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Nota: el capítulo se me hizo bastante largo, por lo que lo divido en dos partes.
××××××××

Abrió con cierta dificultad los ojos. No podía recordar nada de lo que había pasado.
Observó que se encontraba en el cuarto de un hospital.
- ¡Flaky, cariño! -exclamó una voz de repente a su lado.
- ¡Dios mio, sabía que se iba a poner bien! -dijo su padre.
- ¿Mamá?¿Papá? -se giró para ver a sus padres, intentó levantar un poco la cabeza, pero un dolor agudo hizo que recostara inmediatamente de nuevo la cabeza-. Mi cabeza...
- No hagas mucho esfuerzo, has pasado por un trauma muy grande y tienes que mantener reposo -explicó su madre cogiéndole de la mano.
- Mamá... ¿Qué ha pasado?
- Yo te diré lo que ha pasado -se acercó su padre molesto-. Que fue una malisima idea comprarte un piso cerca de un barrio lleno de marginales peligrosos.
- Oye, oye cálmate. Ya está, ya ha pasado -le pidió su mujer-. Flaky -se dirigió a ella-: uno de tus compañeros intentó asesinarte junto con otro chico, de no ser porque la policía llegó en el momento justo, te hubiese matado.
Aquello hizo que Flaky recordara la escena de la pistola y abriera los ojos con fuerza.
Su mano, que estaba sujeta a la de su madre, empezó a temblar con fuerza.
Flaky no pestañeaba ni dejaba de temblar.
- ¿Flaky?¿Qué te está pasando?-preguntó alterada su madre intentando calmarla.
- Iré a por la enfermera -salió su padre rápidamente.
La pelirroja empezó a gritar asustada mientras pasaban por su cabeza los recuerdos de la escena en la que casi muere.
- ¡Mamá! ¡Mamá ayúdame! -gritaba llorando.
- ¡Flaky estoy aquí!
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Splendid no podía salir de allí todavía y se sentía como un pájaro enjaulado.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde el accidente, solamente se había despertado en aquella habitación y le dijeron que tenía que guardar reposo.
No había tenido heridas muy graves, pero tenía el brazo roto. Intentaba pensar que aquello había sido mejor que la muerte.
No sabía qué habían hecho con Flippy, pero sabía que Flaky se encontraba en el mismo hospital que él, quería ir a verla. Los dos se llevaron un susto de muerte cuando Flippy casi la dispara en la cabeza. Por suerte no le dio tiempo y le dispararon en el brazo. Pero Flaky sufrió un gran desmayo.
Dicen que incluso podría haber muerto por el impacto del susto.
Había sido un milagro que siguiese viva.
Ahora se arrepentía completamente de haber ido a casa de Flaky, lo mejor hubiese sido que Flippy siguiera con lo que tenía planeado hacer...
Nunca le había deseado la muerte a alguien, pero si no llega a intervenir la policia podrían haber muerto los dos. Flippy era un peligro para la sociedad.
Se preguntaba qué le habría pasado por la cabeza, nunca se hubiese esperado que en realidad fuera un psicópata asesino. Le había tomado por su amigo a pesar de sus ... había confiado en él.
En ese momento entró una enfermera por la puerta.
- Buenos días -saludó.
- Buenos días.
- ¿Te encuentras mejor?
Él asintió con la cabeza.
- Perdone, ¿sabe cómo está la otra chica que estuvo también en la casa?
- La otra chica... -buscó en la carpeta que llevaba-. Si, ha sufrido un trauma craneoencefálico y en estos momentos padece de un estrés postrapostraumático, un psicólogo ira a verla más tarde.
- Dios mio... ¿pero se recuperará?
- Si, si, no te preocupes, solo tiene que descansar y procurar de que no le recuerden que estuvo al borde de la muerte.
- De acuerdo -bajó la vista hacia la escayola que tenía en el brazo-. ¿Y podría decirme qué han hecho con el chico que nos atacó?
- He escuchado que le tienen bajo arresto, no te preocupes cielo. Aunque puedes informarte mejor viendo las noticias, no paran de hablar de vosotros.
Él asintió dudoso.
- Por cierto, venía a anunciarte algo.
- ¿El qué?
- El inspector que está investigando vuestro caso vendrá a hacerte unas preguntas, ya que eres el único que puede responder.
Splendid tardó en responder.
- Está bien, gracias.
Dicho esto la enferma salió y Splendid cogió el mando de la televisión que había allí.
Todo eran últimas horas y periodistas al rededor de la casa de Flaky.
---
- Cariño perdóname, no tenía que haberte dicho nada -repetía la mujer acariciandole el pelo.
Flaky dejó el vaso de agua a un lado.
- No te preocupes mamá, ya pasó. Ahora solo quiero dormir.
Su madre la abrazó con fuerza.
- Te quiero mucho, descansa.
- Yo también te quiero, mamá.
Después de un rato, Flaky acabó completamente dormida. Su padre llegó por la puerta.
- ¿Ya está durmiendo? -preguntó.
- Si. No ha tardado mucho, el sedante la ha calmado -respondió con la mirada perdida en su hija.
El hombre resopló sentándose junto a su mujer:
- Aún sigo asumiéndolo. Son... esas cosas que siempre ves en las noticias y piensas que nunca te pasará a ti o algún ser cercano. Y sin darte cuenta te encuentras en un hospital con tu hija a la que casi matan.
La madre no dijo nada.
- Son por estas cosas que siempre pienso que no deberíamos haber dejado el pueblo.
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Splendid continuaba mirando el techo sin pestañear, no dejaba de pensar en todo lo que había ocurrido y por su cabeza rondaban un montón de preguntas: ¿Qué hubiese pasado si en vez de Flaky hubiera sido él? ¿Y si la policía no hubiese llegado a tiempo y hubiesen muerto los dos dos?
Unos leves golpes en la puerta hizo que volviese a la realidad.
- ¿Si?
Por la puerta entró un señor algo mayor.
- Buenos días, Splendid. Soy el inspector que está tratando con vuestro caso. Supongo que ya te habrán avisado que venía.
- Si, me informó la enfermera.
- De acuerdo -se acercó sacando un boli y una libreta-. A continuación me gustaría hacerte unas preguntas. Sólo tú nos puedes ayudar, ya que Flippy no está dispuesto a hablar y Flaky no puede.
- ¿Flippy está siendo interrogado?
- Seguimos intentándolo, pero no ha dicho ni una palabra desde que lo arrestamos y no tenemos a más testigos.
Splendid se acomodó en su asiento.
- Entiendo.
- Intentaré que esto acabe lo más rapido posible ¿de acuerdo?, empecemos. ¿Qué hacías en la casa de Flaky? ¿Y por qué estaba Flippy también allí? ¿Habíais quedado o algo?
- No. Fui solo a su casa para... -se detuvo para pensar en lo que iba a decir. El inspector levantó una ceja-. Tenía que entregarle una cosa, pero Flippy apareció y de repente se volvió loco.
- ¿Teníais algún tipo de relación o...?
- No, no. Íbamos a compartir el piso.
- ¿Tienes alguna idea de por qué Flippy apareció de repente y os atacó?
- No lo sé. De un momento a otro perdió la cordura, pero nunca antes le había notado un comportamiento así... bueno, tampoco le conozco mucho, le conocí hace apenas unos días.
- ¿Flippy ya conocía a Flaky o si mantenían alguna relación? Para saber si fue algún ataque de celos.
- Ellos habían estado juntos, hace años por lo que tengo entendido. Pero repito, ella y yo apenas nos conocemos, solo íbamos a alquilar el piso juntos, nada más.
- Una cosa, ¿la mochila que había allí de quién era?
- Era de Flippy. Pero la llevé yo.
- ¿Por qué la tenías tú?
Splendid apartó la vista y cogió aire.
- Lo que tenía que darle a Flaky estaba dentro de esa mochila.
- ¿Lo que había dentro?
Splendid asintió.
- Dentro de esa mochila habían un montón de pastillas y medicinas para controlar la ira y el trastorno bipolar.
- ¿Q-qué? -preguntó aludido.
- Por lo que hemos visto, Flippy padece de un trastorno de doble personalidad y problemas de ira. Así que las pastillas seguramente eran suyas -cada palabra que iba diciendo Splendid iba poniéndose más nervioso, quería equivocarse-. Ahora, le voy a preguntar, ¿Por qué te llevaste la mochila con las pastillas a casa de Flaky? ¿Tenías conocimiento de que Flippy tomaba esas pastillas?
- ¿Qué? N-no -se aclaró la garganta-. No sabía que se medicaba, por dios ni siquiera sabía que tenía tantos problemas de la cabeza. Yo no sabía que habían esas pastillas en la mochila, me la llevé para darle una carta a Flaky. De haber sabido que necesitaba la mochila para medicarse se lo hubiese dado. Por dios, se lo hubiese dado...
- La carta de la que habla es quizás... -empezó a buscar en su bolsillo y sacó una carta-. ¿Esta?
- Si. Es esa, ¿la han leído?
- "Carta de suicidio" -leyó-. Todavía no, esperaba que me dijeras qué hacía allí.
- Es... de Flippy. Se le había caído de la mochila. Cuando fui a guardarla vi que había también una pistola.
- ¿Sabe si tiene alguna relación la pistola?
- Leí la carta y ponía que... fue de su padre y decía que iba a suicidarse con ella. Después de eso no hurgé más en la mochila. Salí de mi casa para ir a la de Flaky y contarle lo que había leído. Y así evitar que Flippy cometiese un suicidio.
- De acuerdo -dijo mientras lo escribía todo con el ceño fruncido-. Interrogaremos cuando podamos a Flaky para corroborar tu historia.
- Oiga, ¿y sabe qué harán con Flippy?
- Por ahora no sabemos si internarle en un psiquiátrico o encerrarle por intento de asesinato.
"O encerrarle por intento de asesinato" Splendid bajó la mirada y se mordió el labio. Intentó decir algo, pero las palabras no le salían. No sabía si debía decirlo.
- Bueno -se levantó el señor-. Esto es todo, gracias por su tiempo. Intente no revelar nada a los periodistas de afuera, ¿de acuerdo?
Dispuesto a irse, abrió la puerta. Pero una voz le detuvo.
- ¡E-espere! -habló Splendid de repente.
- ¿Sucede algo?
- Tengo algo más que contar. Sobre Flippy. Sobre lo que ponía en la carta.
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Flaky no dejaba de retorcerse en la cama. Estaba soñando con algo que la molestaba. Un recuerdo de hace años.

Dos años antes, la familia de Flaky había ido de viaje a una ciudad por un corto tiempo.
Se encontraban cerca de un puente, por lo que sus padres fueron a sacarse unas fotos. A Flaky no le apetecía, por lo que fue a sentarse a una terraza que había a pedir algo de beber.
Un artista callejero estaba tocando una melodía con un violín y ella se encontraba inmersa en sus pensamientos. Así que no se había percatado que alguien la observaba cerca de ella.
Al darse cuenta, una chica con un cigarrillo en mano y gafas de sol se presentó delante de ella.
- Hey, ¿cuanto tiempo no? -sonrió aquella chica.
A Flaky le costó reconocerla al principio, pero abrió los ojos al caer.
- ¿Petunia? -preguntó incrédula.
Ella levantó sus gafas y se acercó a Flaky para que ambas se saludasen.
- Qué casualidad de la vida, ¿eh?
- Dios, no te había reconocido -sonrió algo nerviosa la pelirroja-. Has cambiado muchísimo, pereces otra.
Petunia echó una leve risa.
- A mi también me costó reconocerte al principio, pero la curiosidad me mataba y decidí acercarme. Y si, eras tú.
- Vaya -sonrió-. Siéntate, hace años que no volví a ver a nadie del pueblo.
- Yo tampoco -dijo sentándose-. Lo abandoné para venir aquí hará un año y medio -dio una calada-. No aguantaba más en aquel pueblo, ¿sabes? Necesitaba salir y conocer mundo.
Flaky escuchaba mientras veía como salía el humo por su boca. Había sido una agradable sorpresa encontrarse con ella, pero de alguna manera se sentía extraña.
- Yo también estoy bastante satisfecha con mi vida la verdad. Al principio no quería salir del pueblo, pero ahora no me arrepiento de nada.
- Eso está bien. ¿Y por qué te fuiste? Escuché que un día te piraste de repente y nadie volvió a saber de ti -echó otra calada al cigarro.
Flaky miró a sus padres, quienes seguían en el puente sacándose fotos.
- Tuve que irme por el trabajo de mi padre. Al principio fue muy duro, pero no tardé en acostumbrarme a mi nueva vida.
Petunia echó humo lentamente.
- Me acuerdo también que el mismo día que te fuiste, desapareció también Flippy - la melodía del violín había dejado de sonar de repente, haciendo que Flaky mirase extrañada. Estaba todo en completo silencio-. ¿Te acuerdas de él?
Petunia echó una pequeña risa. La música volvió a sonar de nuevo con normalidad.
- M-mas o menos -respondió finalmente Flaky, bebiendo de su zumo-. ¿Qué le pasó?
La otra joven esbozó una sonrisa.
- Esperaba que tu me respondieses a esa pregunta.
La melodía empezó a desentonar y Flaky frunció el ceño.
- ¿A qué te refieres? No sabía que desapareció. Digo, yo me fui el mismo día, no tendría forma de saberlo.
Petunia la miró y echó otra calada. La música empezó a sonar con normalidad.
- ¿De verdad? Juraría que tu lo sabrías. No se despidió de nadie y no dejó ninguna nota de despedida. Teniendo en cuenta que erais inseparables pensaba que a ti te habría dicho algo.
Flaky tragó saliva.
- Fuimos buenos amigos, pero no tan cercanos. Yo...
- ¿Por qué mientes? -soltó de repente, fingiendo tristeza. La música volvió a sonar de manera perturbadora.
- ¿Cómo?
Petunia sonrió.
- No te preocupes, yo no guardo rencor a nadie. Ya lo sabía, sabía que estabais juntos, era obvio -rió.
Flaky la miró anonadada. ¿A qué diablos venía esto?
- Vaya -echó una risa nerviosa-. Fue una relación tonta, no hay nada interesante que decir.
Miró a sus padres, quienes estaban sonrientes mirando la cámara. De repente el cielo se había puesto nublado y el ambiente se oscureció.
- Parece que va a llover -dijo Petunia desinteresadamente mirando al cielo.
La música sonaba cada vez peor y Flaky estaba empezando a inquietarse.
- S-sabes, será mejor que me vaya yendo, antes de que llueva -se levantó levemente de su asiento.
- Quédate un poco más, ¿qué prisa hay?
- V-verás, mis padres me están llamando y he de irme. Ha sido un gusto volver a verte -intentó sonar normal, pero sentía algo raro en el ambiente. Como si algo fuese a pasar.
- Tus padres están bien, déjalos tranquilos -soltó apagando el cigarro en el cenicero-. Ahora vuelve a sentar tu puto culo en el asiento, zorra.
Flaky se quedó helada al escuchar las palabras que acababan de salir de su boca.
- ¿Q-qué?
Petunia sacó de repente una pistola del bolso que llevaba y la apuntó a su frente.
- Vas a arder en el infierno -sonrió. Y apretó el gatillo.

Abrió completamente los ojos, levantándose de un respingo sin dejar de gritar.
- ¡MAMÁ! ¡PAPÁ! -gritaba con todas sus fuerzas llorando-. ¡OTRA VEZ!
Su cuerpo no dejaba de temblar ante la repentina pesadilla y ella continuaba llamando a sus padres.
Hasta que por fin escuchó la puerta abrirse.

solo somos tú y yo contra el mundo;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora