Capítulo 16-final

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 Un pequeño rayo de luz obligó a abrir los ojos de una Lydia adormilada, quien entrelazó sus dedos con lo de su novia para continuar con su descanso, pero alguien tocó a la puerta. Hace una semana su amigo había llegado a la ciudad para escuchar los resultados de sus exámenes y aunque ella le dijo que podía venir un día antes de la cita, su amigo no le hizo caso y se fue toda una semana entera.

—Dile a Paulo que nos deje descansar un poco más —murmuró Ashley.

—Duerme otro poquito amor —mencionó, al mismo tiempo que se incorporó de la cama para hablar su amigo.

—El desayuno ya está servido —sonrió Paula, al ver a su amiga.

—No hagas tanto ruido, no quiero que despiertes a Ashley —dijo, al cerrar la puerta tras ella.

—Pero debemos ir a tu cita médica —replicó su amigo.

—La cita es dentro de una hora y ella necesita descansar un poco más—explicó—Por cierto, ¿Qué preparaste de desayuno? —no tardó en preguntar.

—Huevos escalfados, con tostadas y un café negro bien cargado—contestó, pero se quedó en silencio por unos segundos—Lydia —dijo por lo bajo.

—Oye—sostuvo su rostro—No quiero que te preocupes por los resultados, sin importar lo que diga el médico, yo he disfrutado mi vida a plenitud y en gran parte de ella, estuviste tú —besó su frente.

—Está bien —dijo Paula, al darle un abrazo.

Una hora después, todos se encontraban en aquel consultorio a la espera de que el médico diera los resultados. Aquel caballero extrajo unos papeles del interior de su escritorio y con una mirada sería, leyó su contenido:

—Lydia, me alegra informarle que los resultados salieron negativos y la tomografía, reflejo una neumonía del tipo más común, causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae —explicó.

—Entonces, ¿No tengo cáncer de pulmón? —expresó Lydia.

—Exacto, solo posee una pequeña infección en los pulmones que será tratada con unos antibióticos —expuso, al mismo tiempo que escribía las órdenes médicas.

—¿Le hará más exámenes? —cuestionó Paulo. A pesar de que estaba feliz porque su amiga no tenía cáncer, estaba preocupado por esa enfermedad.

—No, lo más importante es que Lydia siga mis indicaciones y regresé en un mes para ver su evolución —extendió una hoja de papel.

—Gracias doctor, nos ha quitado un peso de encima —Ashley estrechó su mano.

—Espero que guarde reposo e intente cuidarse para que no se complique su neumonía —le indicó el médico.

—De eso puede estar seguro, mi cuñada la cuidará con mucho amor —bromeó Paulo.

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Ashley se encontraba sirviendo el desayuno, cuando la silueta de Lydia apareció por el pasillo. Ahora que su novia se había recuperado del todo, deseaba llevarla a un lugar especial y aunque Paulo tuvo que regresar a Chile, llamaba todos los días para hablar con las dos.

—Hola —musitó Lydia, con un bostezo.

—¡Buen día, cariño!—expresó Ashley, al rodear su cintura—Hoy tendremos un día entretenido —le dio un beso suave.

—¿Para dónde me llevarás esta vez? —investigó. Amaba cuando su novia la llevaba de paseo.

—A una localidad costera, llamada Puerto Viejo—acarició la mano de su novia—Se encuentra ubicada al sureste, en el Cantón de Talamanca —manifestó Ashley.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora