solo somos tú y yo contra el mundo;

cinco.

Flaky se negaba a pensar que faltaba muy poco para marcharse y lo único que podía hacer era aprovechar los pocos días que le quedaban. Seguía sin atreverse a decírselo a sus amigos, la única persona que estaba al día era Flippy, la persona que le había dado tanto en dos meses. De ninguna manera quería separarse de él, le costaba hacerse a la idea de no volver a verle más.
- ¿Qué vas a hacer cuando me vaya? ¿Seguiremos hablando, verdad? -preguntaba ella abrazada a él en su pequeño cuarto desordenado y lleno de pósters de videojuegos y chicas.
- Claro que si, te estaré llamando -la besó en la cabeza-. Ahora me vas a dejar solo con la pesada de Giggles -habló intentando sonar optimista.
Pero la cara de Flaky no cambió ni un ápice.
- Te voy a echar de menos -dijo con un semblante triste.
Él la miro con expresión de desaliento en el rostro.
- Yo también -suspiró finalmente con pesar.
Flaky empezó a derramar unas lágrimas por sus mejillas.
- Venga, no llores -sonrió él limpiándole las lagrimas.
- Estaré sola, no tendré a nadie allí y no quiero separarme de ti.
Flippy se quedó callado durante unos segundos, mientras le acaricaba el pelo con cariño.
Acto seguido puso su mano en la mejilla de ella para empezar a besarla en la boca. Ella sólo cerró los ojos y correspondió el beso en el cual empezó a ser cada vez más intenso.
- Flippy... -le llamó la pelirroja entre jadeos-. Hagámoslo.
- ¿Segura? -se sorprendió él pero sin dejar de lamerle el cuello. Ella sólo asintió llevada por el placer.
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Después de aquello, ambos estaban totalmente exhaustos, sobretodo Flaky, que estaba sin aliento.
Flippy solo fumaba pensando con la mirada perdida-. Oye, Flaky...
- Dime.
- ¿Y si... nos escapamos los dos?
Aquellas palabras hicieron que Flaky frunciese el ceño extrañada, ¿qué acababa de escuchar?
- ¿Hablas enserio?
- Si -respondió seriamente, se levantó y la miró a los ojos-, el día que te tengas que ir espérame en aquella parada de autobuses cerca del parque.
- Me voy el jueves, ¿estás seguro? -preguntó mirándole perpleja.
- Sólo si tú estás segura, ¿te atreves?
Flaky tragó saliva nerviosa, tenía que tomar una decisión crucial, pero sabía que se atrevía. Sabía que sería mejor que irse con sus padres y...
- Si -aceptó con seguridad.
Él sonrió y le acarició el pelo.
- Espérame allí a las siete de la tarde.
Ella asintió sonriente con las mejillas rojas.
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Jueves

Llegó el dia que más temía. Sus padres ya estaban empacando sus maletas y Flaky la suya, pero no para ir con ellos.
Se ocupó de llevar absolutamente todo lo que necesitase. Mentiría a sus padres diciéndoles que iría a ver a sus amigos, pero se escaparía con todas sus cosas sin que la viesen.
Las manos le temblaban y sentía que le iba a dar un ataque de nervios, después de todo se iba a escapar con su querido novio a quién sabe dónde.
Como todavía era pronto decidió hacer lo que debería haber hecho hace mucho tiempo; decirles la verdad a sus amigos, sabía que sería duro, pero no podía irse si no lo hacía.
Antes, quería escribirle una carta a sus padres agradeciéndoles todo y que sentía mucho lo que iba a hacer, pero que algún día los volvería a ver.
Ellos saldrían de casa a las diez de la noche, por lo que la leerían mucho después, al darse cuenta de que no aparece.
Mientras escribía sobre el papel la mano no paraba de temblarle.

15:30

Guardó la carta en su bolso, la sacaría cuando tenga que irse, pero por ahora era mejor guardarla para que no la descubran antes de tiempo.
Suspiró y salió de la casa, dispuesta a decir un último adiós a todos, incluso a Lifty, Shifty y Nutty, en aquellos dos meses se habían hecho bastante amigos y por fin diferenciaba a los gemelos.
Pero primero fue en dirección de la casa de la única amiga de verdad que había tenido, Giggles.
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Tocó el timbre temblando, esperando a que alguien le abriese. Intentó calmarse y respirar profundo.
Finalmente abrieron la puerta; era ella, sonriente, como siempre.
- Flaky, ¿qué tal?
Ella solo suspiró y se atrevió finamente a hablar.
- Tengo... que contarte una cosa.