Teddy's POV.
¿Donde estaba hace un momento? ¡A si! Estaba en que por culpa de las ratas que tengo como compañeros de la universidad yo y tres de mis integrantes fuimos castigados por armar una revuelta en la cafetería de Winslow.
—Malditos bastardos—susurro a Payton para que la directora Hans que se encontraba ya frente a mi, no escuchase.
—¿Hay alguna razón valida para que tu y tus compañeros estén alborotando a mis alumnos, Brown?—cuestionó la directora.
—Si la hay, y una muy importante—le respondí alzando mi dedo índice al aire.
—¿A si? ¿Cuál es esa razón muy importante según tu?—inquiere con una mirada amenazante.
Quería reír por su graciosa mirada que nos estaba dedicando a los chicos y a mi pero simplemente no podía por la simple y sencilla razón de que no quería que nos diera a mi y a mi fraternidad uno de esos dichosos Strikes.
—No lo sé, no estaba preparada para una segunda pregunta—le respondo bajando mi dedo que aun no había sido bajado.
Escuche unas cuantas carcajadas de parte de las ratas traicioneras y les lancé la mirada más fulminante posible con este bello rostro que poseo... ¿Muy engreída? Tal vez.
—Eso es lo que creí—concluyó y se dio la vuelta.
Pero nos miró por encima de su hombro y dijo:
—Detención después de clases tu y toda tu fraternidad—ordenó y siguió su camino.
—¡¡Pero los demás no tienen nada que ver en esto!!—defiende James.
La vieja Hans se voltea con una cara de claro enfado y se apresura a estar frente a nosotros de nuevo y habla:
—Tres horas de detención. Y no hables, Steward, o será una hora más—amenaza apuntando con el dedo el pecho de James.
¿No le enseñaron que eso es de mala educación? Vieja loca, es directora solo porque es millonaria y no porque tenga educación.
—Pero eso es injusto—agrega Payton enfadada.
—Cuatro horas—sentencia siguiendo su camino a su oficina.
—¡No puede hacernos esto!—grita Ashton.
—¡Claro que puedo! ¡Cinco horas!—volvió a darnos una hora más.
Vi que James estaba a punto de protestar así que con mis manos le tapé la boca para que no nos dieran otra hora más con las que ya nos había dado era más que suficiente.
—Estamos bien así, James—susurré para que no escuchara la vieja esa.
Después de tan vergonzoso momento fuimos a una mesa a comer y esperar a los demás y decirles sobre el regalito que nos dio la directora Hans hace unos minutos.
Ya en nuestra mesa y nuestras bandejas de comida vimos a Renata, Atena, Doncan y Justin entrar por la puerta. Justin venia con una cara de pocos amigos al igual que Atena. Bueno, también Doncan y Renata, pero ellos siempre tienen esa cara así que no es novedad. Los chicos caminan hacia nosotros y toman asiento en nuestra mesa.
—Oigan chicos ¿tiene algo que hacer después de clases?—pregunto en general dándole una mordida a mi sándwich.
—¿Nos invitaras a salir o algo parecido?—bromea Justin.
—¡No, jamas!—me apresuro a decir, jamas haría eso, eso sería como dañar mi tacañez.
—¿Entonces por qué lo preguntas?—cuestiona.
—Por nada importante—digo restándole importancia —Solamente que la directora Hans nos dio cinco horas de detención a los ocho, eso es todo—agrego con un tono de voz calmado, ya saben, como si fuera lo más normal del mundo.
—¿¡¡QUE!!?—gritan los cuatro.
Me levanto de mi asiento cuando termino mi almuerzo y les dedico una mirada por encima de mi hombro a mis hermanos.
—Nos vemos después de clases, chicos—me despido con un guiño y salgo de la cafetería a mi clase de modas.
Cuando iba subiendo las escaleras al salón número 84 mi cabeza fue golpeada por una persona a quien no pude distinguirle el rostro. Levanto la mirada hacia el mal nacido que provocó mi caída y pude visualizar esa melena rubia platinada casi ceniza y aquellos ojos azules que había visto en mi primer día de clases. Era él.
—Adam List...
Wow, impacto... Bueno no, solo hay que decirle hola a nuestro nuevo personaje :3
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Cosas de rubios
AcakTeddy, Atena, Ashton, Justin, Doncan, James y Renata son siete chicos totalmente distintos pero tienen una cosa en común: los siete son rubios y tendrán que formar una fraternidad entre ellos siete historia que demuestra que la vida de los rubios no...