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Caminaba algo decaído al instituto, el día era un poco deprimente, ese gris cielo amenazaba con una fuerte tormenta.

Hace casi o poco más de ocho días no había visto al albino.

«Seguro enfermó»

«Tal vez no quería ir a la biblioteca»

Podían ser las posibilidades pero no, él no sentía que fuera esto, podría ser que se preocupaba demasiado, sin embargo no podía pensar en que hubieran sido esas las razones de la ausencia del menor.

Al llegar se adentró a la instalación, visualizando una cabellera rojiza que veía desde la segunda planta del edificio afuera, reflejando su mirada decepcinada en la ventana.

—¿Sakata?— lo sacó de su trance.

—Umm...— volteó su mirada extrañado—. ¡Oh! Soraru~— dibujó una sonrisa.

—¿Qué ves?— se acercó intentando captar lo que veía el pelirrojo.

—Quería saber si Ura-san vendría— suspiró decepcionado.

—¡Ni mi gisti!— arremedó una tercera persona al de ojos rojos.

—¡Cállate!— frunció el ceño, dirigiendo su mirada a Soraru, quién sólo negó con la cabeza.

—¡Abajo!¡Malditos postes!— la mirada de ambos bajó un poco más de su campo de visión normal, topándose con una rubia que resaltaba sus colmillos.

—¡Pff! Ni siquiera la alcanzamos a ver— Sakata río burlón, recibiendo una patada de parte de la más pequeña.

-Ouch... Justo ahí- el peliazul hizo una mueca de dolor como si de él se hubiera tratado.

-Hey Soraru~-saludó-¿ Y Lon?-sonrió con sus ojos brillosos.

-Lon no está en aquí, ella fue al instituto de unas cuadras más lejos de aquí.

-¿Ehh?- comenzaron a caminar dejando al de cabellos rojos aún en el suelo- ¡Ella y sus padres!

El mayor suspiró- tú sabes como son ellos.

-L-lose... Pero es como mi hermana- lloriqueó casi llegando al salón.

« Y me lo dices a mí» pensó el azabache para luego entrar al salón, topandose con una desagradable sorpresa.

-Soraru kun- habló el adulto.

-Profesor- su mirada se tornó más fría de lo normal.

Ahora si que maldecía el instituto, antes no le molestaba nada el estar ahí, pero el que tuviera que tener su mismo profesor que en séptimo año...¿¡Podía tener tan mala suerte!?

Entre algunas miradas amenazadoras por diez minutos la clase comenzó.

...

Miraba aburrido desde la esquina de la clase, no se molestaba en prestar atención a las palabras de su odiado profesor, después de todo sólo explicaba las típicas reglas que tenían que seguir con él.

Sus pensamientos se desviaron un poco, recordando al chico albino.

«¿Y si le sucedió algo?» pensó por milésima vez.

Mafumafu era un persona frágil, con palabras podían salir grietas, y con acciones se rompía, era como una joya, tan hermosa pero tan frágil a la vez.

Dándose cuenta de sus pensamientos sus mejillas se tornaron rosadas, golpeandose mentalmente por los anteriores pensamientos que llenaban su cuerpo de vergüenza.

''Lo que escondía tu sonrisa''[SoraMafu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora