El Trato

Capítulo 4

Nora

Montse gritó hace un rato mientras estaba con en la cocina con Gaby pero no logro encontrarla por ningún lado. Ya busqué en las habitaciones y no hay nada más que maletas y en el baño solo estaban sus cosas como su cepillo de dientes, su peine y todo estaba arreglado como si al terminar de hacer lavarse los dientes hubiera gritado y huido fuera de aquí.

El problema con Montse es la apariencia que le da a todo el mundo, una mujer ruda y que no le teme a nada, pero ella no siempre fue así, yo la conocí cuando era alguien muy dulce y tierna, cuando todo lo que hacía era para complacer a los demás.

Algo pasó y cuando regresamos de las vacaciones de verano, ya no era la misma. Se alejó de las personas, empezó a darle igual todo y se encerró dentro de una burbuja, supongo que para evitar que le hicieran daño. En el fondo seguía siendo la persona dulce, asustadiza y buena que en realidad es.

Regresé para buscar en las habitaciones y me percaté de un detalle que antes había ignorado: en la puerta del ropero en la habitación que Montse y Gaby compartían había una marca que antes no estaba, parecía que alguien había clavado una clase de cuchillo en la madera, como si lo hubieran arrojado.

Cuando me acerqué un poco más al ropero logré apreciar un poco más la marca, pero también escuché un hipido proveniente del interior. con más precaución que miedo abrí la puerta lentamente y me encontré con Montse, hecha bolita dentro de una de las regiones del ropero, lloraba y se cubría con mucha fuerza los oídos al mismo tiempo que se jalaba en cabello con mucha fuerza, tenía los ojos cerrados y temblaba sin aparente control.

–Montse...

Ella, por un momento parecía que no escuchó que la llamé, pero después de un rato volteó como asombrada de que estuviera ahí y salió casi disparada para abrazarme.

Lloraba sin parar y parece que una vez que me vio lloró con más potencia contra mi pecho

– ¡Nora! –entre todas las lágrimas empezó a hablar, desesperada –Nosotros... yo... ¡Cometimos un error! Debemos irnos ¡Irnos! antes de que ellos vengan, si no lo hacemos será muy tarde para salvarnos

–No entiendo nada de lo que estás diciendo –Traté de controlarla y que hablara con más sentido o algo cercano –Respira y explícame ¿quiénes? ¿Salvarnos de qué?

Ella respiró un poco y logró hacer que su llanto parara un poco.

–Nora, él es dueño de estas tierras y nosotros hemos sido ofrecidos. ¿Recuerdas que te mencioné que el lugar me parecía conocido? Ya entiendo el por qué: hace unos años este lugar salió en la televisión, era un reportaje sobre la muerte de muchas personas sin explicación lógica. La única sobreviviente se encontró en un sótano que se encuentra en el patio, ella explicó lo que pasó pero claramente nadie le creyó. Hablaba de espíritus atrapados en estas tierras, de una "ente" poderoso. Claramente no se encontraron pruebas de que esta narración extraordinaria realmente pasara por lo que se impuso como responsable a esa sobreviviente y fue condenada a varios años de prisión. Nora, estamos en el lugar.

–Pero... –No lograba entender lo que decía a pesar de que ella lo decía tan firme, como si en realidad creyera que eso estaba pasando de verdad – ¿cómo es eso posible? ¿En realidad crees que eso pasara?

–Nora ¡Creme! No estoy inventando nada –Volvió a llorar pero esta vez alejada de mí y mirándome directamente a los ojos –Yo lo vi ¡lo vi! Uno de ellos estaba aquí, él dejó esa marca, quería matarme... por favor, creme –ella suplicaba, estaba suplicando, ni en sus mejores días había suplicado, menos a mí –además, no puedo dejar de sentir que estuve aquí antes ¡conozco esta casa! y eso no me hace especialmente alegre...

Lo que ella decía parecía no tener sentido de ninguna forma pero al vera e incluso sentir su desesperación, su miedo, no pude hacer otra cosa.

Le creí.

Cuando ella dejó de tener miedo de salir de la habitación y le dije que debíamos ir con Gaby y avisarle sobre lo que estaba pasando coincidió conmigo sobre eso.

Bajamos las escaleras y encontramos a Gaby junto con Rubén en el sillón.

–Gabbs, tenemos problemas –no puse mucha atención en lo que estaban haciendo, creo que teníamos aun más problemas. Si Rubén está aquí ¿dónde están Maribel y Brenda?

-¿Tú crees? ¿En verdad no estás viendo esto? Parece que hay un asesino suelto por aquí y no es que sepamos mucho de cómo lidiar con esto-

–No –susurro Montse mientras trataba de dejar de llorar –N-no es un asesino, es... es... –a Montse le costaba hablar y no podía respirar del todo bien entre sus hipidos –Estamos en peligro, nos van a buscar.

¿Dónde está Brenda?