Capítulo 4 "Misteriosa"

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  Otro día llega y esta vez me levanto rápido de la cama,  sin más demora me meto en el baño. Mientras estaba en la ducha siento la puerta de mi casa abrirse. Solo con sentir la llave supe que era mi hermana Virginia, quien venía siempre dos veces al mes a comprobar cómo estaba.
  En menos de lo que pude imaginar ya tenía a Vir metida en el baño. Al verla me tapé con una toalla y me comencé a peinar apurada. Esta se acomodó a mi lado pues tenía ganas de cotillear conmigo.
   Yo estaba sumamente apurada, ya me estaba esperando y no tenía tiempo para charlas. -¿A dónde vas?- me preguntó al verme tan agitada
-Rh, ummm, ña, ummm* A un sitio- exclamé nerviosa
-Florencia, ¿En qué andas?- insistió
Yo me detuve y la mire a los ojos
-En nada- le mentí a la cara a mi propia hermana sin duda andaba en algo
-No te creo- me dijo entrecerrando sus ojos -¿Cuál es su nombre?-
-¿Qué nombre? ¿De quién me hablas?- le dije haciéndome la boluda
-Hablo de la persona que te tiene así con una sonrisa-
Al oírla no pude evitar sonreír y sin mirarla a los ojos le contesté -No hay nadie-
   Sin duda no se lo creyó porque me siguió persiguiendo hasta la cocina -Ah, ya sé. Es el chico del otro día- dijo tratando de adivinar
-¿Qué chico?- le contesté sin caer aún a quien se refería
-Este el del otro día, el de la barba. ¿Cómo era que se llamaba? ¿David?-
En ese momento lo recordé -¿Dani?- le pregunté para confirmar
-Sí, ese. Parece majo- me dijo Vir ya dando por asegurado que mi misterioso amor era Dani
-No, no es él - dije con cara de asco, no era que Dani no me gustaba pero en comparación con lo que sentía por Jaz era una simple hormiga
-Entonces si no es Daniel. ¿Quién es él?- me dijo mirándome con los ojos llenos de curiosidad.
Al verla así me conmovió realmente y me llené de valor para confesarle lo que me pasaba con la pelirroja
-No es un él, es un ella- le dije sincerándome
-¿Ella? ¿Cómo ella?- me volvió a preguntar sin entender aun o a lo mejor no quería entender
-Sí, es una chica- le dije agachando la mirada
  Esta se dio cuenta de mi vergüenza y comportándose como la buena hermana que era sostiene mi mano. Al sentirla levante la vista hacia ella -Ey, no pasa nada. No sientas vergüenza. Si es lo que sentís es cosa tuya-
Al oír sus palabras no pude evitar que se dibujara una sonrisa en mi rostro y me abracé a ella llena de alivio.
Esta se separa de mí y curiosa comienza nuevamente con las preguntas -¿De dónde es? ¿Dónde la conociste?-
-No te lo vas a creer- le dije con una sonrisa en mi rostro
-¿Por qué? ¿Dónde fue?-
-En el cementerio- le dije mientras me recogía el pelo
-¿En el cementerio?- volvió a preguntar confundida pues sin duda ese no era un típico lugar para ligar
-Sí, ella va todos los días a ponerle flores a un familiar cerca de la tumba de papá- le explique a Vir la cual me escuchaba atenta
  En ese momento la cara de Vir cambio y se dio cuenta de donde estaba pasando todos los días desde hacía casi un mes -Para un poco, ¿Vos estás yendo al cementerio todos los días?-
Al oírla me quedé pensativa, nunca lo había visto así pero tenía razón lo estaba haciendo -Eh, si-
  La cara de Vir era como la que ve algo insólito y no puede comprenderlo
-Florencia, no podes pasarte el día en un cementerio. Además, creo que estás utilizando a papá para ver a esa chica- me dijo molesta y preocupada por mi salud mental
-No, yo nunca utilizaría a papá, digamos que me está ayudando- le dije tratando de arreglar la situación
-Si querés seguir viéndola, no sé invítala a aquí o a salir pero no al cementerio- me dijo haciendo que me diera cuenta de que tenía razón, tenía que ser yo la que del paso
-Tenés razón, ya me cansé de las charlas, es hora de avanzar- le dije decidida mientras me terminaba de vestir
Ella sonrió y me dio un beso en señal de aprobación -¡Esa es mi hermanita! ¡Dale con todas, Florencia Estrella! - dándome ánimos
Vir estaba sorprendida, hasta yo lo estaba, era la primera vez que me arriesgaba por algo en esta vida.
Emocionada y respaldada por mi hermana me dirigí a la puerta con intención de salir pero al abrir me encontré con Dani, el cual tenía el dedo casi en el timbre para llamar
Al verlo me extrañó su presencia e incluso me estorbó, solo podía pensar en la pelirroja que me esperaba. Sin embargo este no tenía ninguna intención de dejarme ir y comenzó a hablar -Hola, Flor- podía notar lo nervioso que se ponía hablar
-Ey, Dani- le dije con un tono seco, estaba realmente apurada -¿Qué haces acá?-
Este miró al suelo avergonzado y luego me miró a los ojos -No es que quería verte. Hace semanas que no me coges las llamadas y me preocupé-
En ese momento sentí como Vir sacaba su cabeza desde la cocina para ver mejor la escena -Hola, David- lo saludo confundiéndose de nombre
-Es Dani, Vir, su nombre es Dani- la rectifique mirándola cansada de todo. Luego volví mi mirada hacia Daniel el cual esperaba una respuesta de mi parte
-Mira, Dani, estoy realmente ocupada. No tengo tiempo para hablar ni contigo ni con nadie- dije evitándolo y salí de ahí lo más rápido que pude dejándolo con la palabra en la boca.
Solo podía pensar en ella, en el verdor de sus ojos, en su pelo, en su blanca y suave piel y sobre todo en esa sonrisa que me derretía. Amaba todo de ella, ya era demasiado tarde para mí pues ya estaba atada de pies y manos a la presencia de Jazmín del Río.
Al llegar al cementerio en la puerta compré dos rosas rojas, una para mi padre y otra para su hermanito. Al entrar allí estaba ella como siempre colocando jazmines en la tumba de su hermano.
Antes de llegar me quedé parada apreciando su hermosa figura, era una diosa. Me puse a pensar que si la diosa del amor Afrodita fuera humana sin duda sería ella.
De repente Jaz alzó la vista para verme colgada viéndola. Avergonzada baje la cabeza y sentí como mis cachetes se pusieron de color fuego. Al verme esta sonrió y me saludo desde lejos. Yo me acerqué a la tumba de mi padre dándole un beso en la tapa y poniendo una de las rosas. Luego fui hacia ella y le di la rosa -Esto es para tu hermano-
Al verla Jaz se conmovió mucho y sus ojos comenzaron a brillar -Ay, Flopi, gracias- sosteniéndola y oliendo su aroma. Tras hacer esto la puso entre los jazmines donde sin duda contrastaba
  Siguiendo nuestra rutina diaria nos sentamos en el banco a conversar y a reírnos de cosas de la vida. Tras unas horas un sonido interrumpió la conversación, era mi barriga moría de hambre.
-Uh, ¿Y eso que fue?- riéndose de mí
-Perdón, es que no desayuné- riéndome con ella. En ese momento me di cuenta de que era mi oportunidad para invitarla a algún sitio -¿Querés ir a comer algo? Venden unas ricas ensaladas cerca de aquí-
Ante mi propuesta la colorada sonrió pero muy pronto una angustia se apoderó de su cara -No puedo- me dijo mirando al suelo
-¿Por qué?- pregunté sin entenderla
-Ve vos, yo no tengo hambre- me dijo
Al oírla me puse algo molesta. ¿Acaso no se percataba de que era una cita? ¿No entendía mis intenciones o es que me estaba rechazando de la manera más educada posible? Me quedé mirándola pero no lograba entender por qué no quería ir conmigo, sin embargo decidí quedarme al ver su cara triste -Me quedo- dije cruzando los brazos y apretando los labios en señal de inconformidad. Era imposible sacarla de ahí
-¿En serio?- me dijo sorprendida e incluso un poco feliz por mi decisión
-Sí, claro, puedo aguantar- le dije aún seria sin darme cuenta del brillo con que me miraba
-Si quieres puedes ir, no creo que tu papá se ponga bravo porque te marches- me dijo sin quitar la mirada de mi boca como esperando una respuesta
Este era mi momento, me voy a lanzar a la piscina, solo espero que tenga agua.
-Hace tiempo que no solo vengo por mi papá-
-¿Ah, no? ¿Y por quién venís?- me preguntó con un tono provocativo y dulce a la vez, estaba segura de que ella sabía la respuesta, se me notaba mucho, pero al parecer quería oírla de mi boca.
-Por vos- dije respirando fuerte y dándome en el pecho debido a mis tics
  En ese momento vi como sus ojos se iluminaron, parecían dos estrellas en el medio de la noche -¿En serio?- me preguntó
Volví a tomar aire y perdiéndome en el verde de sus ojos le confesé todo lo que me pasaba -Jaz, te quiero. Cambiaste mi vida e hiciste que lo triste se volviera alegre. Sos muy especial y sinceramente ni me imagino un día sin vos. Sé que es muy pronto para decírtelo pero te amo- respiré aliviada de haber sacado todo de mi interior
Tras recobrar el aliento la miré preocupada por su reacción. Su cara reflejaba una mezcla entre alegría y dolor que no podía descifrar. Sus ojos estaban rojos y cubiertos de lágrimas, mientras que yo estaba asustada ante su presencia.
Un silencio reinó en el ambiente hasta que decidí romperlo -¿No me vas a decir nada?- ya con mis ojos llorosos
De pronto una sonrisa también salió de su rostro, lo cual hizo que mi corazón descansara aliviado
-Es que estoy aún sorprendida- me dijo nerviosa
-¿Eso es bueno o malo?- pregunté insegura
-¿Vos que crees?- me dijo feliz -Vos no sabes desde cuando estoy esperando por oír esas palabras- me dijo secándose las lágrimas. No la podía comprender del todo, pero sabía que compartía mis sentimientos, lo veía en sus ojos
-Te amo y te he amado siempre- me dijo como sacándose un peso de encima
En ese momento noté la presencia de sus labios los cuales me llamaban junto a ellos. Me quedé embobada ante su carmín y su piel. Ella estaba igual, solo me miraba esperando un movimiento para avanzar.
Dejándome llevar me acerqué un poco más a ella, quedando frente a frente, muy cerca a centímetros de su boca. Podía sentir su respiración mezclada con la mía, era como estar a las puertas del cielo.
Noté un ligero movimiento de sus labios como llamándome desesperados por el contacto, cuando vi sus ojos cerrados esperándome. Decidida avancé y corte el pequeño espacio que había entre nosotras juntando nuestros labios. Fue un sentimiento hermoso, no podía creerlo la estaba besando. Nuestros labios de movían en una sincronía perfecta. Fue un beso lleno de ternura y amor, pero a la vez lleno de pasión, deseo y hambre por la otra, tal parecía que se estuvieran esperando toda la vida.
Estaba sumamente sumergida en sus labios como para darme cuenta de que alguien nos estaba mirando a lo lejos.  A unos pocos metros de nosotras estaba Dani, el cual me había seguido lleno de celos. Su cara reflejaba la más clara confusión y alarma, ni podía creer lo que estaba viendo, por lo que salió de allí asustado.

Destinada a ser... (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora