un puchero en los labios.

—¿Qué?

—Nada. Es sólo que... —frunció el ceño y luego lo miró a los ojos, completamente cabreado— hace unos días mi papá se asomó en mi habitación y cuando me vio solo me preguntó: ¿Te estas divorciando de Mark? Hace siglos que no lo veo por aquí, y has estado tan irritado que luces como tu madre durante 'esos días' del mes. ¿Puedes creerlo?

I Call It Love (Markhyuck) «I Call It Series II»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora