El amor no es fácil, y menos si es entre dos deidades que tienen prohibido encariñarse del otro. ¿Qué ocurre si rompen la regla? ¿Que opinarán Daishinkan y Zeno Sama?
Relatos de Whis y Bills, intentando forjar una relación de pareja.
Un espectáculo de agonía frente a sus dorados y llorosos ojos.
Desesperado, buscaba a su ángel.
— ¡Carajo, Whis! ¿¡Dónde estás!?
Desorientado, echó a volar. Localizó su objetivo varios metros más allá. Se acercó como poseído y lo sujetó de las mejillas. Su cuerpo moribundo era gélido. Whis se esforzaba por mantenerse con vida. A su lado, su roto báculo emitía pequeñas chispas que se perdían en la distancia.
— Bills...
Su suave voz llegó como un susurro. Una pequeña caricia para sus oídos.
Bills sollozó.
Su pareja se desvaneció con una última sonrisa.
Sobresaltado, el HakaiShin despertó. Como un acto reflejo, volteó al costado encontrándose con la cara de su asistente.
— ¿Pesadillas? — Preguntó su maestro con dulzura.
— Aún peor. — El felino miró al contrario, recorriendo cada una de sus facciones con sumo cuidado. — Tú moriste. Moriste tuteandome.
Whis soltó una leve risa al ver como el gesto de su señor reflejaba terror.
— Tranquilo, mi señor. Sigo aquí. Y sigo tratándolo de "usted".
El otro sonrió. Entonces, jaló tímidamente al ángel, haciéndolo caer en la cama. Con rapidez lo envolvió entre sus brazos y susurró.
— Q-quedate. P-por favor...
Sorprendido, no protestó y aceptó el abrazo de Bills.
— Lo haré.
Esta vez, el destructor no tuvo pesadillas. Es más, tuvo uno de los mejores sueños de toda su larga vida.
Por cierto... dejo esto aquí y me voy¿
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