Capítulo 11 "Siempre contigo"

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    No sé si era legal ser tan feliz. En estos últimos días sentía como si mi corazón se me quisiera salir del pecho. Sentía como si estuviera en las nubes. Nunca me había sentido tan feliz en mi vida. Amaba estar entre sus brazos, hablar con ella, besarla. Ya no sabía que era estar sola.
   Jazmín llenaba mis días de vida, sin duda con ella no recordaba que era sentir miedo. No había ni un día que no lo pasáramos juntas. Hacíamos cualquier cosa desde bailar, cantar o cenar, mis risas cuando estaba con ella se oían desde el otro lado del cementerio. Sin duda más de uno que pasaba por allí debió pensar que estaba loca, pero a mí realmente no me importaba.
Estando juntas nos olvidábamos de todo, de su muerte, del lugar donde estábamos, del reto del mundo. Para nosotras lo importante era nuestro amor.
A pesar de que era lo más bello que me había pasado en la vida debía mantenerlo en secreto. Estaba segura de que mi familia no me entendería. Debía ser muy cuidadosa, pues ya todos sospechaban sobre mi repentina felicidad.
Ese día Jaz y yo estábamos en nuestro banco de siempre, pero esta vez yo estaba acostada sobre sus piernas. Ella acariciaba mi cara con mucha delicadeza, mientras cerraba mis ojos para sentir mejor su caricia. Estaba casi dormida cuando oí su voz -Te amo-
Asombrada por esta repentina declaración de amor la miré rápidamente -¿Y eso?-
-Nada, eso que te amo- me dijo sonriente -¿Por qué me miras así?-
-No es que me tomó de sorpresa- le dije con una sonrisa amplia en mi cara
-Sí, te amo. Siempre lo he hecho. No sabes cuantas veces he soñado con estar así contigo- abrazándome bien fuerte.
   De repente se me quedó mirando en silencio y en su cara se reflejó una gran aflicción -Solo maldigo no poder estar viva, y estar contigo realmente. No poder dormir junto a ti, no poder ver la tele haciendo cucharita, no poder formar una familia-
Al oír su comentario vino a mi mente un pensamiento que hace rato daba vuelta en mi cabeza -Eso puede cambiar- dije levantándome y arrodillándome ante ella. Estaba segura de lo que hacía.
Al verme arrodillarme Jaz abrió sus ojos sorprendida, no lo podría creer -Flor, ¿Qué haces?- emocionada
-Jazmín del Río, yo te amo como no he amado a nadie en mi vida y sinceramente no me imagino con nadie que no seas vos. Me cambiaste la vida... -tomé aire nerviosa -¿Te quieres casar conmigo?-
Estaba realmente nerviosa, temía a que me dijera que no. Cuando de pronto sus labios se abrieron para darme una respuesta  -Sí- llorando
¿Era un sí? ¿Me había dicho que si? No lo podía creer. Mi corazón palpitaba a mil, no podía explicar lo que sentía en ese momento.
-Flor, vos sabes que yo nunca podré salir de aquí. No llevaríamos una vida normal- me dijo pensativa
-Ey, no me importa. A parte, ¿Quién quiere ser normal?- le dije y comenzó a reírse
-Pero pasa una cosa- me dijo con una sonrisa llorosa
-¿Él qué?- pregunté confundida y con un poco de miedo. ¿Acaso se había echado para atrás?
-No tenemos anillos- me dijo riéndose debido a que había notado mis nervios
Aliviada solté un suspiro y miré mis manos. En ella llevaba dos anillos de mi padre, ambos eran diferentes pero eran hermosos.
-Sé que no es lo que esperabas pero es temporal, te lo juro- le dije avergonzada enseñándoselos
Ella solo me sonrió y extendió su mano -Son hermosos-
  Emocionada me levanté y le coloqué el anillo en el dedo. Luego ella hizo lo mismo conmigo. Nuestras miradas se cruzaban todo el tiempo y nuestras sonrisas salían inconscientes. Al ver su cara de felicidad no aguanté más y la tomé por la cintura, colocándola frente a mí -Quiero estar siempre contigo- me dijo
Esas palabras movieron mi alma y la besé. Nuestros labios se juntaron bailando una danza que ya era conocida. Mordí su labio inferior suavemente provocando una sonrisa.
-Espera que esto no acaba acá - le dije sacando mi móvil de mi bolsillo y colocándolo sobre una tumba cercana, poniendo una de mis canciones favoritas
"Un vestido y un amor" de Fito Páez.
-¿Qué haces? Flor, te van a regañar. Yo estoy muerta y no me ven pero a vos si- me dijo alarmada pero yo la callé con un beso.
Allí al compás de la música bailamos muy juntas. Mis manos acariciaban cada centímetro de Jazmín mientras podía sentir su respiración en mi cuello. Nuestros miradas estaba como idas del amor que sentíamos, cuando noté que ella sonreía mirándome -¿Qué pasa?- le pregunté
-Sos hermosa- me dijo acercando su cara y pegándose a mi frente
-Vos sos hermosa- y aparté uno de sus cabellos de su cara - Sos mi persona favorita en el mundo- y continué besándola
Así pasamos el resto del día, besándonos y bailando hermosas canciones de amor. No lo podía creer. Me iba a casar con Jaz. Sé que sonaba muy loco, debido a su condición y que nunca llevaríamos una vida normal pero esa era la vida que deseaba.
Cuando cayó la noche me fui a casa feliz. Iba como en las nubes mirando mi anillo. Pero al llegar me encontré con una desagradable sorpresa en la puerta. Era Daniel, quien con cara de pocos amigos me esperaba en la puerta. Solo con verlo mi piel se heló, no sé bien pero su mirada me provocaba un gran temor.
Este se interpuso en mi camino y me dijo con un tono raro. -¿Dónde estabas?- el olor alcohol se le olía desde lejos
-¿Estás borracho?- le pregunté al ver sus ojos rojos
-No me contestaste la pregunta- poniéndose agresivo
-Eso a vos no te interesa- dije tratando de pasar pero este lo impidió colocando su mano frente a mi camino
-Dani, por favor, déjame pasar- le pedí sin dejar que notara el miedo que me provocaba
-A mí sí me interesa porque vos sos mi novia. ¿O acaso no te acuerdas?- me dijo sin apartarse
Era cierto. ¡Dios!! ¡¿Cómo lo había olvidado?! Estaba tan sumergida en mi relación con  Jaz que había olvidado a Dani. Eso demostraba lo que me importaba... bien poco. Había estado ignorándolo todo este tiempo, normal que estuviera molesto.
-Dani, lo siento. Se me había olvidado...- le dije avergonzada
-¿El qué? ¿Cortar conmigo?- me dijo molesto -¿Tan poco te importo?- dolido
-No, no es eso Dani. Es que...- tratando de explicarme
-Es que estabas con ella, ¿no?- me interrumpió -¿Con la muerta? ¿Cómo era su nombre? ¡Jazmín!!-
Al oírlo mis ojos se abrieron de lo sorprendida que estaba. ¿Cómo sabía que había vuelto a verla?
Mi asombro era tan evidente que él lo notó enseguida -Sí, Florencia, lo sé. Te seguí y te vi. Has ido todos los días a verla. ¡¿A ver qué?!  ¡¿A ver a una muerta?! ¡¿Me cambiaste por una muerta?!- golpeando la pared alterado
Al verlo en ese estado me alejé un poco y logré pasar cerca de mi puerta, la cual con dificultad logré abrir.
-Pero me lo vas a recompensar- me dijo con un tono escalofriante
-¿Qué quieres decir?- le pregunté aterrada entrando unos pasos a mi apartamento
Me miraba raro, como nunca lo había hecho. Tal parecía un depredador mirando a su presa. Estaba a punto de cerrarle la puerta en la cara, cuando de un empujón me hizo entrar del todo, entrando el tras de mí.
Este cerró la puerta de un golpe -Tranquila, no me tengas miedo. Sé que te va a gustar- me dijo acercándose a mí mientras se sacaba el cinturón.
No puede ser. No sería capaz de hacer algo así.  Dani se acercaba cada vez más a mí. Sus intensiones eran bastante claras. Un hombre con el orgullo herido era demasiado peligroso. Muerta de miedo traté de agarrar algo para defenderme pero cuando menos lo pensé ya tenía a Dani sobre mí.
Este me tiró contra el suelo y se trepó sobre mi abdomen.
-Ahora si vas a saber lo que es un hombre- comenzando a golpearme
Me movía desesperada por salir de allí. Era una pesadilla. ¡Dios, alguien me salvara!! Comencé a gritar ayuda pero era en vano.
Entre golpes y gritos estaba en medio de una tormenta hasta que todo se hizo negro. Todo lo que había empezado como un día estupendo había acabado siendo el día más oscuro de mi vida.

Destinada a ser... (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora