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¿Matarías o morirías por alguien?

Splendid se encontraba aburrido mirando la televisión, buscando alguna serie que le distrajese.
Pero no había nada que ver. Por lo que decidió ver si había alguna noticia nueva de su caso.
Paró en un canal y al leer el titular de uno subió rápidamente el volumen y escuchó con mucha atención.
" Brutal accidente en el camión en el que era transportado el homicida ex-militar"
- ¿Qué...?

"Al parecer a las ocho en punto de la mañana ocurrió un trágico accidente en la carretera M-20. El camión policial en el que llevaban a Flippy, el joven que intentó matar a sus compañeros de piso, de ida a un hospital psiquiátrico. Están intentando averiguar qué fue lo que ocurrió para que el camión voltease. No habían más vehículos a su al rededor y todo señala a que el recluso lo ideó para escapar. Ya que la camioneta fue incendiada y apenas se reconocen los cadáveres. Aún se desconoce cuántas personas iban dentro, pero sólo se han encontrado dos cuerpos calcinados."

Splendid miró asustado la hora: ocho y media.
Quería creer que no era lo que estaba pensando. ¿Qué probabilidad había de que hubiese sobrevivido y vienese hacia allí?
Rió nerviosamente. No, no podía ser.
Se levantó rápidamente de la cama y salió del cuarto.
Caminó apresuradamente por el pasillo, tapándose con una enfermera.
- Señor, ¿qué hace fuera? No debería correr por los pasillos.
- ¿¡Dónde!? -preguntó alterado agarrándola de los hombros-. ¡... La habitación!
- ¿Perdón? Tendrá que relajarse si quiere que le responda lo que quiere saber.
Splendid respiró intentando tranquilizarse y tragó saliva.
- La habitación de una chica llamada Flaky, ¿dónde está la habitación? E-es pelirroja y...
- Señor, señor... -intentó calmarle-. Esa chica abandonó el hospital hace ya bastante.
- ¿Q-qué?
- Ya no está aquí su amiga, lo siento.
- ¿Quién se la ha llevado? -preguntó exhausto.
- Un tio suyo -respondió extrañada-. Será mejor que vuelva y descanse...
- ¡El número! ¿Cuál era la habitación? Llévame allí.
- Está bien, acompañeme, pero ya le he dicho que se fue esta mañana.
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Finalmente Splendid llegó con la enfermera y abrió rápidamente la puerta: estaba completamente vacía y ordenada.
- ¿Lo ve? Ya le dije que...
- No puede ser, estoy seguro de que me habrían dicho algo.
- ¿Splendid? -preguntó una voz a su espalda.
Se giró para ver de quién era. Allí estaban los padres de Flaky bastante confusos.
- ¿Ocurre algo con Flaky? -preguntó el padre.
- Dicen que se ha ido esta mañana -respondió Splendid.
La madre dejó caer el café que llevaba en la mano.
- ¿¡Qué!?
- Me informaron que un familiar vino a por ella, pero -fue interrumpida la enfermera.
- ¿Qué maldito familiar? ¡Solo estamos su madre y yo! -gritó el hombre.
- Yo no lo sabía, el informe...
- ¡Maldita sea! Se la ha llevado -escupió Splendid-. Mierda, mierda.
- Tenemos que llamar a la policía -sacó inmediatamente el móvil la madre.
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Estaban alejándose rápidamente del hospital en aquel coche que Flippy acababa de robar.
Flaky no paraba de llorar intentando liberarse de las cuerdas que le ataban las manos y las piernas.
- Por favor no hagas esto. Va a ser peor si no te detienes ahora, Flippy -suplicaba llorando.
Él no respondía. Desde que se la había llevado no le había dirigido la palabra. Tenía un aspecto horrible; unas ojeras enormes y moradas debajo de sus ojos, rojos. Pero se le notaba demasiado sereno y relajado a pesar de todo. Aunque daba suspiros en cortos periodos de tiempo. Parecía bastante cansado.
- ¡Flippy! ¡Para ya! -continuaba gritando Flaky.
Él solo subió el volumen de la radio y empezaron a sonar las últimas noticias del secuestro. Ambos escucharon atentamente.
- Yo no he secuestrado a nadie -habló al fin con una voz baja y suave-. Lo único que quiero es hablar contigo, Flaky. Solo quiero zanjar esto.
- ¿Pero qué demonios quieres decirme? ¡Suéltalo, maldita sea! -lloraba sin dejar de temblar.
- Shh, aún no -dijo sin despegar la vista de la carretera.
- ¿A dónde me llevas?
Él echó un bostezo.
- Tenemos que alejarnos más para que no nos interrumpan.
- ¿Qué es lo que pretendes? Por dios, no me mates, déjame en paz, ¡yo no te he hecho nada!
- Flaky... -suspiró, frotándose los ojos-. Tranquilízate, ¿vale? Solo quiero hablar contigo.
La pelirroja no dejaba de temblar y rezar con los ojos cerrados bien apretados.
- ¿Aún no has leído la carta, verdad?
- N-no... no me dio tiempo.
- De acuerdo, tienes que hacer una cosa muy importante que te voy a pedir, si no lo haces -echó un suspiro-, podría ocurrir algo terrible... y no quiero que te pase nada. No quiero... que él te haga nada.
Flaky le miró extrañada.
- Date prisa. Ninguno tiene mucho tiempo. Me he inyectado calmantes, pero no sé cuánto durará.
- Flaky -la llamó. Ella le miró-. Por favor, no tengas miedo. Yo no te haré daño, porque yo... te quiero, Flaky -habló con la voz rota, no pudo seguir hablando porque un nudo se hizo en su garganta.
- ¿Flippy?
Vio cómo lágrimas caían sobre sus mejillas. Flippy paró en un lugar bastante alejado y desierto.
Flaky empezó a ver cómo el chico acabó por derrumbarse.
En ese momento solo sintió un dolor en el pecho, sentía lástima por él.
- No llores -dijo ella limpiandose sus propias lágrimas.
- No quiero que te pase nada -dijo Flippy con voz temblorosa-. Perdóname, no fui yo, fue él. Yo nunca quise hacerte daño. Pero ya no tengo control sobre mi mismo... se ha apoderado de mi.
- ¿Pero de quién estás hablando?
- No me hagas hablar de él... -esnifó-. Me ha hecho hacer cosas horribles.
Ella se quedó mirándole con lástima y resignación. No podía creer lo mal que lo había tratado los años, el deterioro de una persona hasta ese punto... era lamentable.
- ¿Cómo has acabado así? ¿Qué te han hecho?
Él intentó dejar de llorar y se limpió la cara con las manos.
- Flaky, escucha, solo quiero que me perdones por lo que te hice.
Ella frunció el ceño y suspiró.
- Maldito idiota, claro que te perdono. Pasó hace cuatro años, joder. Ya ni me acordaba de nada de eso -fingió una sonrisa bastante forzada y nerviosa. Según los documentales que había visto - y si quería seguir con vida-, lo mejor que podía hacer en estos momentos con un sociópata peligroso, era tranquilizarle y calmar el ambiente.
- No mientas -soltó. Flaky le miró seriamente-. Sabía que ya había pasado bastante tiempo -la miró-. Cuando te volví a ver aquella vez en tu casa, cuando te veo ahora. Has cambiado tanto... ¿por qué?
Flaky se secó las lágrimas.
-... ¿Qué?
- Sabes, sé que ha pasado ya mucho tiempo, pero ¿alguna vez has oído hablar del efecto mariposa?
Ella le miró confundida.
- El efecto que hace que una pequeña cosa, cambie todo. ¿Sabes por qué te digo esto? Porque hace cuatro años si no hubieses ido a aquella fiesta, si no me hubieses conocido, sino hubieses sufrido al irte del pueblo después de lo que te hice... ¿cómo serías ahora? ¿Seguirías siendo una chica tímida y sensible?
Flaky se le quedó mirando fijamente. Tardó unos segundos en contestar, intentando explicarse de manera serena:
- Lo que pasó aquella vez, solamente me marcó, era joven e ingenua, y es verdad, te cogí mucho asco y no quise volver a recordar nada de ese día, me costó mucho superar lo ridícula que me sentí, pero lo hice. El tiempo pasó y seguí con mi vida. Así que gracias, gracias por abrirme los ojos y hacerme ver cual era la verdadera naturaleza de las personas. Gracias por hacerlo antes de llegar aquí -empezó a ponerse roja al recordar ese día y, por más que intentaba mantenerse tranquila, se puso otra vez nerviosa y lo siguiente que dijo lo soltó sin pensar-: Lo único que querías era follar con una menor de edad.
Él la miró con indiferencia y le desató las manos.
- Sabía que a pesar de tanto tiempo aún estabas enfadada.
- ¿¡Y por qué mierda me abandonaste como a un jodido animal!? -explotó-.¿ahora vienes pidiendo perdón? ¿Por qué no puedes dejarme en paz y seguir con tu vida? Madura de una vez, por dios. Necesitas seriamente ayuda, y no me necesitas a mi, necesitas ir a un psiquiátrico -soltó inconscientemente, alejándose poco a poco de él-. Estás... muy mal de la cabeza.
Él no dijo nada, sin mirarla, sacó una carta de su bolsillo y se la extendió.
- ¿Tu carta de suicidio? -preguntó.
- Aquí sabrás porqué hice lo que hice. Flaky, quiero que te pongas en mi lugar y me entiendas. De verdad que no tengo mucho tiempo, estoy demasiado cansado... Léela, es lo último que te pido.
- ¿Por qué estás tan empeñado en que lea la maldita carta? ¿Por qué no puedes decírmelo?
- Porque... no tengo fuerzas... solo quiero -cerró los ojos e intentó seguir hablando-... que me perdones.
Flaky suspiró y cerró los ojos.
- Voy a leer la maldita carta para saber qué demonios es lo que está pasando.
Entonces agarró el papel decidida a leerlo de una vez.

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solo somos tú y yo contra el mundo;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora