Lydia había salido temprano de su trabajo con la excusa de ir a merodear un centro comercial de la pequeña metrópolis. Al recorrer los pasillos de aquel prestigioso lugar, su mirada se fijó en un colgante de plata que contenía un dije de una nota musical y de inmediato recordó a Ashley. Ingresó al sitio sin pensarlo dos veces, le indicó a la joven del mostrador que le envolviera ese colgante en una pequeña caja blanca perlada, con una nota en su interior y por un instante, imaginó que esa chica podría ser su amor prohibido.
—Son treinta mil pesos —expresó la joven.
—Gracias —dijo, al darle el dinero.
Dirigió sus pies al exterior del local, en dirección a la parada de buses, allí esperó a que pasara el vehículo que solía llevarla a casa. En el camino, no dejaba de pensar en Ashley, ansiaba tanto conversar de nuevo con ella que imaginaba verla en los lugares que frecuentaba. Una vez que llegó a su domicilio, se metió bajo las sábanas y decidió revisar su correo para ver si Ashley, le había respondido.
Querida Lydia, no sabes lo alegre que estoy al ver tu correo, sé que estoy perdida estas últimas semanas y me disculpo. Te cuento, conseguí un empleo en un consultorio de fisiatría, se podría decir que ahora haré las dos cosas al mismo tiempo (trabajar y estudiar). Aquel día, me agradó conversar contigo mientras te veía cocinar, porque negarlo, no sabes cuánto deseo repetirlo. No malinterpreto tus palabras, sé que parecerá algo descabellado, pero también te extraño. Cuídate besos.
Lydia sonrió sintiéndose dichosa, cualquier tristeza que haya tenido por no haber conversado con Ashley, se le quitó al instante. Dirigió su mirada a la terraza, donde tenía sus flores favoritas "Claveles blancos" entrecerró sus ojos para recordar la imagen de Ashley cuando la vio por primera vez. A pesar de sus comodidades, en el fondo se sentía sola, no tenía una pareja estable con quien compartir todo lo que había logrado en su vida y su pasado, le causaba tanto dolor que había dejado creer en el amor. ¿Cómo es posible que esa chica me haya robado el corazón en tan poco tiempo? Se cuestionó, al mismo tiempo que se disponía a responder aquel mensaje, pero se dio cuenta de que su amor platónico estaba en línea.
Ashley —¡Hola!
Lydia odiaba admitirlo, pero aquella mujer se estaba colando en su corazón sin poder evitarlo. Había deseado tanto charlar con ella, que al parecer la había llamado con el pensamiento.
Lydia —¿Podemos conversar por cámara?
Ashley —Será un placer.
El corazón de Lydia se aceleró y su pulso aumentó, tal como si hubiese corrido un maratón. Se encontraba ansiosa por ver de nuevo a Ashley.
—¡Hola! —expuso tímidamente Ashley, mientras colocaba su ordenador en la baldosa.
—Veo que preparas algo de comer, ¿No es muy tarde para cenar? —indagó.
—Sí, pero apenas estoy llegando a casa —manifestó Ashley, mientras terminaba de preparar la cena.
—¿Qué cocinas? —preguntó Lydia, al mismo tiempo que sus ojos se perdían sobre la piel tersa de Ashley y observó un pequeño tatuaje en forma de estrella que se ubicaba en la parte superior de la cadera.
—Unos quiches de champiñones con queso parmesano —contestó Ashley, al mismo tiempo que los servía en un plato.
—Se ven deliciosos—sonrió Lydia—Me alegra que tengas empleo, así cubrirás tus gastos —añadió.
—¿Qué tal estuvo tu día? —investigó Ashley a medida que ingería un bocado.
—Muy bien, te compré un pequeño obsequio —expresó Lydia, apartándose de la cámara para buscar la pequeña caja.
Ashley estuvo a punto de ahogarse con su cena, al ver las piernas desnudas de Lydia y ese trasero redondo que se marcaba perfectamente en ese diminuto short.
—Aquí está —exclamó Lydia, ubicándose de nuevo en la pantalla.
—¿Me dirás que hay en su interior? —indagó Ashley, colocando el plato en el fregadero.
—No te han enseñado que nunca se debe decir el regalo que le darás a alguien —objetó Lydia, mostrando la caja blanca perlada.
—No —bromeó Ashley, conforme tomaba el computador entre sus manos para llevarlo a su dormitorio.
—Nunca es tarde para aprender cosas nuevas —apremio Lydia, con un bostezo.
—Ya es tarde para ti, porque no vas a dormir —sugirió Ashley acomodándose en su cama.
—Por esta vez, temo que aceptaré tu propuesta—exteriorizó Lydia—Me gustó conversar contigo —añadió.
—No apagues tu ordenador, por favor—suplicó Ashley—Quiero velar tus sueños —imploró espontáneamente.
Lydia obedeció gentilmente, acomodó su portátil sobre la mesa de noche y la ubicó de tal manera que su amor platónico la viera dormir—Feliz noche guapa —expuso, antes de cerrar sus ojos.
—Dulces sueños—dijo y sin poder evitarlo, comenzó a delinear el cuerpo de Lydia sobre la pantalla de su ordenador. Imaginaba la suave piel que podría tener, su olor y la sensación que ese roce sutil le pudiera generar a Lydia. No pudo mitigar el hormigueo que comenzaba a sentir en su intimidad—Creo que estoy comenzando a enamorarme de ti —murmuró.
Esa noche, detalló las facciones de Lydia, imaginando cómo sería probar sus labios, entrelazar sus dedos juntos a los de ella o cómo sería hacer el amor con una mujer. Estuvo así por largo rato, deseando hacer infinidades de cosas con la chilena, hasta que el sueño la venció.
Publicado: En Wattpad, agosto 10 del 2018
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Los personajes, eventos y sucesos presentados en esta obra son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
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Un amor inesperado
RomanceAshley Herrera, es una joven sencilla de clase media, es busca del amor como todas las chicas de su edad. Su determinación y su fascinación a lo desconocido, la llevará a descubrir sus verdaderas pasiones. Unas pasiones que la llevarán a encontrar...