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No sabía cuánto tiempo había pasado desde que dejó a Splendid, seguía caminando sin ningún rumbo fijo y con la cabeza perdida.
Estaba frustado... no sabía qué le pasaba, había pasado todo tan de repente, habían pasado tantos años desde lo ocurrido que pensaba que ya ni se acordaría... pero al parecer uno recoge lo que siembra.
Se sentó en un banco de por ahí y se frotó los ojos irritado. Ya se estaba poniendo nervioso otra vez, intentaba lo más que podía mantenerse tranquilo, pero la puta cabeza le daba vueltas.
Sabía, sabía de una forma u otra que Dios le pondría esta última prueba, lo sabía, por eso aún estaba vivo. Tenía aún algo pendiente. Y no le dejarían en paz hasta cumplirlo.
Se frotó el cabello intentando pensar, hace años había le hecho algo horrible a una pobre chica, ¿por miedo? ¿por cobarde? Seguramente por eso y muchas más cosas.
Pero no, ya había sufrido bastante y no quería soportar más. Tenía algo muy importante en su mochila, la mochila que se había olvidado en casa de aquel chaval.
Tenía que volver sea como sea, antes de que se volviese loco.

5. Los ecos del pasado resuenan en el presente.

Splendid llegó a su casa totalmente frustado, tiró las llaves en la mesa y se sentó en la silla más cercana.
¿Por qué mierda le tenía que pasar esto? Se repetía mil veces en la cabeza. Lo había hecho todo bien, él era un buen samaritano, siempre se había preocupado por los demás sin esperar nada a cambio y la única cosa que pedía era poder poder vivir bien por una jodida vez en su vida.
Golpeó la mesa con enojo. Sin Flippy no podía coger el piso, había sido el colmo que de todas las personas del mundo tenía que ser la dueña precisamente su ex novia.
Intentó tranquilizarse. Cerró los ojos y respiró con serenidad.
Cuando los abrió se percató de la mochila que había en el sofá.
- Se la ha olvidado -dijo mirándola.
Se levantó y la cogió. Seguramente volvería a por ella.
Era una mochila verde, vieja y descuidada. Siempre se preguntó que tendría dentro, pero era mejor no cotillear, Flippy había protegido esa mochila bastante y le daba aún más curiosidad.
Negó con la cabeza, ese no era el momento. Cogió la mochila para dejarla en la mesa -puesto que quería acostarse en el sofá-, pero no se había dado cuenta de que estaba media abierta y algo se había caído.
Buscó con la mirada en el suelo y encontró un sobre blanco algo descuidado. Lo cogió para meterlo en la mochila.
Pero al ojear rápidamente el título de la carta, no pudo evitar sacar lo que había en su interior. Una hoja con bastante texto.
No sabía si hacerlo o no, aquello no era de su incumbencia. Pero... no podía hacer como que no había visto el título, algo tenía que haber escrito que revelase qué es lo que podría pasar.
Agarró firmemente la hoja y empezó a leer.
Cada párrafo que leía le hacía estremecerse. Y a medida que seguía avanzando la lectura, era más deprimente. Flippy lo había escrito en un estado de depresión. Contaba cosas bastante fuertes y lo más impactante era lo claro que dejaba que lo único que quería era morir.
Pero entonces empezó a leer partes intrigantes en las que iba revelando cosas fuertes. Hablaba también de Flaky.
Sabía que no debía estar haciendo eso, pero no podía parar.
Al terminar de leerlo bajó la carta lentamente. No sabía qué pensar sobre aquello.
Guardó la carta en el sobre y miró la mochila. Se acercó a ella dispuesto a dejar la carta en su sitio, pero al ver lo que había en el interior de la mochila, guardó la carta enseguida y lo cerró. Marchándose enseguida de la casa.
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Flippy iba lo más rápido que podía hacia la casa de Splendid, tenía que recuperar su mochila como sea.
Maldecía no tener sus pastillas a mano, sentía que la cabeza le iba a explotar. Era como una migraña que le venía por el estrés.
Al fin llegó, pero nadie contestaba al timbre, tocaba una y otra vez, pero nada. ¿Dónde cojones estaba Splendid?
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Splendid llegó finalmente a aquella casa de nuevo. Las luces estaban encendidas, por lo que seguiría despierta.
Tocó el timbre y esperó nervioso a que le abrieran.
Se escucharon unos pasos cerca. Y la puerta se abrió. Flaky estaba igual que aquella mañana: despeinada, con pijama y con una cara de mala leche.
- Qué haces tú aquí. Ya te dije que no te iba a dar el piso si...
- No vengo por eso -la interrumpió-. Verás, hay una cosa que debo darte.
La pelirroja lo miró extrañada.
- ¿El qué?
Splendid le mostró la mochila.
- Es... de Flippy. Pero antes que nada -se apresuró a decir al ver que Flaky iba a cerrar la puerta-, yo no debería darte esto porque no es mi deber, pero...
- Pero qué.
- Tienes que dejarme pasar para explicártelo, porfavor -le miró con seriedad.
Ella seguía neutra. Se le veía demasiado preocupado al chico y parecía dispuesto a no irse hasta que ella cediese.
Flaky no estaba para empezar a discutir, por lo que aceptó a regañadientes.
- Venga, pasa rápido -le dijo entrando dentro.
Splendid entró y vio que habían un par de botellas de cerveza vacías en la mesa.
Los dos se sentaron en el sofá.
- ¿Qué es eso tan urgente? No quiero saber nada de Flippy.
Él abrió la mochila y sacó la carta.
- Primero, deberías leer esto -se la extendió.
Ella lo cogió y miró con apatía la carta.
- Qué mierda es esto.
- Léelo.
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Finalmente le abrieron la puerta uno de los compañeros de Splendid.
- ¿Dónde está Splendid? Llevo mucho esperando.
El mudo se encogió de hombros y se fue a su cuarto.
Flippy se dirigió al sofá, pero no estaba ahí. Juraría que la había dejado ahí.
Empezó a buscar desesperadamente la mochila y no aparecía por ninguna parte.
Empezó a frustarse más. No necesitaba esto ahora.
En ese momento vio un papel en la mesa, un papelillo azul.
Lo cogió y casi por un microsegundo sintió que se le paró el corazón.
"Lo hago por tu bien, Flippy" -Splendid.
Se llevó la mano a la cabeza e intentó pensar; si la mochila no estaba, ni Splendid tampoco, más la nota que había dejado...
¿¡Qué cojones había hecho!?
Arañó la mesa de una manera que casi se arranca las uñas.
Salió de allí lo más rápido que pudo.
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La carta seguía en la mesa sin haber sido leída, la pelirroja solo continuaba bebiendo mientras Splendid seguía insistiéndole.
- Es muy importante, tienes que leerlo -dijo ya algo exasperado.
- Dime qué es lo que pasa que es tan urgente y la leeré -se colocó la botella en la boca para beber.
- Ya te he dicho que tienes que leer primero la carta.
Flaky continuaba sin darle importancia a lo que le decía.
- Mira, a mi no me interesan los lios que hayáis tenido, pero no te hubiera traído la carta si no fuera porque no quiero que nadie muera.
Flaky bajó la botella y le miró extrañada.
- ¿Cómo?
Splendid apartó la vista. Agarró la mochila y sacó una pistola.
Esto hizo que Flaky se sobresaltara.
- Vale, vale, ya la leo -se apresuró a decir dejando la botella en la mesa.
- No te voy a hacer nada -dijo volviendo a guardar el arma en la mochila-. Escucha, la carta habla de cosas fuertes que le pasaron y...
- Pero ¿yo que tengo que hacer? -le interrumpió-. A ver, no se que es lo que está pasando, solo tuvimos una estúpida relación de verano, luego se fue sin decir nada y lo que haya hecho con su vida a mi me da igual.
- Por eso tienes que leerla, habla también de ti y de porqué se fue y un montón de cosas -se llevó la mano a la cabeza.
Flaky miró la carta de la mesa. Estuvo callada unos segundos.
- Lo pasé muy mal durante mucho tiempo. No quiero volver a revivir aquello.
Splendid solo la miró.
- Lee al menos el título.
Flaky hizo caso y abrió los ojos perpleja al ver lo que ponía: "Carta de suicidio"
- ¿Qué demonios?
- Tienes que abrirlo, te mereces saber porqué te dejó plantada -dijo él-. Pero debes leerlo hasta el final. Es muy importante.
Ella le miró bastante confundida, pero asintió.
De repente se vieron interrumpidos por golpes en la puerta.
- ¿Esperas a alguien? -preguntó el chico.
Ella negó.
- Iré a ver quién es -se levantó hacia la puerta.
Al abrir un poco la puerta el tipo que estaba afuera la abrió completamente de un golpe.
Esto hizo que Flaky se sobresaltara de su sitio.
- Otra vez este aquí -suspiró irritada.
- ¿Flippy? -preguntó Splendid.
- ¡Donde está! -exclamó Flippy bastante fuera de sus casillas.
- ¿El qué?
Flippy le agarró de la sudadera, Splendid pudo ver que sus ojos temblaban, algo iba mal.
- ¡La mochila! -gritó.
Flaky, quien solo observaba la escena sin intención de ayudar, movió la vista hacia la mochila que estaba en frente suyo.
- ¡Flaky! -gritó su nombre Splendid. Ella sabía qué es lo que tenía que hacer.
Flippy se giró para mirarla, Flaky había cogido la mochila con intención de esconderla, pero la había pillado.
Ambos se quedaron mirándose.
- Dame la mochila -ordenó él con voz grave. Luchando por sonar tranquilo.
- Sé lo que harás si te la doy -dijo ella sujetándola con fuerza, mientras se levantaba del sofá.
- No, no lo sabes. Dame la mochila -volvió a repetir, pero con menos paciencia en la voz.
- ¿Para qué? ¿Para que te pegues un tiro?
- Flaky... -cerró los ojos con fuerza y tiró a Splendid al suelo-. ¡¿Por qué mierda no puedes hacer simplemente lo que te pido?!
Flaky empezó a ponerse nerviosa, estaba algo desorientada por todo lo que había bebido y no podía pensar con claridad. Pero seguía firme.
- No te la voy a dar -negó con la cabeza-. ¡Flippy estás mal de la cabeza!
- ¡Tú no lo entiendes! -gritó con fuerza. Empezó a respirar agitadamente-. Solo tenías que darme la... -se llevó las manos a la cara y empezó a gritar.
Flaky y Splendid miraron asustados la escena, Flippy se estaba volviendo completamente loco.
Un silencio inquietante se apoderó de la sala.
Entonces él levantó lentamente la vista hacia la pelirroja, Flaky se quedó aterrorizada al sentir aquella mirada de psicópata sobre ella, parecía una persona totalmente distinta, parecía el mismísimo demonio.
Empezó a caminar hacia Flaky.
Ella lanzó la mochila al suelo y se dirigió rápidamente hacia la cocina para buscar algo para defenderse.
Pero no conseguía encontrar nada, las manos le temblaban y sentía cómo se iba acercando.
- ¡Splendid llama a la policía! -gritó ella.
Splendid rápidamente reaccionó y buscó el teléfono.
Flaky finalmente encontró un cuchillo y extendió una mano para cogerlo, pero una mano la tiró del pelo y no pudo.
Exclamó del dolor, Flippy le había cogido del cabello y había comenzado a caminar mientras la tironeaba con fuerza de la cabellera. Por un segundo sentía que se lo iba a arrancar.
- Maldita perra de mierda -le dijo cerca del oído-. Vas a ver qué es lo que se le hace a las zorras que no hacen caso.
Flaky le miró llorando intentando zafarse de su agarre.
- ¿Qué te está pasando? Este no eres tú.
Él agarró el pelo de ella fuertemente y la lanzó con fuerza contra el suelo.
- ¡Para ya!
En ese momento apareció Splendid lanzándose contra Flippy.
Flaky se llevó dolorida las manos a la cabeza.
Vio que los dos estaban peleando e intentó pensar qué hacer antes de que Flippy matase a Splendid.
Entonces se percató de la mochila que estaba en el suelo y se acordó de la pistola.
Se levantó intentando apresurarse, pero un gran dolor se apoderó de ella, le dolía la cabeza. Se llevó una mano a la frente y vio que tenía sangre.
Volteó a mirar a ambos y caminó rápidamente como pudo hacia la mochila que estaba tirada.
Se agachó para cogerla, pero escuchó  un golpe fuerte y una voz le advirtió:
- ¡Flaky cuidado! -gritó Splendid desde el suelo.
Ella apenas se giró, recibió una patada, haciendo que se cayese.
Sentía cómo Flippy se acercaba a ella. Ya no podía más, tenía la vista nublada y sentía mucho dolor en la cabeza.
Veía borrosamente cómo Flippy se agachaba para abrir la mochila para cojer la pistola.
Sabía que había llegado su fin.
Él fue hacia ella y le apuntó con el arma en la frente.
Lágrimas comenzaron a derramarse por las mejillas de la chica. El corazón empezó a latirle con fuerza.
- Mátame -dijo ella llorando, gotas de sudor se derramaban por su frente-. Mátame a mi, pero no podrás matar lo que eres.
Ella pudo ver como le sonrió, lo que hizo que le recorriese un escalofrío por el miedo.
Flaky cerró los ojos y sintió como él apretó el gatillo.
Lo último que escuchó fue el sonido del disparo. Luego todo se volvió negro.

solo somos tú y yo contra el mundo;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora