Capítulo 14 "Destinadas a ser..."

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POV Flor
Ya han pasado los días y gracias a Dios vuelvo a pisar las calles de mi ciudad. Ya soy libre nuevamente. Ese hospital realmente me quitaba las ganas de vivir. Con ayuda de Vir me monto en un taxi para ir a casa. Mi hermana me abrazaba fuerte, feliz de que estuviera ya en perfecto estado.
   De pronto veo por la ventanilla el letrero de la calle y me doy cuenta de que estoy realmente cerca de Jaz. Agitada le pido que pare en una esquina. Al verme bajar Virginia me mira preocupada –Florencia, ¿Qué vas a hacer? Acabas de salir del hospital- sentada dentro del taxi mientras yo ya había salido
-Ir a ver a mi  señora- le dije en forma de broma
Esta giro sus ojos sabiendo de que no tenía remedio –Estás completamente loca- me dijo
-Sí, por ella- le dije con una sonrisa. Ya no tenía miedo de que pensaran que estaba loca. Yo amaba a Jaz fuese lo que  fuese y no me importaba nada más
-Mira a ver lo que haces. Si en dos horas no vuelves a casa te vengo a buscar personalmente- sentenció Vir mientras cerraba la puerta del taxi
  Tras despedirla me dispuse a ir hacia el cementerio. Estaba realmente agitada, me moría de ganas por verla. No sabía que era vivir sin verla. Al llegar la vi despaldas sentada donde siempre. Corrí ilusionada hacia ella y le tapé los ojos.
  Mis risas llenaban todo el lugar, sin embargo de su parte solo recibí una débil sonrisa cosa que me confundió –Flor…- dijo llena de melancolía
-¿Qué pasa? ¿No te alegras de verme?- dije confundida colocándome frente a ella y viéndole la cara de angustia que tenía
-Claro que me alegro de verte, tonta- me dijo con esa misma débil sonrisa de hace un momento
Su mirada perdida me hacía pensar en que algo la estaba atormentando –No sé porqué pienso que estás pensando algo que no deberías- le dije
Esta bajó la cabeza triste –Estás en lo correcto-
-¿Qué pasa, Jaz? ¿Por qué estás así?- preocupada
Fue entonces que pronunció unas palabras que me hicieron oprimir mi corazón –Tenemos que hablar…-
Ya estaba helada. No sabía qué era pero sin duda el asunto era bastante serio -¿Qué pasa, Jaz?- 
-Flor… Yo…- con la voz quebrada –Quiero… quiero que esto se acabe- dijo
  Mis ojos se abrieron de tal forma que se encontraron con mi frente, no podía creerlo. ¿Qué quiere decir? Esas palabras hicieron derrumbar en un segundo mi mundo
-¿Cómo?- dije confundida
-Flor, esto no tiene ningún sentido- dijo con los ojos llenos de lágrimas y tragando en seco
No podía creer lo que me estaba diciendo –No, no, Jaz. ¿Vas a empezar otra vez con tus miedos? Pensé que lo había dejado claro. Mi vida sos vos- le dije segura
Esta miró al cielo buscando fuerzas. Notaba la angustia en su cara –Flor, ese es el problema. Que yo no puedo ser tu vida porque yo estoy muerta-
-¡Eso no me importa!- dije desesperada por hacerla entrar en razón
-¡Pero a mí sí!- gritó - ¡A mí sí me importa, boluda! Yo no te puedo dar un futuro, ni una familia, ni nada ¡Porque soy un puto fantasma!- dijo realmente molesta –No importa lo que haga, no importa nada. Ya yo estoy muerta y de la muerte es desde dónde único no hay regreso. No hay solución, Flor. No quiero tomar ese riesgo-
Me quedé mirándola en silencio, notaba su frustración, y yo no sabía que decir.
-Yo te amo- le dije pero ella no me respondió -¿Acaso mi amor no es suficiente para tomar ese riesgo?- traté de encontrar la respuesta en su mirada, pero no la encontraba
  De repente me miró de forma fría a los ojos –Será mejor que te vayas-
  Sus palabras cayeron como un jarro de agua fría en mi corazón. Acaso no se daba cuenta de que ya era tarde, que ya yo no sabía vivir sin ella. No se daba cuenta de que yo moriría por ella.
   Me di cuenta de que por mucho que le dijese en ese momento Jaz no reaccionaría. Era muy cabezona, lo conocía bien. Enojada por su actitud y su decisión me largué de allí sin mirar atrás. No sé si lloró o no lloró por mí pero en ese momento la rabia era tal que no me importaba.
  Llegué a mi casa hecha una fiera, menos mal que al parecer Vir había salido un rato y no se encontraba. Me lancé sobre mi sofá con los brazos cruzados mientras balbuceaba palabras sin sentidos. Lanzaba puteadas al aire y no era precisamente mi Tourrette el que las provocaba.  Me levanté dispuesta a acabar con todo lo que tuviera delante pero tratando de calmarme coloqué mis manos sobre la mesa del salón y me puse a pensar.
  En ese momento vinieron a mi cabeza todas las cosas que pasé con ella. Esas conversaciones que duraban una eternidad a su lado, ese aroma, esos jazmines, esos ojos, todo. Me di cuenta de que por mucho de que ella me tratara de alejar yo no podría hacerlo. Era suya y sabía que ella era mía. Decidida a no perderla volví a salir con un plan algo loco en mi cabeza.

Destinada a ser... (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora