Capítulo 15

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En una noche muy oscura, bajo una fuerte tormenta eléctrica y enormes relámpagos azotando la ciudad. El cuerpo de Lydia comenzó a retorcerse sobre la suave seda de marfil, generando movimientos involuntarios.

—Cariño, ¿Te encuentras bien? —preguntó Ashley, al acariciar su mejilla.

—Estoy bien—mintió, claro que no estaba bien—Puede ser un ataque de asma. Sabes que hace tiempo no me da y tal vez, se deba al clima —quiso excusarse.

—Sé perfectamente que tu estado no se debe a un simple ataque de asma. Te llevaré al hospital más cercano —sugirió.

—No es necesario cariño—replicó Lydia—Además, con esta tormenta no podemos salir a ningún lado —agregó.

—De acuerdo, pero mañana iremos y no acepto un no como respuesta—le indicó, al mismo tiempo que le dio un beso corto.

Ashley se acomodó sobre la cama y le expresó a su novia que se colocará en su regazo para cuidarla. Sin embargo, ella no pudo conciliar el sueño, pues se encontraba tan preocupada por Lydia, que se desveló casi toda la noche. El amanecer llegó más rápido de lo pensado y con ello se hizo presente una suave melodía que provenía del teléfono de Ashley, pero ella inmediatamente apagó la alarma, se dio media vuelta y abrazó a una Lydia que aún permanecía dormida. Una hora más tarde, Lydia, sintió que alguien la abrazaba por la espalda y se giró con cuidado para admirar el rostro de Ashley. Amaba verla dormir y disfrutaba aquellas veces que podía delinear su rostro sin que ella despertara.

—Cariño, ¿Cómo amaneciste? —indagó. Todavía seguía preocupada por su estado de salud.

—Me encuentro mejor, aunque he de confesar que me encanta verte dormir —sonrió.

—Te amo—besó sus labios—No puedo creer que llevemos tres años y medio de relación, dónde nuestro amor sigue intacto a pesar del tiempo —acarició su mejilla.

—Me siento afortunada de que me dejarás entrar en tu vida y aquí estamos. Construyendo un futuro juntas —expuso Lydia.

—Cariño, vamos a desayunar que deseo llevarte al hospital, ni creas que se me ha olvidado —mencionó, al incorporarse de la cama.

—No es necesario —manifestó Lydia. Realmente no quería ir, odiaba los hospitales y todo lo que ello incluye.

—No te lo estoy consultando, es una orden —expuso Ashley, antes de salir del dormitorio.

Desayunaron en silencio y aunque estaban nerviosas por ese repentino estado de salud que tenía Lydia, no dejaban de ser atenta una con la otra. Una hora después, se encontraban en el hospital, siendo atendidas por un médico de cabello rubio, cejas pobladas, ojos azules, pero rasgos amigables.

—¿En qué les puedo ayudar? —preguntó el doctor.

—Durante la noche, mi pareja tuvo una crisis respiratoria —contestó Ashley.

El médico no hizo ningún tipo de comentario al respecto, solo se limitó a hacer su trabajo. Le expresó a Lydia que tomara asiento sobre la camilla, le tomó los signos vitales y le hizo una serie de preguntas para rellenar un formulario. Sin embargo, Ashley reconoció aquella expresión que hizo el médico, mientras examinaba a su novia, pues la había visto durante sus prácticas en más de una ocasión. Quería negar lo evidente, pero su intuición jamás se equivocaba.

—Necesito que se haga los siguientes exámenes —le entendió una orden médica.

—¿Está seguro? —preguntó Ashley, con un nudo en la garganta.

—¿Qué pasa cariño? —pronunció Lydia.

—Todavía no es un hecho, pero deseo descartar que su pareja pueda tener un posible cáncer de pulmón —se encontró explicando.

Aquella noticia, les cayó como un balde de agua fría a las chicas. No esperaban que una simple visita al doctor pudiese terminar de esa manera, pero a veces el destino es incierto.

—¿Qué probabilidades hay? —inquirió Lydia. Sin soltar la mano de su novia.

—Una en un millón—dijo—Usted suele ser ese tipo de casos, que uno como médico no espera encontrar —manifestó.

—Gracias por su tiempo —manifestó Ashley, al salir de ese consultorio.

Caminaron por los pasillos y abordaron el ascensor en dirección al tercer piso, pero era inevitable que Ashley, no se sintiera triste por recibir aquella noticia.

—Sin importar lo que pase, quiero que entiendas que he pasado lo mejores años a tu lado —expresó Lydia, al rodear su cintura.

—No te quiero perder —manifestó Ashley, con un nudo en la garganta.

—Yo tampoco —dijo, antes de abrazarla.

Cuando el ascensor abrió sus puertas, se dirigieron a la sala de muestras donde pasaron toda la mañana, realizado los exámenes de sangre, orina, radiografía de tórax y citología de esputo. Luego de haber pasado por una pizzería para almorzar y distraerse un poco, llegaron a su domicilio, dónde Lydia sintió un vacío en su interior. No quería perder al amor de su vida, ni dejar de construir un futuro junto a Ashley.

—Debemos llamar a tu amigo —sugirió Ashley de repente, atrapando la atención de su pareja.

—¿Crees que sea necesario? —Lydia acarició su mejilla. Su novia se estaba precipitando y no podía evitar sentirse nerviosa.

—Él tiene derecho a conocer los resultados —afirmó Ashley. Quién acortó la distancia para darle un beso suave, lleno de amor.

La tarde pasó más lenta que de costumbre, Ashley había evitado hablar sobre la consulta y Lydia, se esforzaba por romper esa pequeña distancia que se creó entre las dos. Entendía que su novia estuviese pensativa e incluso distraída, pero no quería estar un minuto más sin poder escuchar su voz.

—Odio permanecer lejos de ti—acarició su mejilla—Quiero hacerte el amor, ¿Puedo? —suplicó.

Ashley la miró con nostalgia, besó su mano con dulzura y no pudo evitar que una lágrima recorriera su mejilla, esa pequeña distancia que se había formado entre las dos, se debía a su estado de impotencia. Ambas intercambiaron una mirada de complicidad y llevadas por su amor, se dieron un beso apasionado, dónde terminarían entregándose una vez más.


Publicado: En Wattpad, agosto 10 del 2018

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Los personajes, eventos y sucesos presentados en esta obra son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

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