Capítulo 12; el fin.

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Nora

Habíamos logrado salir vivos, pero rotos. Habíamos perdido a dos personas importantes en nuestras vidas,  salimos afectados, pero por ahora no podíamos ver las consecuencias.

Cuando Montse nos había indicado que podíamos quitarnos las vendas mi primera reacción había sido ver a Gaby, saber cómo estaba, pero ella no se había quitado la venda, estaba sentada derecha y miraba al frente. Supongo que tenía miedo, de hablar, de preguntar por alguno y que no estuviéramos, de que todo sea falso y sigamos aún en el túnel.

–Estamos bien –Le comenté y tomé su mano para darle confianza

Ella pareció relajarse y me abrazó, aun sin quitarse la venda y sin decir ni una sola palabra, estiró la mano y tocó la pierna de Montse, comprobando que estuviera ahí aun cuando había escuchado su voz hace un rato, fue al asiento del piloto y tocó a Rubén quien se quejó por tener aún el brazo herido, pero con la otra mano presionó la suya. Se quitó la venda y habló, bastante bajo a decir verdad si lo comparábamos con su tono de voz habitual.

–Quiero conducir

A decir verdad ninguno nos esperábamos que eso fuera lo primero que dijera cuando por fin podía hablar, pero en realidad ya no podíamos esperar muchas cosas, no ahora. Rubén se hizo a un lado del camino y dejó que Gaby se pasara al piloto mientras que él se quedaba en el copiloto sólo para asegurarse de que estuviera bien.

Condujo bastante bien todo el camino, sin voltear a vernos en realidad y sin hablar, pero parecía bien.

Rubén de vez en cuando nos volteaba a ver como asegurándose de que estuviéramos bien en la parte de atrás y Montse se había quedado dormida, con algunas lágrimas ya secas en sus mejillas y su cabeza recargada en mis piernas. Yo solo volteaba a ver a Gaby de vez en cuando, viendo como aún tenía marcas de llanto en sus mejillas, pero ya no en sus ojos, la dejé ser.

– ¿Aún tienen las armas? –Preguntó en algún momento del viaje, cuando aún no podíamos ver un pueblo cercano.

–No –fui la primera en contestar –Se acabaron las balas y la aventé

–Yo tampoco, me parece que se cayó en el sótano y no me di cuenta –Rubén la veía con duda aún por su estado – ¿por qué?

–Vamos a ir al hospital –Dijo conduciendo ahora al pueblo que se veía a lo lejos –Si aún tienen los cuchillos, les aconsejo esconderlos y lavarlos más tarde, Montse incluso me cortó, no creo que queramos más problemas. Además, tienen que seguirme la corriente ¿entienden? Fuimos a un bosque como primera parada y tuvimos un accidente, caímos de una colina y pasamos este  día buscando la camioneta, nos rasguñaron las ramas al caer y Rubén cayó sobre una piedra o una piedra le cayó encima, no lo sé.

–Bien –Montse respondió aun acostada en mis piernas –Al menos no tenemos quemaduras, eso sería más difícil de explicar.

Gaby asintió y continuamos el camino, solo teníamos dos cuchillos que esconder y lo hicimos bajo los asientos, decidimos que no queríamos dar explicaciones, así que no lo íbamos a mencionar hasta saber qué era lo que pasaba, no íbamos a mencionar que nos faltaban dos personas, que una estaba muerta y la otra se había quedado en la casa... queríamos creer que viva.

Cuando llegamos al hospital más cercano, Gaby le pidió a Rubén poner su brazo bueno sobre su hombro y a Montse que se recargara en Nora y si ya no le dolía la pierna, fingiera que lo hacía, mientras que ella y yo seríamos como lesiones menores, pero por como veníamos todos, dudábamos que no nos atendieran.

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