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La deidad paseaba serenamente por los pasillos de su templo. En eso, ve salir a su asistente de una sala, sosteniendo algo morado. Él echó a caminar dando la espalda al Dios. Con curiosidad, Bills asomó sobre el hombro del ángel. Su rostro adquirió una expresión de total horror al ver el objeto morado que sostenía el contrario.

— ¿¡Encerio compraste esa asquerosidad!?

— Señor, es solo una bonita y suavecita alfombra. ¡Mire! Sólo toquela.

— No tocaré a ese gato disecado.

— No es un gato disecado. Es sólo su pelaje.

— Cómo sea. ¡Alejate!

— ¡No~!

Y así, Whis persiguió a su señor por todo el templo. Finalmente, Bills tocó la alfombra.

Y nunca lo admitiría en voz alta, pero era la cosa más suave que había acariciado.

Drabbles, Whis x Bills.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora